MENSAJES CRISTIANOS DE PODER
LA VIDA ESCONDIDA
LA VIDA ESCONDIDA
“Vuestra vida está escondida con Cristo en Dios” Col. 3:3
El “Espíritu de Dios” da testimonio de la seguridad sencilla y todopoderosa de la vida escondida con “Cristo” en Dios y esto se recalca continuamente en las Epístolas. Hablamos como si vivir la vida santificada fuera la cosa más precaria. Es la cosa más segura, porque tiene al Dios Todopoderoso en y tras ella. La cosa mas precaria es tratar de vivir sin Dios. Si somos nacidos de nuevo es la cosa más fácil vivir en buena relación con Dios y la cosa más difícil descarriarse si solamente prestamos atención a las advertencias de Dios y andamos en la luz.
Cuando pensamos en ser librados del pecado, en ser llenos del Espíritu y en andar en la luz, nos imaginamos la cumbre de una gran montaña altísima y maravillosa y decimos: “¡Oh, pero yo nunca podría vivir allí arriba!” Pero cuando por la gracia de Dios llegamos hasta allí, hallamos que no es la cumbre de una montaña, sino una altiplanicie donde hay espacio suficiente para vivir y crecer. “Ensanchaste mis pasos debajo de mí”.
Cuando en realidad veas a Jesús, te desafío a dudar de El. Cuando El dice: “No se turbe vuestro corazón”, si lo llegas a ver, te desafío a turbar tu mente. Es una imposibilidad moral cuando El está allí. Cada vez que entras en contacto personal con Jesús, Sus palabras son reales. “Mi paz os dejo”. Es una paz que abarca todo tu ser desde la mollera hasta la planta de los pies, una confianza que no puede ser reprimida. “Vuestra vida está escondida con Cristo en Dios”, y la paz imperturbable de Jesucristo te es impartida.
Fuente: “En Pos de lo Supremo” – Oswald Chambers
LA VERDADERA GRANDEZA
LA VERDADERA GRANDEZA
“Servir y morir es todo lo que Cristo vino a hacer en el mundo. No hay esclavo que sirva a su señor, como este Señor sirvió a sus esclavos.”
Tesoros del Nuevo Testamento.
“Se levantó (Jesús), pues de la mesa, se quitó el manto, se ciñó una toalla a la cintura, echó agua en una palangana y se puso a lavarles los pies y a secárselos con la toalla con que se había ceñido.”
“Al terminar de lavarles los pies, se puso de nuevo el manto y se sentó. -¿Entendieron bien lo que hice?- les preguntó-. Ustedes me llaman “Maestro” y “Señor”, y hacen bien en llamarme así porque es verdad que lo soy. Y si yo, el Señor y Maestro, les he lavado los pies, ustedes deben lavarse los pies unos a otros. Yo les he dado el ejemplo. Háganlo como lo he hecho. Les digo que el siervo no es mayor que el amo, ni es mas importante el mensajero que la persona que lo envió. Así que ya lo saben. Pónganlo en práctica y estarán marchando por un sendero de bendición.”
San Juan 13:4,5,12-17. LA BIBLIA AL DIA
Si te detienes para preguntar cual será tu salario,
como te vestirán y que te daran de comer,
Willie, hijo mio, el mar no es para ti, el mar jamás
querrá tus servicios.
Si preguntas la razón de cada una de las órdenes,
y discutes con todos los que te rodean,
Willie, hijo mio, mejor será que no busques el cam-
po, porque el campo jamás necesitará de ti.
Si pasas el tiempo pensando en lo que ya hicistes
y te enorgulleces con el valor de tus obras,
quizás los angeles vengan a alabarte,
pero nadie te querrá en la tierra.
Ruyard Kipling
“El que duerme en el tiempo de la siega es hijo que averguenza.”
Proverbios 10:5
“Mas yo estoy entre vosotros como el que sirve.” Jesús
ANGELES
1.- Pasaje bíblico: Salmo 91.11 y 12: ” Pues él mandará que sus ángeles te cuiden por dondequiera que vayas. Te levantarán con sus manos para que no tropieces con piedra alguna”.
De los 130 Salmos que se compone esta nutrida poesía religiosa he tomado dos versículos donde se halla una expresión de ayuda tal que ningún cristiano puede omitir conocer.
