CAPITULO VI
EL CANON DEL NUEVO TESTAMENTO
Ya vimos el significado de la palabra “canon” y como las iglesias cristianas, desde el comienzo, aceptaban los escritos judaicos como la Palabra de Dios y les daban en sus asambleas el mismo lugar que habían tenido en la sinagoga.
Así a medida que aparecieron los escritos apostólicos se los añadía a las Escrituras hebreas y se los respetaba con misma veneración sagrada. Además, cada iglesia poseía no solamente lo que se le había escrito directamente si no que agregaban copias de las demás, escritas a las otras iglesias.
A) COMIENZOS NEOTESTAMENTARIOS DEL CANON
En el mismo NT vemos que, viviendo aún los apóstoles, ya hay indicaciones para que las iglesias formaran colecciones de los escritos y los colocaran a la par del canon hebreo.
–Pablo reclamaba tener la inspiración de Dios en sus enseñanzas (I Co. 2:7-13; 14:37; I Ts. 2:13.)
–Igualmente Juan, respecto al Apocalipsis (1:2)
–Pablo sugirió que sus espístolas se leyeran en las iglesias. (Col. 4:16; I Ts. 5:27; II Ts. 2:15)
–Pedro escribió con el fin de que “estas cosas” permanecieran en las iglesias “después de su partida” (II P. 1:15; 3:1,2)
–También citó como escritura del NT en I Ti. 5:18: “Digno es el obrero de su salario.” frase que no encontramos en ninguna parte de la biblia sino en Mt. 10:10 y Lc. 10:7, lo que evidencia que uno de estos ya existía cuando Pablo escribió la primera carta a Timoteo y de que se le tenía por “Escritura.”
–También Pedro incluye las epístolas de Pablo con “las otras escrituras” (II P. 3:15,16)
Hasta donde los apóstoles eran conscientes de que sus escritos legarían a ser parte de las Escrituras Sagradas para el futuro, no lo sabemos. Ellos escribieron muchas cartas teniendo presente necesidades del momento y sin saber su destino posterior. Pero al leer sus escritos notamos en sus palabras una sabiduría tan especial y trascendente que sólo la misma inspiración del Espíritu Santo podría darles. Sin duda que sus escritos tenían “vida” y el sello del mismo Espíritu, por lo que es notable que ninguna iglesia los rechazara o discutiera su legitimidad.
Además, es claro que el mismo Dios a “su manera” determinó cuales de todos los escritos debían conservarse.
B) LAS PRIMERAS COLECCIONES ERAN INCOMPLETAS
Los medios de comunicación no tenían la velocidad y eficacia de hoy. Los viajes eran lentos y sumamente peligrosos. Lo que hoy lleva un viaje de una o dos horas en avión, en ese entonces lo era de meses o años. Tampoco se conocia la imprenta y el hacer constantemente copias a mano era un trabajo lento y laborioso. A eso debemos sumarle que era una época de persecución por lo que los escritos debían ser celosamente escondidos, para no ser destruidos, como pasó en cientos de ocaciones.
Así, hasta la época de Constantino tampoco había reuniones o asambleas públicas o concilios donde cristianos de distintos puntos geográficos pudieran reunirse y comparar sus informes de los escritos que tenían. Entonces las primeras colecciones del Nuevo Testamento variaron de una región a otra en cuanto a la cantidad de libros que iban poseyendo y por otra, “reconociendo” como Palabra de Dios. Se imaginan entonces, que el proceso de llegar a la “unanimidad” del NT era muy lento.
C) LIBROS FALSOS O DUDOSOS
Además de los que se iban reconociendo, había muchos “libros” (o escritos) más, tanto buenos como fraudulentos, como veremos mas adelante. Algunos eran tan buenos y valiosos que por algún tiempo se los consideraba como de “Las Escrituras”. Y otros eran unas falsificaciones a todas luces. En ésto es de suma importancia que la gran norma por la cual se juzgaba a un libro antes de aceptarlo, era si tenia procedencia apostólica genuina.
El estudio de los mismos no siempre era fácil, más cuando se trataban de escritos poco conocidos y de regiones sumamente distantes.
D) TESTIMONIOS CONTEMPORANEOS DE LOS ESCRITOS DEL NT
Existían pero son pocos, en parte por el material que se usaba para escribir que pronto se destruía con el tiempo. Pero también por la gran destrucción de los escritos cristianos en la persecución.
Pero aunque sean pocos, son un testimonio de la existencia en sus días de un grupo de escritos autoritativos a los cuales los cristianos consideraban como “Las Escrituras” y abundan en alusiones y citas del NT.
Por ejemplo, citaremos sólo algunos:
Policarpo, en su carta a los Filipenses cerca del 110 DC cita Filipenses y reproduce frases de otras nueve epístolas de Pablo y de I Pedro dice: “Tengo cartas vuestras y de Ignacio. Enviaré la vuestra a Siria, como pides. Y os mando la carta de Ignacio y otras y la presente carta mía.” Lo que indica que en la época de Policarpo las iglesias ya habían comenzado a coleccionar copias de escritos cristianos.
Papías, era alumno de Juan (70-155 DC) y escribió una “explicación de los discursos del Señor” en que cita de Juan y relata tradiciones de Mateo y Marcos en cuanto a su origen.
Ignacio, en sus siete cartas escritas cerca del 110 DC durante el viaje de Antioquía a Roma para su martirio, cita Mateo, I Pedro, y I Juan. Menciona a epístolas de Pablo y sus cartas revelan huellas de los otros tres evangelios.
Tertuliano, (160-220) de Cártago, quién vivía mientras los manuscritos originales de las epístolas aún existían, habla de las Escrituras Cristianas como el NT (título que aparece por primera vez en los escritos de un autor desconocido de cerca del 193 DC). En las obras existentes de Tertuliano hay 1800 citas de los libros del NT en su obra “Contra Herejes” dice:
“Si queréis ejercitar vuestra curiosidad con provecho en el asunto de vuestra salvación, visitad las iglesias apostólicas en donde las sillas mismas de los apóstoles todavía presiden en sus sitios; en las cuales se leen sus propias y autenticas epístolas, haciendo resonar la voz y representarse el rostro de cada uno de ellos. ¿Os queda cerca Acaya? Tenéis a Corinto. Si no estáis lejos de Macedonia, tenéis a Filipos y a Tesalónica. Si podéis ir a Asia tenéis a Efeso. Si estáis cerca de Italia, tenéis a Roma.”
Estas son sólo algunas citas de los llamados Padres de la Iglesia y que en parte fueron contemporáneos de los apóstoles con el fin de poder ver en general la seriedad con que se fue formando el canon del NT.
Por supuesto que también hay citas de escritos herejes donde se citan libros del NT para apoyar esas herejías como es el caso de Basilides, un hereje gnóstico que enseñó en Alejandría (117-138).
Marción, otro hereje cerca del 140 DC que formó un canon propio para favorecer su herejía. Por supuesto, ustedes pueden profundizar la investigación si lo desean. Nosotros continuaremos ahora con la recopilación final del NT.