Una canción que llega a lo profundo del alma. Especialmente de aquél que busca mas de Dios y que no se conforma con menos. Su intérprete es muy usada por el Espíritu Santo. Gracias a Dios por cantantes cristianos que se mueven en su unción. A veces no sabemos ver. Pero el mundo ve la diferencia. Y es también una forma poderosa de dar testimonio del verdadero Dios en la persona de Cristo. ¡El continúa haciendo milagros! Solo debemos venir a El y creerle!!
Actitud.
La Actitud alegre de los Niños
Sobre la maravillosa experiencia de compartir momentos de convivencia con los niños. Aprendemos de sus actitudes sencillas pero profundas. Sobretodo al ver como cada momento aman y disfrutan lo que hacen. En todo caso para no sobreabundar en palabras, ojalá podamos recuperar esa actitud de los niños hacia la vida. Una actitud de alegría, fe y curiosidad por lo nuevo. Por ello Jesús los puso como ejemplo. Escuchemos su voz.
13 Y le presentaban niños para que los tocase; y los discípulos reprendían a los que los presentaban.
14 Viéndolo Jesús, se indignó, y les dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios.
15 De cierto os digo, que el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él.
16 Y tomándolos en los brazos, poniendo las manos sobre ellos, los bendecía. Marcos 10:13-16
Presiona aquí para ver el pps: Alma de niño (1)
El Espíritu Santo: Hablar otras lenguas (24).
La evidencia clara de que cada discípulo fue lleno del Espíritu Santo en esa ocasión fue cuando demostraron la habilidad sobrenatural para hablar en lenguas que ellos nunca habían estudiado.
Jesús usó el término griego dunamis (traducido como poder), del cual derivamos la palabra dínamo. Un dínamo es una máquina que genera un suministro de energía consistente y continua.
Así que el Espíritu Santo dentro de nosotros genera poder que nos capacita para ser testigos para Cristo.
Note el énfasis íntimo: “Doy gracias a Dios…” El hablar a Dios en lenguaje del Espíritu aumenta y fortalece la conciencia personal de las relaciones y comunión íntima de uno con Dios. Pablo dio gracias a Dios por la habilidad de hablar en lenguas, ya que esto solo puede ser otorgado por Dios, a través de su Espíritu; el PRIVILEGIO de hablar en tales misterios sagrados e íntimos (1 Cor. 14:2); por la DISPONIBILIDAD de esas ricas bendiciones – que en cualquier tiempo, en cualquier lugar, bajo cualquier circunstancia, una persona puede tener una comunión íntima con Dios. Podemos orar, cantar, expresar nuestra gratitud, bendecir a Dios en el Espíritu, etc… Nuestra mente para este tiempo esta neutral (1 Cor. 14:14); así que debemos sentirnos reposados, refrescados y edificados por este ejercicio espiritual.
Dios dice a través de Pablo: “Así que, quisiera que todos vosotros hablaseis en lenguas…” (1 Cor. 14:5).Pablo también dijo: “Doy gracias a Dios que hablo en lenguas mas que todos vosotros…” (1 Cor. 14:18).Note el énfasis íntimo: “Doy gracias a Dios…” El hablar a Dios en lenguaje del Espíritu aumenta y fortalece la conciencia personal de las relaciones y comunión íntima de uno con Dios. Pablo dio gracias a Dios por la habilidad de hablar en lenguas, ya que esto solo puede ser otorgado por Dios, a través de su Espíritu; el PRIVILEGIO de hablar en tales misterios sagrados e íntimos (1 Cor. 14:2); por la DISPONIBILIDAD de esas ricas bendiciones – que en cualquier tiempo, en cualquier lugar, bajo cualquier circunstancia, una persona puede tener una comunión íntima con Dios. Podemos orar, cantar, expresar nuestra gratitud, bendecir a Dios en el Espíritu, etc… Nuestra mente para este tiempo esta neutral (1 Cor. 14:14); así que debemos sentirnos reposados, refrescados y edificados por este ejercicio espiritual.
Algunas veces estamos conscientes de que necesitamos ayuda, pero no entendemos que es lo que realmente esta mal y como orar al respecto.No obstante, el Espíritu supera tal insuficiencia por nosotros.
El examina nuestros corazones y descubre exactamente dónde estamos que nos hace falta. El sabe además cual es en la mente del Espíritu – la voluntad de Dios para nosotros.
Luego comienza a ora por nosotros según la voluntad de Dios, llevándonos de esa manera a la armonía con tal voluntad. El hecha fuera todos los consejos, inhibiciones y pensamientos negativos que nos han impedido. El nos induce hacia todo lo que sea positivo y hacia los propósitos buenos de Dios para nuestras vidas.
Esa clave de suplica del Espíritu a nuestro favor es uno de los medios más poderosos que Él usa para la “renovación” del espíritu de nuestra mente.
