INTRODUCCION A LA BIBLIA, (3).
Observando los millones de volúmenes con que cuenta hoy la humanidad, cada semana se lanza un nuevo best-seller para los ávidos consumidores; traemos a la memoria la frase del famoso pensador francés Voltaire que dijo: “Todo el mundo civilizado se gobierna por unos cuantos libros.”
Surge la pregunta, ¿cuál será el mejor? Los bibliófilos, los eruditos, los investigadores señalan cien, doscientos, digamos hasta mil libros que constituyen las obras maestras del ingenio y de la sapiencia. Pero por encima de este montón de luminosidad que alumbra todos los caminos del saber se destaca erguido, como un picacho inaccesible que horada las nubes, para llegar al cielo, el libro por antonomasia: la Biblia.
Ningún otro le iguala; ninguno, como dice un sabio, “arrojó más cantidad de semilla en el cauce abierto por el curso de los siglos; ninguno es, como él, faro y guía … ”
Por eso no nos asombra que las Sociedades Bíblicas han traducido la Biblia a más de 2000 lenguas y Su trabajo continúa sin deternse.
y yo creo que por esta misma razón los cristianos debemos esforzarnos en difundir la Biblia en todos los países. Parece que cada país tiene un tiempo en los planes de Dios. Ahora es el tiempo de Rusia; ¿se imaginan las millones de Biblias que se necesitan?
He aquí lo que la Sociedad Bíblica de Bélgica escribe en un folleto al entregar la Biblia a una persona comenzando con estas palabras: ”¿Sabe la importancia que esta Biblia que ahora tiene en sus manos ha tenido para millones y millones de seres como Ud.? A través de los siglos, rnillones de seres humanos han visto su existencia transformada por ella, y así innumerables hombres, ricos o pobres, jóvenes o viejos, creyentes o ateos, sabios, obreros: comerciantes y otros muchos han hallado un nuevo significado de su vida; por medio de ella en los cuatro rincones de la tierra, chinos, japoneses, congoleses, franceses, bolivianos o indonesios siguen descubriendo la razón de su existencia en este mundo.
Nosotros deseamos que desde el momento en que Ud. abra este libro único en el mundo, que ahora le pertenece, encuentre su magnífico secreto y pueda pasar a formar parte de la gran familia de aquellos que la Biblia ha conducido hasta Dios.”
Sólo la Biblia tiene la solución adecuada, el mensaje oportuno para nuestra sociedad. Los evangélicos debemos volver a la Biblia como fuente de toda verdad.
En pleno siglo XX desechamos muchas veces la Biblia por creer que está científicamente anticuada y que es algo llegado hasta nosotros de los baúles de la historia. La gente se deja seducir por cualquier lectura muerta y superficial antes que por la lectura viva de la Biblia, y le entran más por los ojos los colorines de las ilustraciones baratas que el negro serio de la Palabra de DIOS que penetra hasta el alma.
Como dijera Miguel de Unamuno: “Podremos mejorar la condición económica del hombre, hacer que la gente se enriquezca; pero queda la falta de espiritualidad, que es sequedad y pobreza de vida interior que no anhela otra vida trascendente (eterna).”
Por ello es importante que hagamos notar, para aquellos que temen no entender la lectura de la Biblia, que ésta es el documento universal más inteligible, sencillo y fácil de entender que existe, ya que surgió en la antigua Fértil Media Luna a través de la cual pasaron más influencias culturales y surgieron más pensamientos que en cualquier otro lugar de la historia del mundo.
Asimismo, pueblos tan distintos y primitivos como la tribu Rade en el Vietnam y los Ful ami del África Occidental pueden verse claramente reflejados en el espejo de la Biblia.
Si existe algún problema al tratar de comprender la Biblia, en realidad es un problema del “hombre occidental moderno” que pertenece a una sociedad “trastocada por la técnica.
Si la Biblia le parece extraña al hombre de hoy no debemos olvidar, que también hoy es cuando tenemos a nuestro alcance más recursos que nunca en la historia para comprender el panorama y el ambiente de aquellos tiempos.
Hay que repetir, que la ciencia de hoy ha impregnado la mente de la gente con un humanismo ateo, que niega a Dios y endiosa al hombre. Y como ustedes saben, el humanismo nace en el Edén con la pretensión de “ser como Dios”, engañados por el diablo.
De allí hemos heredado tantas teorías malsanas , como ésta a la que se refiere Unamuno: “¿Qué buscan en Darwin los obreros que a Darwin leen? ¿Ciencia? Creo que no. Buscan anti cristianismo … buscan pruebas de que ‘descienden del mono – procedencia que parece halagarles … ” Bueno, hasta ahora no se ha visto a ningún mono tomando mate y leyendo el Martín Fierro!…así que, por el momento no vamos a detenernos en esta teoría tan ridícula aunque tan de moda.
El hombre de hoy es víctima de una filosofía existencial que lo hace correr y esforzarse para llegar al fantasma del éxito, del hombre o la mujer “10”. Si miramos detrás de la “máscara del éxito” descubrimos que vive sin fe, vive sin el espíritu de la Palabra de Dios.
Por supuesto que con sólo quererlo no lo lograría por que para enriquecerse con el contacto de un libro como la Biblia, que trata de cosas espirituales e invisibles, primero, hay que creer en la realidad de tales cosas; segundo, uno debe ser bautizado con el Espíritu Santo.
En el primero, “porque sin fe es imposible agradar a Dios ”, y en el segundo, porque Dios es Espíritu. Además, uno debe estar dispuesto a recibir instrucción y a saber discernir cuando el Espíritu le habla – privilegio solamente de aquellos que “son templo del Espíritu Santo”.
Dios se revela a los corazones que le buscan con sinceridad y va hacia aquellos que lo hacen con perseverancia. Venimos a Cristo de la manó del Padre – “ninguno puede venir a mí si el Padre no le trajere”- y grandes sabios como Copérnico, Pascal, Newton, Bacon, Ampere, Faraday, Pasteur y otros vivían en esta fe.
Un escritor dijo: “Yo no puedo decir que creo en Dios, es que le veo, y sin El no entendería nada.”
Curiosamente, y a su modo, un árabe analfabeto podía significar lo mismo cuando afirmó:
“Estoy seguro de que hay Dios, de la misma manera que puedo decir, según las huellas que veo en la arena, se es un hombre o un animal el que ha pasado.”
O como decía Goethe: “Cuanto más suben los siglos en la escala de la cultura, más usarán la Biblia los hombres verdaderamente sabios; en parte como base, en parte como instrumento de educación … Cada nueva generación renovará su juventud en la Biblia, y la piedra de toque donde se revele la vida y la fuerza de una nación será siempre su actitud hacia la Biblia.”
Bueno, ustedes ya sabrán que en nuestro país Sarmiento dejó palabras parecidas acerca del valor de leer la Biblia, y que aquí, vivieron hombres corno William C. Morris, educador y filántropo que hicieron sentir la presencia evangélica en nuestro medio.
Con ésto creo que ya tenemos suficiente introducción, y podemos entrar un poco más en materia.