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Jesucristo es verdadero Dios

Un Ángel del Señor hace tres visitas. (18).

abril 10, 2013 by admin Leave a Comment

pintura_de_angel[1]

b) Los anuncios de su venida
Al avanzar en estos acontecimientos de origen
sobrenatural notamos que Dios en su sabiduría, los acompaña con avisos claros y precisos para preparar así el camino del Rey ya pronto a nacer y de quienes los magos dijeran “su estrella hemos visto y hemos venido a adorarle.”
Las tres anunciaciones hechas por el ángel del Señor son:

1- Al anciano Zacarías. Como ya lo había predicho el profeta Malaquías 400 años antes.
“He aquí ye envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí;
y luego vendrá a su templo el Señor a quien vosotros buscáis.” (Mal.3:1 y 4:5,6).
Como todo rey, debía ser precedido por un heraldo que lo anunciaba, así también el Rey eterno debía preparar a sus criaturas para visitarlos. Y el ángel Gabriel le Anuncia a los ancianos, Elizabeth y Zacarías, que tendrían un hijo en su vejez. Ese niño llegaría a ser un poderoso profeta del Señor que “prepararía el camino del Señor.”

2- A la joven María. Imagínense que importante que era se hiciera esta aclaración, pues siendo Haría una muchacha virgen ¿cómo podría explicar lo que Dios habla hecho en ella?
Pero como Dios no improvisa y todo lo tiene en cuenta, a través del ángel y con palabras llenas de Su gracia le explica a María el sublime misterio para el cual había sido elegida. No trata el ángel de explicarlo sino que con sencillez le declara el hecho. Y aquí otra vez descolla, la asombrosa personalidad de María, porque ella sumisa y reverente le contesta: “He aquí la sierva del Señor; hágase en mí conforme a tu Palabra.” (Lucas 1:38).

3- Al joven José. Y aquí también, como las anteriores, la anunciación era esencial. Ya dijimos que José era un hombre justo y recto así que el se encontraba ante un dilema que lo tenía desorientado.
Yo creo que podemos imaginarnos los días de angustia y confusión que habrá vivido sin saber qué hacer.
Aunque todavía no habían contraído matrimonio, sin embargo, el desposorio entre los judíos era un asunto de mucha seriedad y solemnidad (no como el compromiso de nuestros días) Eso significaba que legalmente ya eran matrimonio, aunque no se concretaba hasta luego de la boda.
La separación era posible solamente si se divorciaban, como si estuvieran casados.
Ante los mil fantasmas de su mente fue que José quiso dejarla secretamente. (Mt. 1:18,19) para evitar precisamente el escándalo del divorcio.

Es allí cuando se le presenta el ángel para darle con su mensaje, la solución perfecta para su problema. Deshecha la dificultad por el mensaje de Dios, José acepta a María como esposa.

c) Su nacimiento.
Muchas veces encontramos que a Jesús se lo llama
Jesús de Nazaret, a pesar de que nació en el humilde pueblo de Belén. Esto se debe a la profecía que establecía, como lugar de nacimiento del Cristo a Belén según nos dice en Miqueas 5:2 ¿Pero cómo se iba a cumplir esa profecía, siendo que José vivía en Nazaret? Es notable ver como el emperador Augusto Cesar dió inconscientemente las ordenes que harían efectiva su cumplimiento, a través del empadronamiento como vemos en Lc. 2:1-4. Así, José debe trasladarse a su lugar de orígen pues el pertenecía a la familia de la casa de David. Así vemos como Dios usó el decreto de un imperio pagano para hacer cumplir sus profecías.

i) La importancia de Belén. Este lugar era especial para el pueblo de Dios. Era la ciudad de David, el hogar de Rut y donde fue sepultada Raquel. A 25 kms. al sur estaba Hebrón, hogar de Abraham, Isaac y Jacob. A 15 kms. al Noroeste estaba Gabaón en dónde Josué había hecho detener el sol. A 20 kms. al Oeste estaba Soco, en donde David había matado a Goliat el gigante Filisteo. A 10 Kms. Al Norte estaba Jerusalén en donde Abraham había pagado los diezmos a Melquisedec, después fue la capital magnífica del rey David y de Salomón, asiento del trono de David durante 400 años, escenario del ministerio de Isaías y de Jeremías y centro del esfuerzo de Dios a través de los siglos de revelarse a sí mismo a la humanidad.