Cuando hablamos en lenguas, aunque las palabras parezcan un misterio para nuestro intelecto humano, nos estamos edificando a nosotros espiritualmente. Crecemos cada vez mas fuertes cuando practicamos este don.
El propósito principal de este ejercicio espiritual de hablar en lenguas no es que hablemos para los hombres, sino para tener comunión con Dios. Al tener comunión con Dios de esta manera, somos libres de las limitaciones y restricciones de nuestra mente finita. No estamos restringidos a hablar únicamente de las cosas que hemos aprendido por nuestro intelecto.
Somos libertados para hablar también de cosas que somos enseñados intuitivamente por el Espíritu de Dios (1 Cor. Cap. II). Tenemos comunión con Dios acerca de las cosas profundas, cosas que aún siguen siendo misterio para nuestras mentes finitas.
Esta es la profundidad de la comunión de la cual David habló: Un abismo llama a otro… (Sal. 42:7). La profundidad de nuestro ser espiritual tiene comunión con las profundidades del ser de Dios, y viceversa.
6 – Esto nos mantiene conscientes de que el Espíritu Santo mora en nuestro interior.
7 – Nos permite confiar en Dios mas completamente.
Desarrollarse en la vida del Espíritu es un caminar de fe. Cada expresión en lenguas es un acto de fe. A medida que Dios comienza a llevarnos del reino o esfera de la edificación del Cuerpo de Cristo (1 Cor. 14:6), cada nueva fase es un paso nuevo de fe.
8 – Es una liberación de emocional positiva.
El bautismo en el Espíritu Santo no es una experiencia emocional en su origen, sino espiritual. Sin embargo, nuestras emociones responden inevitablemente a esta experiencia y se envuelven en ella. Nuestras emociones son frecuentemente tocadas por el Espíritu, y le conferimos expresión por medio del estímulo del Espíritu. Esto no es algo nocivo o negativo. Por el contrario, es algo saludable y beneficioso.
Demasiados cristianos procuran negar o suprimir completamente sus emociones, como si hubiera algo malo o pecaminoso acerca de la expresión emocional. Pero esto no debe ser así. Somos seres emocionales. Dios fue quien nos creo de esa manera. A fin de que podamos funcionar a plenitud, deberá haber expresión emocional de tiempo en tiempo.
Cuando esta expresión es inducida y animada por el Espíritu dentro de nosotros, podemos estar seguros de que será la expresión emocional mas saludable y agradable posible. De seguro que nos limpiará, liberará, fortalecerá y edificará. No sienta temor de ella; confiérale salida libre a tales expresiones. De seguro que estará más saludable y feliz al hacerlo.
Pablo dice que podemos “… bien dar gracias…” (1 Cor. 14:17), por medio de expresar gratitud a Dios por el Espíritu en el lenguaje que El nos dé. Al expresar las gracias de esta manera, usando el don de lenguas, es algo superior a cualquier cosa que nuestra mente humana pudiera pensar o decir. Esto irrumpe a través de nuestras limitaciones, y ministra a Dios en el Espíritu (Jn 4:24).
10 – Esto capacita a uno a orar en el Espíritu.
“¿Qué pués? Oraré con el espíritu pero oraré también con el entendimiento” (1 Cor. 14:15). “Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestras debilidades, pues que hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu intercede por nosotros con gemidos indecibles. Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos” (Rom. 8:26,27).
“Pero vosotros, amados, edificados sobre vuestra santísima fe, orando en el Espíritu Santo” (Jud. 20).
11 – Es un recurso de renovación y reposo.
El tener comunión con Dios en Lenguas es una experiencia tranquilizadora y refrescante. El cuerpo y la mente pueden reposar completamente. No tenemos que pensar lo que tenemos que decir después ni como decirlo. El Espíritu fluye a través de nuestra comunión perfecta con el Padre, y recibimos el beneficio de esa hermosa comunión. Es un tónico para el espíritu, alma y cuerpo.
12 – Es un ministerio de Alabanza y Adoración.
“Porque los oían que hablaban en lenguas, Y QUE MAGNIFICABAN A DIOS” (Hch. 10:46).
“Hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en nuestros corazones” (Ef. 5:19).
Muy a menudo cuando hablamos en lenguas, el Espíritu esta adorando, alabando y loando a Dios. El Espíritu está magnificando las obras maravillosas de Dios a través de nosotros. ¡Que privilegio y gozo que El pueda utilizar nuestros labios para pronunciar loores tan elevados a Dios!
13 – Esto incluye cantar Cánticos en el Espíritu.
“… cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones.” (Ef. 5:19; Col. 3:16).
14 – Es un medio escritural de mantener la plenitud del Espíritu Santo.
15 – Con interpretación es un medio para edificar a otros.
