Apocalipsis 18
Versos 20-24
Concluimos el estudio anterior, con la angustia de los reyes y mercaderes de la tierra. Ahora como un contraste muy significativo el apóstol Juan nos describe las aclamaciones en el cielo, donde los santos, los apóstoles y los profetas son estimulados a regocijarse por la caída de Babilonia. No es un festejo con espíritu vengativo, sino con la alegría de ver el triunfo de la justicia de Dios tan largamente esperado.
En primer lugar, (v. 20) el grito de aclamación, probablemente de labios del mismo Juan, como algunos piensan. Y que dice en la NVI:
20 ¡Alégrate, oh cielo, por lo que le ha sucedido!
¡Alégrense también ustedes, *santos, apóstoles y profetas!,
porque Dios, al juzgarla,
les ha hecho justicia a ustedes.» (18:20)
Y aunque el juicio de los malos sea la vindicación de los justos, sin embargo es significativo entender la actitud que debemos tener en estos casos. Un comentario esclarecedor es el de Bruce (ob. Cit., 1.705, 1.706) que dice: “En los juicios de Dios, rectamente considerados, el pueblo de Dios puede regocijarse de modo apropiado, pero se regocijará temblando, al recordar que Sus juicios comienzan por los de Su propia casa (1 P.4:1, siguiendo a Ez. 9:6; Am. 3:2.)”
En segundo lugar, tenemos lo que debemos interpretar como una acción simbólica de la desaparición total de la Gran Babilonia en el v21. Un ángel extremadamente fuerte levanta una gran rueda de molino y la arroja al mar con una palabra profética de inminente ejecución.
21 Entonces un ángel poderoso levantó una piedra del tamaño de una gran rueda de molino, y la arrojó al mar diciendo:
«Así también tú, Babilonia, gran ciudad,
serás derribada con la misma violencia,
y desaparecerás de la faz de la tierra.”
Esta escena es similar a la de Jeremías 51:61-64 en la que Dios le ordena al profeta que ejecute para representar la caída de Babilonia. El acto tiene una connotación destructiva, de la misma manera que una piedra arrojada al mar jamás volverá a ser hallada. Así sucedería con la Gran Babilonia.
Lo que vemos en tercer y último lugar en este capítulo tiene que ver con un silencio sepulcral… “Jamás volverá a oírse en ti…” (v.22ª).
Y en este caso será de importancia leer las palabras del ángel:
22 Jamás volverá a oírse en ti
la música de los cantantes
y de arpas, flautas y trompetas.
Jamás volverá a hallarse en ti
ningún tipo de artesano.
Jamás volverá a oírse en ti
el ruido de la rueda de molino.
23 Jamás volverá a brillar en ti
la luz de ninguna lámpara.
Jamás volverá a sentirse en ti
el regocijo de las nupcias.[b]
Porque tus comerciantes
eran los magnates del mundo,
porque con tus hechicerías
engañaste a todas las naciones,
24 porque en ti se halló sangre de profetas y de santos,
y de todos los que han sido asesinados en la tierra.»
Así que vemos aquí que el mismo ángel nos ayuda a descubrir las causas que determinaron la destrucción de la ciudad. (Podemos ver también textos similares en Jeremías 7:34; 16:9; 25:10; Isaías 13:20-22; Ezequiel 26:13).
Los mercaderes-que en el momento de escribir Juan pueden representar a Roma-habían traficado con las personas y corrompido la tierra (v 23b) convirtiéndose en magnates sin Dios que todo lo controlaban y manipulaban. Puede ver Isaías 23:8.
Por otra parte, con sus brujerías (hechicerías en la VRV), lo cual incluía drogas, venenos y pociones en las copas etc. Habían engañado, seducido y extraviado no solo a sí mismos sino también al mundo entero (v.23d, comp. Con Is.47:12).
Sin embargo, el peor crimen de todos era haber derramado sangre inocente. Esta siempre ha sido una de las marcas de los imperios a lo largo de la historia, v.24: “la de los profetas, que habían predicado el evangelio de salvación y habían amonestado para bien; la de los santos, que habían sellado con su sangre el difícil testimonio durante la Gran Tribulación; y la de todos los degollados (lit.) sobre la tierra”, por el mero hecho de obedecer a Dios y creer en Jesús (12:17).”
Concluyendo, les comparto un comentario sobre los versos 22 y 23, por D. Turner, en el Curso de la Academia Cristiana del Aire, Apocalipsis, página 105, col. 1ª.:”Todos estos que tuvieron relación con Babilonia, se acaban. No habrá mas jazz ni rock and roll, ni pinturas modernistas, ni novelas llamadas realistas, en vez de nombrarlas por su verdadero carácter de inmorales pornográficas, obscenas. Estas cosas que los espíritus diabólicos han usado como carnada o cebo para atraer y entrampar a la juventud especialmente, ya dejarán de existir, siendo quemadas todas en el fuego de Dios.” (Citado por M. Henry).
Todavía la Babilonia moderna que representa a nuestra sociedad mundial se siente arrogantemente auto poderosa. Pero la Palabra de Dios es fiel y verdadera. Dios no abandona a sus santos.