“La palabra öángelò viene del griego y, como la palabra hebrea original, significa “mensajero”. “Se llama ángeles a los seres celestiales que rodean a Dios como sus servidores y emisarios y como su ejército”.
La prensa oral y escrita demuestra una inquietud de que la gente joven mejor dotada de todos los países se dediquen a los campos de la ciencia y de la tecnología. Es importante que tanto talento no sea desaprovechado. Es importante que contemos con una población bien informada. Necesitamos adultos que piensen y que luego empleen su comprensión para colaborar en la obra de dar solución a los problemas locales, nacionales e internacionales.
“El mundo de la ciencia puede contribuir grandemente al desarrollo de individuos que sepan vivir, hoy y mañana”. Estas palabras son el prefacio de Mary Sheckles “Como enseñas las ciencias al escolar”.
Pero qué de nosotros, los que despertamos cada mañana con Dios que nos pone ángeles para que nos acompañen. Creo que muchas veces, el hecho de vivir vidas tan agitadas, nos hace olvidar la promesa. No importa dónde vaya en este día, no importa en qué continente esté, ni en qué estación del año, ni en qué huso horario esté viviendo, tendré ángeles para mí. Ellos no serán solo observadores de lo que ocurra conmigo en la tierra sino que limpiarán el camino para no tropiece. ¡Qué grandiosa es la promesa!
Oración: Padre Celestial, gracias porque dispusiste de ángeles para mí en este día. Ayúdame a sentirlos y disfrutarlos. En el nombre de Jesús. Amén.
Pensamiento: Decídete a creer que también hay ángeles para ti. No desperdicies esta promesa. Úsala.
N.M. de C.
TESTIMONIOS DEL NUEVO NACIMIENTO
“LA VIDA TIENE PARA MI OTRO SIGNIFICADO”
por Tai Jun Mun
Cuando entré al Departamento de Neuro-Cirugía del Hospital Jefferson, hace algunos años, luego de un largo viaje, tenía grandes deseos de mejorar mis conocimientos y aprender los últimos adelantos de la medicina, para poder servir a mis connacionales.
Al mismo tiempo, sentía un gran vacío en mi corazón, que estaba lleno de cicatrices. Yo no conocía a Jesucristo, aunque muchas veces había oído hablar de él. Si bien nací en el seno de una familia budista, tuve poco contacto con el budismo durante mi infancia. En mis años de escolar fui obligado a rendir culto en un santuario sintoista, pero lo hice mecánicamente, sin que interviniera para nada mi corazón.
Al final de la Segunda Guerra Mundial, mi patria fue liberada del dominio militar extranjero, y me encontré ante la necesidad de hacer frente a los rápidos cambios sociales y a dos maneras distintas de pensar: la de la democracia y la del comunismo.
Aunque yo mismo no era un hombre creyente, toda idea que rechazara de plano a Dios me era inaceptable. En la guerra terrible que asoló nuestro hogar, nuestras ciudades y nuestra patria, vi y experimenté muchas cosas terribles que hicieron que llegara a tener un concepto muy bajo de la vida humana. El cambio de panorama y de mi manera de vivir cuando llegué a los Estados Unidos, no lograron eliminar mis cicatrices.
Mi existencia como interno en el Hospital Jefferson, era muy provechosa, pero se hizo tan mecánica y rutinaria, que al comienzo casi perdí hasta la facultad de pensar. Con el pasar del tiempo, aproximándose ya la fecha de mi partida, me dí cuenta que carecía de algo muy importante, aunque yo había hecho considerables progresos en el campo de mi actividad profesional.
Dios mismo me hizo ver la respuesta a mi inquietud, por medio de tres factores importantes: me concedió la oportunidad de trabajar bajo las órdenes de uno de los mejores cristianos que jamás he conocido. Este cirujano me enseñó el verdadero significado de la vida cristiana, por medio de sus palabras, pero más todavía, por medio de su conducta.
En mi trabajo diario del hospital, el Señor me hizo ver que los enfermos necesitaban no sólo de ayuda física, sino de ayuda espiritual. Y como yo no había experimentado todavía el nuevo nacimiento de que nos habla Jesús en el Evangelio, no podía ayudarles a los enfermos más allá de cierto punto.
El Señor me mostró dos clases distintas de enfermos. Cuando a los de una de ellas se les decía que padecían de enfermedades incurables, demostraban tremenda emoción y todas las indicaciones de un quebrantamiento moral.