Nuestra lengua personal, devocional o usada para la oración es de edificación para el que la ejercita. Solamente la persona individual es edificada por su uso. No obstante, esa lengua puede ser una bendición para los demás si es interpretada. Así es que el que habla en lenguas debe orar también por si interpretación, a fin de que otros creyentes reciban edificación.
16 – Es una llave para traer la mente de Cristo sobre nuestras mentes.
Cuando ofrecemos nuestro centro de control al Espíritu Santo, El comienza a llevar nuestra conversación y conducta hacia el control de Cristo.
Nuestro sometimiento al Espíritu Santo tocante al don de lenguas es como la liberación de las aguas dulces de la vida, la palabra de Dios. Por medio de usar este don regularmente, encontraremos fuerza para resistir las conversaciones negativas y de crítica – lo que santiago llama aguas amargas.
Es un medio de producir la mente de Cristo en nosotros, a fin de que podamos hablar únicamente aquellas cosas que sean útiles para nuestra propia edificación y para de quienes nos oyen.
El Espíritu Santo: la llave hacia la verdadera plenitud (23).
IX – EL ESPIRITU SANTO.
A) ¿Quién es el Espíritu Santo?
El Espíritu Santo es probablemente el miembro menos conocido de la Santa Trinidad. Es lamentable decir que hay una falta de conocimiento acerca de El, aún dentro de la iglesia misma. Si no le conocemos, ¿cómo vamos a experimentar los beneficios sobrenaturales que la Biblia afirma, el tiene para los hijos de Dios? Hay varias razones firmes del porqué esto no debería ser así:
1- El Espíritu Santo es Dios.
Como el tercer miembro de la Trinidad, El es co-igual con Dios el Padre y Dios el Hijo. Es apropiado, por consiguiente, que se le atribuya la misma reverencia, respeto y honor a El que a las demás deidades. Nunca debemos tratarlo como una deidad inferior. Debemos conocer tanto como nos sea posible de El como conocemos acerca de los otros dos miembros de la Divina Trinidad. El Espíritu Santo no solo es una persona; El es un SER DIVINO. (Juan 1:1). El es DIOS.
2- El Espíritu Santo es una persona.
Muchos cristianos parecen sentir que el Espíritu Santo es meramente un poder o influencia impersonal. Ellos tratan al Espíritu Santo como si Él fuera “electricidad” o alguna otra forma de poder que pudieran encender o apagar a discreción. Este concepto está muy lejos de la verdad. El es una persona que posee gran autoridad y poder, pero es mucho mas que el poder que posee. Es eminentemente digno del respeto y honor que nos reservamos para el Dios Todopoderoso.
a) El posee las características básicas de la Personalidad.
“Pero cuando venga el Espíritu de verdad, Él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará
todo que oyere, y os hará saber las cosas que abran de venir. El me glorificará.” (Jn. 16:13,14).
1- Intelecto: La habilidad para pensar y razonar.
2- Sensibilidad: La habilidad para sentir las cosas.
3- Voluntad: La capacidad de escoger y decidir.
b) Expresiones de su poder.
Un mero poder o influencia no sería capaz de sentir aquellas cosas que la Biblia afirma que El Espíritu Santo siente y experimenta.
Por ejemplo, somos exhortados a no contristar el Espíritu Santo (Ef. 4:30).
Ananias y Safira mintieron contra el Espíritu Santo (Hch. 5:3,4).
Sabemos que un poder no puede ser contristado. Usted no puede contristar la electricidad. Tampoco puede mentirle, ni tentarla. Un poder impersonal es incapaz de tales sentimientos. Pero una persona puede ser contristada, ofendida, molestada, tentatada o se le puede mentir. Note algunas expresiones de personalidad atribuidas al Espíritu Santo:
– Puede sentir: Ef. 4:30
– Puede consolar: Hch. 9:31
– Puede pensar: Rom. 8:26
– Puede hablar: Hch. 13:2
– Puede orar: Rom. 8:26
– Puede enseñar: Jn. 14:26
– Puede expresar su voluntad: 1 Cor. 12:11
– Puede prohibir: Hch. 16:6
– Puede obrar milagros: Hch. 19:6
c- Él no es un poder impersonal.
Una de las razones por las cuales muchos se refieren a Él simplemente como un mero poder o fuerza es debido aciertos nombres que se le atribuyen en las escrituras para describir su ministerio. A veces es llamado viento, lluvia, aceite, fuego, etc… pero todos ellos, son símbolos o nombres de varios ministerios que el ejecuta; sin embargo, Él mismo como Dios es mucho mas grande que esos ministerios a través de los cuales opera y se manifiesta.
3- Esta es la época del Espíritu Santo.