La iglesia de la natividad en Belén, la iglesia mas antigua de todo el cristianismo, fue construida originalmente por Elena, la madre de Constantino el emperador cristiano del Imperio Romano en el 330D.C. Debajo de la iglesia hay un aposento a manera de cueva, que se dice es el mismo aposento del pesebre en donde Jesús nació. Hay una tradición ce que era también parte del hogar ancestral de David, de Booz y de Rut. En este aposento el erudito latino Jerónimo paso 30 años mientras hacían su traducción de la Biblia al latín. (Henry H. Halley – Compendio Manual de la Biblia).
Habiéndonos ubicado en el lugar geográfico e histórico, en la próxima entrega trataremos de dar respuesta a una pregunata muy generalizada: ¿Cuál es realmente la fecha precisa del nacimiento de Jesucristo?

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El Cumplimiento del Tiempo (17).

febrero 8, 2013 by admin 4 Comments

 

 

 

 

 

 

 

 

 

II – NACIMIENTO DE JESÚS (San Mateo Capítulos 1 y 2 – San Lucas Capítulos 1 y2 ).
a) Introducción
Llegamos aquí al momento clave, al clímax del cumplimiento de las profecías: el nacimiento de nuestro Señor Jesucristo.
Naturalmente tenemos que hacerlo deteniéndonos aunque sea en breves aspectos de quien fuera la mujer elegida por Dios para recibir en su matriz el milagro más portentoso que la humanidad ha recibido, que el Dios eterno se limitara tomando forma humana en el milagro de la encarnación.
Y como ya saben, nos referimos a María, la joven que reunió todas las condiciones humanas y espirituales que Dios necesitaba.
Según la genealogía en Lucas 3:23 María fue hija de un hombre llamado Elí y por lo que podemos observar fue un aldeano pobre y su standard de vida era bastante similar a la de sus vecinos de Nazaret.

Su familia era fiel y devota a las enseñanzas de las Escrituras, por lo tanto descubrimos en forma natural que María cumplía cada sábado su asistencia a la sinagoga donde escuchaba la lectura de las escrituras y la enseñanza de los rabinos.

Aparentemente ella nunca se dio cuenta que profecías tales como Is.7:14 se referían a su persona.
Hay una característica muy especial de María que nos describe Lucas 2:5, donde nos cuenta que era costumbre de María guardar en su corazón todo lo que tenía valor espiritual. Y así nos vamos formando la imagen de una joven tierna y sencilla, tal vez reservada que no era impulsiva sino mas bien muy recatada en su manera de obrar.

Su educación, por lo que se desprende del contexto humilde en el que se desarrolla y de acuerdo con la costumbre de la época pasaría por aprender a leer los libros sagrados, escribir y memorizar las partes más importantes. Lo que sí es llamativo, es que ella retenía todas esas enseñanzas y las obedecía; eso se desprende también en ocasión de la visita a su prima Elizabeth cuando, sin duda inspirada por el Espíritu Santo, da forma y expresión a lo que ha dado en llamarse por su excepcional contenido: El Magnificat (Lc. 1:46-55), una exclamación espontanea de gozo por la grandeza de lo que Dios le había revelado que haría, teniéndola a ella como su principal colaboradora!

¿Y qué podemos decir de la vida de José? Por lo poco que se desprende de los textos del N.T. vemos que fue un humilde carpintero; probablemente algo mayor que María en edad, no más de uno o dos años, ya que la costumbre judía era que los varones se desposaran al llegar a los 17 años.

Hay si un rasgo notable que se realza en el relato Bíblico, cuando en ocasión de haber planeado huir ante la confusión que él sentía por el embarazo de María, nos da la causa de su decisión “porque era un hombre justo y no quería difamarla.”

Y esta expresión: “un hombre justo” pinta cabalmente un retrato de su personalidad: sencillo pero sólidamente afirmado en los mandamientos de Dios. Tal como su antecesor el famoso José, el hijo de Jacob que llegó a ser primer ministro de la corte del Faraón de Egipto.
Y también observamos que tuvo el mismo don de revelaciones y sueños por el cual Dios les dio a ambos importantísimos mensajes.

Vemos entonces cuán importante es para nuestro estudio, formarnos el concepto adecuado de quienes acompañarían el desarrollo de la vida humana de Jesús aquí en la tierra. Podemos estar seguros que Dios no escogió al azar estas personas.