En cambio, los verdaderos cristianos entre los enfermos aceptaban llenos de gracia, la verdad, y mostraban tranquilidad de espíritu porque sabían que estaban descansando en la voluntad de Dios.
Si bien yo sabía que mi corazón se estaba acercando a Dios, se me presentaban muchas dificultades. A menudo me preguntaba cómo me sería posible creer en cosas que no podía explicar.
Cuando más dudas tuve en mi corazón, el Señor hacía que me sintiese más y más intranquilo e incómodo. Después de horas de oración, por fin me decidí, y acepté a Jesucristo como mi Salvador. Aunque soy un cristiano joven, y me quedan muchos años para crecer en la gracia, siento mayor fortaleza y una perfecta paz de espíritu, desde que hice mi decisión. La vida ahora tiene para mí otro significado.
Estoy pidiéndole al Señor que me guíe en mi vida diaria y en mis actividades profesionales en favor de los pueblos necesitados de
Corea.
ASI CONOCI A CRISTO
por SHEILA GUPTA
Hay camino que parece derecho al hombre, pero su fin es camino de muerte. Proverbios 16.25.
Nací en una familia hindú, de la casta de los Vaishya. Mi madre era una mujer muy religiosa, que seguía todas las tradiciones ortodoxas de su fe. Jamás hubiese aceptado, por ejemplo, beber agua ofrecida por un cristiano. Yo me crié en ese ambiente fanático y cerrado a todo lo que no fuese hindú.
Mis padres deseaban que yo recibiese una educación esmerada, y sólo era posible obtenerla en los colegios cristianos. Asistí a varios de ellos, pero nunca tuve un encuentro cara a cara con el Cristo viviente. Todo lo que pude comprender era que Jesucristo sería para los cristianos, lo que Krishna era para mí. Con todo, no dejaba de agradarme el ambiente solemne que imperaba en las ceremonias religiosas cristianas.
Mi vida espiritual consistía en seguir las tradiciones de mi religión y adorar a las diversas deidades hindúes según lo habían hecho todos mis antepasados. En medio de mis dudas tenía una sola seguridad: que a pesar del conocimiento que yo poseía acerca de mi religión, ella no me daba la paz. Yo buscaba algo que me proporcionase estabilidad, un apoyo en medio de las dificultades de la vida. Y sólo veía a mí alrededor ceguera espiritual, culto idolátrico e hipocresía. Pero, por costumbre, seguía concurriendo a los templos, de los que salía siempre insatisfecha y desilusionada.
Un recuerdo se destaca cuando pienso en los días de mi juventud. Yo era ya estudiante de medicina, y con mi padre y con una hermana menor, visitamos algunos de los templos más famosos del norte de la India. Llegamos a la puerta de uno de ellos, a las dos de la tarde, y no se nos permitió entrar para ver los ídolos, pues los guardianes nos dijeron: “A esta hora, los dioses están durmiendo la siesta”. Recuerdo que pensé inmediatamente: ¿Qué clase de dioses son estos que pueden echarse a dormir tranquilamente? Creo que en ese momento comenzaron a trabajarme en la mente dudas muy serias acerca del valor de mi religión.
Pasaron los años, y con su pasar, aumentó mi intranquilidad. Yo estaba disfrutando de los placeres de este mundo, pero en lo profundo de mi corazón no tenía felicidad alguna. Yo era un alma hambrienta y llena de miserias, que andaba a tientas en las tinieblas, sin encontrar una salida. Cual oveja descarriada, seguía luchando, confiada en mis propias fuerzas, hasta que llegué al punto en que ya no me era posible continuar.
En 1954, se me presentó la oportunidad de ir a la ciudad de Vellore, como miembro del personal médico del Christian Medical
College and Hospital. Acepté con suma satisfacción el nombramiento, pero sólo pensaba en mi prestigio profesional y mis ganancias materiales. Yo sabía que luego de estar un tiempo en un hospital tan célebre, me resultaría fácil obtener cargos importantes. Pero Dios tenía planes completamente distintos para mí.
Mis primeros días en Vellore no fueron nada felices, y en varias ocasiones quise renunciar. Mi confusión mental y espiritual iba en aumento. A fin de escapar del yo, comencé a asistir al cine todas las noches y a leer cuanta literatura sensacionalista y vacía caía en mis manos.