Él es el otro Consolador, quien ha tomado el lugar de Jesús (Jn. 14:16). Este período de la historia es el TIEMPO DE LA LLUVIA TARDIA (Zc. 10:1). O el tiempo de la actividad mas grande del Espíritu Santo que la iglesia jamás haya conocido. Por consiguiente, necesitamos saber tanto como nos sea posible acerca de su persona. Pues el vive en nosotros. Somos su templo. Y los vasos de barro a traves de los cuales manifestará su gracia y poder a nosotros y a los que nos rodean. Es entonces, asunto de vital importancia el conocerle como persona. Amarle. Desearle. Anhelarle con todo nuestro corazón.
B) LA IMPORTANCIA DEL BAUTISMO DEL ESPÍRITU SANTO
Esta es una frase algo controversial la cual tiene respaldo bíblico firme. Esta aparece cuatro veces en los evangelios y dos veces en el libro de los Hechos (Mt. 3:11; Mr. 1:8; Lc. 3:16; Jn 1:33; Hch. 1:5; y 11:16).
Bautizar significa sumergir completamente, o “sumergir dentro de”. Esta tiene un significado aún mas profundo, que es sumergir dentro de un elemento que tiene el poder para cambiar aquello que envuelve o cubre. Un buen ejemplo de esto es cuando se toma una indumentaria y se le cambia de color; tal vestidura o ropa se sumerge dentro de un elemento que transforma radicalmente la vestidura.
El ser bautizado en el Espíritu, es ser sumergido, metido, sepultado, rodeado completamente por, envuelto totalmente por el Espíritu santo.
Ahora bien, ¿Cuál será la evidencia inicial de que nosotros hayamos recibido la plenitud del Espíritu Santo?
SANIDAD INTERIOR: Actitudes frente al pecado (21).
C) ACTITUDES FRENTE AL PECADO.
Hay algunas actitudes que podemos observar, en el aconsejamiento pastoral, en relación con el pecado.
a. Ocultar: mirar el pecado ajeno puede ser índice de ocultar pecados familiares.
b. Transaccionar: son aquellos que aborrecemos en tanto olvidamos las otras que si hacemos.
c. Negar el perdón de Dios: muchas personas luego de confesar sus pecados, sienten que Dios no les ha perdonado. Los errores del pasado vienen, una y otra vez, a sus mentes. “No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús” Fil. 3:12-14.
¿Cuál debe ser nuestra actitud práctica ante la realidad del pecado?
1- Dejar el pecado.
2- Mirar el presente.
3. Conquistar el futuro.
El plan de Dios no es perfección instantánea, sino un desarrollo progresivo. Ser como Cristo. Todavía nos falta mucho para ser como El. La vida es ir creciendo. Aquél que comenzó la buena obra la irá completando.
B) CAMINANDO EN SANTIDAD.
Los pecados podemos esconderlos, cargarlos, olvidarlos, justificarlos, etc… Nosotros decimos confesarlos a Dios. Pero El quiere que además, renunciemos, nos apartemos, nos arrepintamos. Por eso, dice el pasaje de proverbios: “El que encubre su pecado no prosperará mas el que los confiesa y se aparta, ese alcanzará misericordia”. La confesión de su pecado debe ser nombre por nombre, debe confesarlo en voz alta y a Cristo. Yo lo confieso y lo reconozco, porque El es fiel y justo para perdonarme, (1 Juan 1:9). Pero me aparto, me arrepiento, eso es renunciar. Por eso, confesarlo a un hermano espiritual, es señal también, de que hemos renunciado. NO HAY NADA OCULTO QUE NO SALGA A LA LUZ.
Los corintios tenían dones, tenían una linda iglesia, gente de dinero y gente pobre, tenían muchas reuniones, pero no pasaba nada en sus vidas, porque había pecado. Cuando en la iglesia hay un creyente que está en pecado se separa la unidad del cuerpo. La carne debe ser crucificada. No podemos vivir en santidad, si estamos viviendo en pecado.
¿Qué es la Santidad?
No es portarse bien.
No es ser recto y honesto.
No es no decir malas palabras o no cometer grandes pecados.
No es tener un profundo conocimiento de la Biblia.
No es orar bien, o fuertemente.
Todo esto es muy loable. Pero santidad es vivir y hacer las cosas que Dios quiere. En otras palabras es obediencia. Vivir y hacer lo que Jesucristo hizo. ¿Esto que voy a hacer lo haría Jesús? ¿Esto lo pensaría Jesús?
No puede haber santidad si no se crucifica la carne. Ser santo es vivir bajo el control del Espíritu Santo. Es una actitud de vida, no porque soy honesto, sino porque mi vida está gobernada por El. Santidad, es una actitud de vida, en las que las 24 horas estoy viviendo consciente de la presencia de Dios, viviendo lo que él quiere. Santidad es reflejar la llenura del Espíritu Santo.