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El Carácter y la Persona de Jesucristo (16).

diciembre 21, 2012 by admin Leave a Comment

I – D. EL CARÁCTER DE JESUCRISTO.

Carácter, según el diccionario, es la “manera de ser que distingue a una persona o cosa de otras. Conjunto de rasgos que indican la naturaleza de las personas o de las cosas”; y también: “conjunto de cualidades psíquicas, heredadas y adquiridas, que condicionan la manera de reaccionar de cada individuo humano”.

También se aplica como la “cualidad de la persona que se mantiene firme en su línea de conducta” siendo sinónimo de palabra tales como energía, entereza, firmeza.
Tarea imposible sería, desde todo punto de vista tratar de describir el carácter más completo del Hombre que una vez existió en esta tierra. Sería sólo un intente de nuestro pobre entendimiento el intento de trazar algunos rasgos, como su ternura, su libertad, su fortaleza, su santidad y amor admirables, etc.

1) JESUCRISTO: SU PERSONALIDAD
Hablamos de personalidad en el sentido de alguien que tiene “mucha personalidad”. En esta acepción lo tema el Prof. Griffith Thomas cuando dice que “la personalidad es la cosa más alta en la vida, y también la más interesante, atractiva y fascinante.”
Juan nos describe algunos de esos rasgos cuando dice en 1:14 “y vimos su gloria… lleno de gracia y de verdad.”

No podemos siquiera terminar de imaginarnos le que debe haber sido el rostro de Jesús, porque mientras caminaba por este mundo la gracia de Dios resplandecía en todo su ser, palabra y obra. Y , mas aun si pensamos que El encarnaba la verdad de tal forma y hasta tal grado que muchos según los relatos evangélicos caían a sus pies. Cristo era la realidad total.

2) JESUCRISTO: SU EQUILIBRIO PSÍQUICO, MORAL Y FÍSICO
De los hombres comunes se dice: “no existe algún genio sin alguna rareza. Todos ellos aunque sobresalientes en alguna ciencia, tuvieron sus yerros o sus debilidades.
Todo lo contrario sucede con los relatos de quienes escriben la vida de Jesús. Ellos nos van pintando en un relato sobrio pero genuino, como “un cuadro de perfección.” Sus mismos contemporáneos daban testimonio de El: “todo lo hizo bien” – “jamás hombre alguno ha hablado como este hombre” – “mas éste nada impropio hizo” etc.

Como nos describe el teólogo español Francisco Lacueva: “La co-existencia de contrarios difíciles de compaginar dentro de un ser humano nos da también la medida del carácter sobrehumano de Jesucristo, En efecto, es muy difícil que se dé la gracia sin debilidad; la verdad sin severidad; la fuerza sin violencia; la autoridad sin imposición; la proporción sin sin exageración meticulosa; la grandeza sin altivez; la integridad moral sin falso puritanismo; la fortaleza sin opresión; la alegría sin ligerezas; la sociabilidad sin disipación; la espiritualidad sin ascetismo; la responsabilidad sin preocupación excesiva; la libertad, sin libertinaje; la tristeza sin depresión; el fervor sin fanatismo. Vivir a un mismo tiempo, en una misma persona, fortaleza y prudencia, ternura y coraje, amor y pureza etc. es sólo dado a los grandes paradigmas de rectitud, moral, y de equilibrio psicofísico. Unir todos los contrarios virtuosos en perfecta conjugación es propio exclusivamente del Dios-hombre. El fallo, por mínimo que sea, aflora en cualquier instante. Como dice Santiago (3:2) “todos ofendemos (ptáiomen/tropezamos) muchas veces” (Mejor, en muchas cosas).

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¿Qué dicen los ángeles en Apocalipisis?: “¡No, cuidado!… ¡Adora sólo a Dios!” (57).

noviembre 9, 2012 by admin Leave a Comment

“¡No, cuidado!… ¡Adora sólo a Dios!”
“Yo, Juan, soy el que vio y oyó todas estas cosas. Y cuando lo vi y oí, me postré para adorar al ángel que me había estado mostrando todo esto. Pero él me dijo: «¡No, cuidado! Soy un siervo como tú, como tus hermanos los profetas y como todos los que cumplen las palabras de este libro. ¡Adora sólo a Dios!” (22:8, 9).

Los términos “oyó y vió” – “oyó” se usa 27 veces en el libro, mientras que “vio” se usa 44 veces. Juan era realmente un testigo verdadero de estas cosas.