Durante este período de mi vida, una colega australiana vino a residir en la casa de los médicos internos, y su cuarto estaba muy cerca del mío. Nos hicimos amigas, y esta señorita, que era cristiana, comenzó a orar a Dios pidiendo por mi conversión. Un día perdí la paciencia mientras conversaba con ella, y le dije de un modo muy grosero que no debía molestarme más, pues jamás conseguiría que yo me convirtiese. Continué en mi tremenda confusión mental, pero ella siguió orando.
En sus conversaciones conmigo, mi colega muchas veces me había citado las palabras de Jesús, de Apocalipsis 3.20: “He aquí yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo”.
Empezó a sucederme, en este tiempo, algo muy curioso. Comencé a ver continuamente al Señor Jesús, sobre la cruz. Esta cruz me perseguía de día y de noche. Una tarde se me ocurrió leer alguna cosa en mi Biblia, ese libro que había recibido muchos años antes, y que casi nunca había abierto. Las páginas se abrieron en el capítulo 18 del evangelio según San Juan, y comencé a leer el relato de la crucifixión de nuestro Señor.
Las lágrimas comenzaron a deslizarse por mis mejillas. Varias noches seguidas leí la misma porción. Una noche, muy tarde, me pareció que alguien llamaba a mi puerta. Creí que sería la enfermera de guardia, pero enseguida tuve otra visión del Señor Jesús, y supe que era él, que estaba llamando a la puerta de mi corazón. Sus ojos estaban llenos de compasión y de amor. Le dije que no podía dejarlo entrar en mi vida, ya que yo adoraba a Krishna, y una vez más, tercamente lo rechacé.
Pero mi hora había llegado. El Buen Pastor había hallado a su oveja perdida. Todo lo que tenía que hacer era sacarla de entre las zarzas y espinas, y tomarla en sus brazos.
El 4 de abril de 1955, a eso de las ocho de la noche, mi amiga y yo salimos a caminar. Era una noche de luna y yo podía ver con gran claridad las colinas que nos rodeaban. Mi amiga comenzó a orar por mí, y súbitamente, frente a mis ojos apareció la visión de centenares de cruces en las partes más altas de las colinas.
Y en cada cruz estaba el Señor Jesús. Creí que mi cerebro estallaría, tan violenta era mi emoción, y tan claro el espectáculo. Esa misma noche me entregué a los pies del Salvador y le recibí en mi corazón. Una extraña paz llenó mi alma, y sentí una alegría que sólo pueden entenderla aquellos que hayan pasado por una experiencia parecida.
Días más tarde el Señor me indicó claramente, por medio de uno de sus siervos, que yo debía ser bautizada. El día de mi bautismo fue una fecha memorable en mi vida.
¿CUALES SON TUS PRIORIDADES? (3)
Veíamos en nuestra reflexion anterior la importancia de tener clara la prioridad mas importante de nuestra vida. Amar a Dios. Esta es la número uno. Tambien ilustramos que la mejor manera de mostrarle a Dios que le amamos es obedeciendo su palabra.
Sin embargo la enseñanza de Jesús no terminó alli. Sino que llevó al maestro de la ley, a otro mandamiento que consignó como el segundo en orden de importancia: “Amarás a tu projimo como a ti mismo” (Mateo 22:39).
Debemos notar entonces que esta segunda prioridad también gira en torno a las relaciones: amar a los demás. La palabra de Dios nos instruye en todas las clases de relaciones posibles.
El “otro” mas importante si estamos casados, es nuestra esposa o vicebersa. Ella es un don de Dios y ante sus ojos ambos son una sola persona (léa Génesis 2:24).
En la familia nuestros hijos dependen de nosotros para satisfacer sus necesidades, asi como nosotros dependemos de nuestro Padre celestial. La relación que tenemos con nuestros progenitores es de tanta importancia para Dios que la incluyó en los Diez Mandamientos, donde dice: Honra a tu padre y a tu madre.
La biblia nos enseña profusamente cómo deben ser nuestras relaciones personales, partiendo desde el seno familiar, hasta los amigos, enemigos, los extranjeros, los pobres, los empleadores y los empleados.
Las prioridades en cuanto a nuestras relaciones se sintetizan en dos verdades elementales: amar a Dios y amar a los demás. Si pudiéramos cambiar radicalmente en estas dos áreas, habríamos demostrado mas del evangelio de Cristo que todas las generaciones que nos han precedido.
