II – NACIMIENTO DE JESÚS (San Mateo Capítulos 1 y 2 – San Lucas Capítulos 1 y2 ).
a) Introducción
Llegamos aquí al momento clave, al clímax del cumplimiento de las profecías: el nacimiento de nuestro Señor Jesucristo.
Naturalmente tenemos que hacerlo deteniéndonos aunque sea en breves aspectos de quien fuera la mujer elegida por Dios para recibir en su matriz el milagro más portentoso que la humanidad ha recibido, que el Dios eterno se limitara tomando forma humana en el milagro de la encarnación.
Y como ya saben, nos referimos a María, la joven que reunió todas las condiciones humanas y espirituales que Dios necesitaba.
Según la genealogía en Lucas 3:23 María fue hija de un hombre llamado Elí y por lo que podemos observar fue un aldeano pobre y su standard de vida era bastante similar a la de sus vecinos de Nazaret.
Su familia era fiel y devota a las enseñanzas de las Escrituras, por lo tanto descubrimos en forma natural que María cumplía cada sábado su asistencia a la sinagoga donde escuchaba la lectura de las escrituras y la enseñanza de los rabinos.
Aparentemente ella nunca se dio cuenta que profecías tales como Is.7:14 se referían a su persona.
Hay una característica muy especial de María que nos describe Lucas 2:5, donde nos cuenta que era costumbre de María guardar en su corazón todo lo que tenía valor espiritual. Y así nos vamos formando la imagen de una joven tierna y sencilla, tal vez reservada que no era impulsiva sino mas bien muy recatada en su manera de obrar.
Su educación, por lo que se desprende del contexto humilde en el que se desarrolla y de acuerdo con la costumbre de la época pasaría por aprender a leer los libros sagrados, escribir y memorizar las partes más importantes. Lo que sí es llamativo, es que ella retenía todas esas enseñanzas y las obedecía; eso se desprende también en ocasión de la visita a su prima Elizabeth cuando, sin duda inspirada por el Espíritu Santo, da forma y expresión a lo que ha dado en llamarse por su excepcional contenido: El Magnificat (Lc. 1:46-55), una exclamación espontanea de gozo por la grandeza de lo que Dios le había revelado que haría, teniéndola a ella como su principal colaboradora!
¿Y qué podemos decir de la vida de José? Por lo poco que se desprende de los textos del N.T. vemos que fue un humilde carpintero; probablemente algo mayor que María en edad, no más de uno o dos años, ya que la costumbre judía era que los varones se desposaran al llegar a los 17 años.
Hay si un rasgo notable que se realza en el relato Bíblico, cuando en ocasión de haber planeado huir ante la confusión que él sentía por el embarazo de María, nos da la causa de su decisión “porque era un hombre justo y no quería difamarla.”
Y esta expresión: “un hombre justo” pinta cabalmente un retrato de su personalidad: sencillo pero sólidamente afirmado en los mandamientos de Dios. Tal como su antecesor el famoso José, el hijo de Jacob que llegó a ser primer ministro de la corte del Faraón de Egipto.
Y también observamos que tuvo el mismo don de revelaciones y sueños por el cual Dios les dio a ambos importantísimos mensajes.
Vemos entonces cuán importante es para nuestro estudio, formarnos el concepto adecuado de quienes acompañarían el desarrollo de la vida humana de Jesús aquí en la tierra. Podemos estar seguros que Dios no escogió al azar estas personas.