Sin embargo, dice, “me postré” – La visión de la Jerusalén celestial borra de la memoria de Juan su error anterior, (19:10). Aunque acaba de escuchar la voz de Cristo, se postra delante de su informante.

También los ángeles tienen el privilegio de ministrar la Palabra. Tienen gran dignidad y poder, pero no deben ser adorados. A pesar de lo que el romanismo dice en cuanto a rendirles culto y orar a ellos. Los que ha promovido un culto a los ángeles, confunden y apartan de la salvación a las personas, para que no descubran que Jesucristo es el único mediador entre Dios y los hombres (1 Tm. 2:5).

Otra vez, Juan, obnubilado por la grandeza de lo que está viendo, se deja llevar por un entusiasmo incorrecto, y recibe el reproche merecido. La respuesta del ángel es clara y tajante, como en 19:10. Ellos saben que la adoración le pertenece solo a Dios. Y tienen un santo temor a su presencia. Así que la brusquedad del ángel, no debe sorprendernos, es apropiada para la ocasión.

También me dijo: «No guardes en secreto las palabras del mensaje profético de este libro, porque el tiempo de su cumplimiento está cerca. Deja que el malo siga haciendo el mal y que el vil siga envileciéndose; deja que el justo siga practicando la justicia y que el *santo siga santificándose.» (22:10, 11).

No guardes en secreto – El libro de Apocalipsis tiene que estar abierto, ser leído y entendido. No debemos descuidar su estudio, pues sus enseñanzas animan e inspiran la fe del cuerpo de Cristo. Las instrucciones para Daniel fueron que sellara su profecía “hasta la hora final” (Dn 12:4), ahora Juan estaba viendo su cumplimiento. Entonces hay que proclamarlo!

Vemos a continuación, el significado de algunos términos utilizados por Juan para comprender mejor lo que parece una contradicción en el verso 11 ¿No quiere acaso Dios que todos se salven? ¿A que se refiere entonces?

En el término “malo” (adikón), un participio presente, indica una acción continua. 1 Juan 3:8 usa el participio presente, (poión), “el que practica el pecado (como un principio de vida)”. El malo (o injusto en la RV) puede presentar una apariencia de moralidad y aceptabilidad social, pero es nada más que una fachada de respetabilidad. Dios conoce a su corazón, 1 Samuel 16:7, que es donde reside la verdadera personalidad.

El otro término utilizado es “vil” (o “inmundo” en la VRV) – juparós. Significa “hacerse sucio”. Se habla del individuo que aún se burla de la decencia común. Su vida inmoral es pavoneada delante de todo el mundo. Santiago 1:21 implica una impureza voluntaria, de la cual el creyente se aleja.

Los verbos en el vocativo (aorista), “sea injusto…sea inmundo” (VRV), indica el estado fijo de esos individuos. El estado del justo y del santo es fijo también. No hay separación teológica entre la justicia y la santidad, sólo se hace aquí para destacar la diferencia entre la injusticia y la inmundicia.

Estando el destino de los hombres establecido por Dios, debe quedar claro, que lo que lo define es su propia actitud. De manera que mientras la gracia de Dios siga operando en esta dispensación todavía hay esperanza. Pero una vez terminado este período en el reloj de Dios, ya no habrá mas oportunidades.

Tanto el castigo eterno como la vida eterna no es una ocurrencia divina, sino una consecuencia inevitable. El pecado trae consigo su castigo y la santidad su recompensa delante de Dios. Analicemos nuevamente los vs 14 y 15. Leamos también Mt 13:38. Y veremos con claridad que existen sólo dos clases de personas ,y que solo hay dos destinos establecidos.

Hemos podido apreciar – y esto es un hecho destacable – que todos los desastrosos hechos de la tribulación no cambiarán el corazón de los hombres. El pecador se vuelve más perverso, blasfemo y provocativo. Las tragedias y los cambios en el medio ambiente no dan lugar a conversiones. Si los hombres no permiten que la bondad de Dios les guíe al arrepentimiento, la severidad sólo los endurecerá en su rebelión.

Quizás, entonces luego de lo que hemos visto en este libro, nos preguntamos: ¿cómo debe conducirse entonces el que es justo y santo para Dios?