Porque lo cierto es que estamos atentos para señalar la paja en el ojo ajeno. Pero reflexionemos en estas palabras que escribió Tolstoi cuando dijo: “Todos piensan en transformar a la humanidad pero nadie piensa en cambiarse a si mismo”.
Consideremos otra prioridad en relacion a nosotros mismos y que es tan marginada en este mundo tan acelerado.
EL DESCANSO¿Se siente usted agotado? No hablo del cansancio fisico sino mayormente del emocional. Hacia donde quiera que nos volvamos encontramos gente agotada, hombres y mujeres exaustos.
Hay dos clases de cansancio que experimentamos en nuestras vidas. Por ejemplo cuando nos hemos consagrado a una labor por una buena causa…estamos cansados…¡Pero nos sentimos muy bien!
Teodoro Roosevelt lo describe de esta manera:
No es el crítico el que cuenta, ni aquel que señala cómo ha tropezado el líder, ni cómo podría haber actuado mejor el que emprende cosas. El crédito es de aquel que está realmente en la arena; cuyo rostro está sucio por el polvo, el sudor y la sangre; que lucha con valor. Aquel que se equivoca y fracasa, una y otra vez; que conoce el entusiasmo, la devoción. Que se entrega por entero a una causa valiosa. El que, en el mejor de los casos, solo al final conoce el triunfo de un gran éxito; y que, en el peor de los casos, si fracasa, al menos fracasa sabiendo que jamás estará junto a los tímidos que no conocen ni la victoria ni el fracaso.¡Que manera estimulante de hablar! Eso sí que es buen cansancio.
En nuestro sistema de vida, muchos no experimentan este cansancio, sino uno que agobia. En un ritmo de vida frenético, aún los cristianos, caémos en el error de “no estamos haciendo lo suficiente para el Señor”, sumando mas y mas actividades.
“No es que no estemos haciendo lo suficiente, sino que estamos haciendo demasiadas cosas equivocadas.” Patrick M. MorleyMuchos ministros y cristianos laicos terminan agotados cada semana. Porque no saben la importancia de aprender a decir, no. Es decir, por un falso cargo de conciencia trabajan en exceso. Muchas veces se debe a nuestra total ignorancia de las prioridades bíblicas.
Jesús dijo: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas” (Mateo 11:28,29).Siempre tendemos a destacar la acción. Pero Dios está interesado en nuestro descanso. Si es una prioridad para él, debe serlo para nosotros.
Algunos llegamos a preocuparnos tanto que no logramos descansar. El descanso que Jesús ofrece no es solo para aquellos que están fisicamente cansados, sino tambien para quienes lo están en lo emocional y mental.
“Dulce es el sueño del trabajador, coma mucho, coma poco; pero al rico no le deja dormir la abundancia” (Eclesiastés 5:12).“El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas.Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a Jehova tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán. Isaías 40:29-31.
Si decides que tu prioridad en la vida será amar a Dios y obedecer su palabra. Entonces puedes venir a los pies de Jesús y recibir verdadera paz y verdadero descanso. Deja tu carga y preocupacion en sus manos. Y dejate llevar por la confianza de que El está al control.
¿CUALES SON TUS PRIORIDADES? (2)
MOSTRANDOLE QUE LE AMAMOS
Nos preguntábamos en la reflexión anterior: ¿Cómo podemos demostrar nuestro amor a Dios? Según las mismas palabras de Jesús, la manera mas práctica de hacerlo es obedeciéndole.
Leía hace muy poco algo que me hizo reflexionar. Si ustéd y yo supiéramos que nos quedan solo veinticuatro horas de vida, ¿qué es lo que nos gustaria decierles a nuestros seres queridos? Sin duda querriamos hacerles conocer nuestros mas preciados tesoros, los secretos mas guardados y los mas importantes pensamientos.
Y esto nos lleva a los capítulos 13 al 17 de Juan, donde recomiendo leamos detenidamente antes de continuar, los comentarios de Jesús a sus discípulos durante sus últimas veinticuatro horas, entre ellos, antes que fuese traicionado.
Por ello representan algunas de sus reflexiones más importantes.
En Juan 14:15 dice: “Si me amáis, guardad mis mandamientos”. En el versículo 21: “El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama”. Y en el 23: “El que me ama, mi palabra guardará”. Obedecerlo es amarlo.
Ahora respondamos de una manera práctica a la siguiente pregunta: ¿Cómo obedecemos a Dios?
1- Estudiando la biblia. Esta es una manera muy práctica y edificante de demostrar a Dios, que importante es para nosotros obedecer este mandamiento. Comience con diez o quince minutos, pronto descubrirá que nos es suficiente!
2- Dedique tiempo a la oración. La biblia afirma “orad sin cesar”. ¿Qué significa eso? que incluyamos a Dios en nuestro dialogo interno. Que aprendamos a conversarlo todo con El. Tambien es bueno que ore ya sea antes o despues de su lectura y estudio biblico.
3- Esfuercese para ser un adorador. Nadie puede decir que realmente ama a Dios, a menos que asista con frecuencia a la iglesia. La biblia nos enseña esto claramente. El rey David dijo: “yo me alegré con los que decian, a la casa de Jehová iremos”. Séa parte de una iglesia en la que Cristo sea honrado y adorado y donde la biblia sea tenida en alta estima.
4- sea generoso. O en otras palabras aprenda a dar. La gente necesita al Señor. La difusión del evangelio es principal trabajo de la iglesia. “¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados?” (Romanos 10:14-15). Y podríamos agregar: “¿Y cómo serán enviados, si no contribuimos para solventar los gastos?”
Así que resumiendo, esta es la manera práctica de obedecerlo. La palabra de Dios nos ofrece una vida de verdadera libertad y tambien prosperidad. Debemos mirar con atención los principios, preceptos y orientaciones que ofrece.
Estudie la palabra de Dios, ore manteniendo una actitud de oracion interior, adórelo de corazon en su iglesia y sirvale generosamente de su tiempo y su dinero. No tardará en descubrir que obedecer a Dios es un camino de verdaderos milagros. Y ustèd podrá contarlos!
¿CUALES SON TUS PRIORIDADES? (1)
Según el diccionario, una prioridad es algo a lo cual damos preeminencia, asignándole cierto grado de importancia.
La mayoría de los hombres no ha llegado a definir cuáles deben ser sus prioridades. Entre los que si lo han hecho, son pocos los que realmente viven de acuerdo con ellas. Podemos escoger cualquier día de la semana, para observar la variedad de prioridades que los hombres establecen para su vida.
DETERMINANDO LO IMPORTANTE.
Todos queremos tener la certeza de que estamos en la voluntad de Dios y saber que nos está bendiciendo. Pero nos hemos preguntado ¿qué es lo verdaderamente importante para Dios? La respuesta pondrá en evidencia lo que debieran ser nuestras prioridades. Tratemos de enfocarnos en estas preguntas para descubrir cuáles son las prioridades de Dios.
Tratemos de enfocarnos en estas preguntas para descubrir cuáles son las prioridades de Dios.
– ¿Qué es lo que Dios quiere que yo sea y que haga?
– ¿Cómo quiere Dios que use mi tiempo y mi dinero?
– ¿Cuáles son los rasgos de carácter y de comportamiento que Dios quiere para mi persona?
– ¿Cuáles son las relaciones y las tareas que Dios quiere que enfatice?
La verdad es que al leer las escrituras descubrimos que Dios quiere que vivamos según prioridades bíblicas, para que seamos cristianos bíblicos. Debemos examinarnos a nosotros mismos y preguntarnos si nuestro sistema de valores están orientados a los principios de vida que nos enseña Jesucristo.
LA VERDADERA PRIORIDAD
Una pregunta: “Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento de la ley?”
Una respuesta: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente” (Mateo 22:36-37).
Si podemos comprender este mandamiento en toda su plenitud y absorbemos su importancia, si saturamos nuestra mente con la Palabra de Dios, y entregamos TODO NUESTRO SER a amarle, entonces experimentaremos ese gozo sobrenatural que solo tienen los hijos de Dios.
LO MAS IMPORTANTE ES AMARLE A EL!
Conocer a Dios es amarlo. La persona que puede entender que el Padre anhela tener una relación personal, se sentirá maravillado de ver como Dios ha tomado la iniciativa.
Cómo la experiencia que tuvo el hijo pródigo, cuando andrajoso y casi sin fuerzas físicas para llegar de regreso a su hogar, levanto sus ojos y vio a su padre corriendo hacia el con los brazos abiertos.
¿Cómo podemos demostrar nuestro amor a Dios? Eso estaremos viendo la próxima reflexión. Bendiciones!