La respuesta es sencilla, vivir una vida en sumisión al Señor, porque es la desobediencia de la raza humana la que obliga al Señor a juzgar al mundo. El creyente tiene que distanciarse de la rebelión del mundo para guardar los preceptos de la Palabra de Dios. Véase las palabras de Moisés a Josué en 1:7-8.

Adorar en confianza. Teniendo en claro Quién, y qué, es lo mas importante de nuestra vida (Sal. 27:4), el creyente puede apoyarse en las promesas de Dios. Algún día, la necesidad del evangelismo terminará, pero la alabanza durará por toda la eternidad.

Testificar en cada oportunidad, porque el libro no está cerrado, v. 10. El pecador tiene que escuchar que está perdido, que se avecina rápidamente el juicio eterno y que hay una escapatoria, la cruz del calvario. Aguardar en esperanza, porque cada día trae Su venida más cerca. Ademas, esta es la intención de este libro. Despertar en nosotros una actitud de ánimo y esperanza ante el inminente regreso del Señor.

 

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El Misterio de la Encarnación de Cristo (15)

noviembre 2, 2012 by admin 3 Comments

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Hasta aquí, llegamos a la conclusión asombrosa de que Cristo era verdaderamente hombre y también verdadero Dios. ¿Cómo puede ser ésto posible? Al leer las Escrituras a veces creemos que solamente es hombre y otras que solamente es Dios. Y sin embargo, al cotejar las Escrituras nos encontramos con que es Dios y hombre a la vez. Entramos aquí a tratar este misterio.

I.D. LA ENCARNACIÓN DE JESUCRISTO – ÚNICA EXPLICACIÓN
Ambas naturalezas, la divina y la humana, se encuentran unidas en su persona, en una unión que es única e inescrutable y que llamamos la encarnación. Cuando Cristo, el “hijo que nos es dado” vino a ser “el niño que es nacido, ” el mismo Dios tomó ropaje humano al nacer en el pesebre de Belén.
Y aunque todas estas pruebas Bíblicas concuerdan y estamos convencidos del hecho, reconocemos que no podemos comprenderlo, porque solamente cuando aceptamos el misterio de la encarnación por medio de la fe, sólo entonces, podremos comprender la vida de Jesucristo y explicar muchas partes de las Escrituras.

¿Por qué era necesaria esta unión divino-humana? Cristo debía ser el perfecto mediador entre Dios y los hombres. Sólo esta identificación divina con la humanidad podía proveer un mediador adecuado. “Su doble naturaleza, unida perfectamente en uno, le hace tener comunión con ambas partes; pues tiene igual dignidad como Dios, y al mismo tiempo perfecta simpatía con los hombres. Siendo hombre, puede El presentar el sacrificio en expiación de los pecadores de los hombres, y siendo Dios, su ofrenda es de inestimable valor, pues Juan nos dice que “él apareció para quitar nuestros pecados y no hay pecado en El.” (Jn. 3:5)

Aquí debemos dejar aclarados 2 puntos:
1) EN CRISTO HAY UNA SOLA PERSONA EN DOS NATURALEZAS.
Así nos enseña claramente el N.T. presentándonos la UNICIDAD de la persona de Jesucristo.
De manera que al hablar de Jesucristo Dios-hombre no queremos decir que el Verbo de Dios se uniera A UNA PERSONA humana, sino que posee una naturaleza humana íntegra y perfecta desde la misma concepción en el vientre de María.
Es decir, Jesús no es hombre que llegó a ser Dios, sino un Dios que llegó a ser hombre (Jn 1:14) sin dejar NUNCA de ser Dios.

2) SE TRATA DE UNA UNION HIPOSTÁTICA
Por lo que se entiende una unión que no sólo es personal sino que se realiza precisamente en el núcleo mismo de la persona, la cual ya PRE-EXISTIA.
Por otra parte esta unión de las dos naturalezas en la encarnación sólo es posible y únicamente se explica por el nacimiento virginal de Jesucristo.
No podrían ser los padres de Jesucristo dos seres humanos, pues El no sería más ni mejor que cualquier otro hombre.
No trataremos de explicar lo inexplicable. Sino que llenos de admiración y fe sencilla aceptamos el veredicto de la Escritura:
“El Espíritu Santo vendrá sobre tí, y la virtud del Altísimo te hará sombra; por lo cual también lo santo que nacerá, será llamado Hijo de Dios.” (Lc.1:35).
Resumiendo, entonces, la vida de Jesucristo se explica y está basada en DOS HECHOS EXTRAORDINARIOS que por la fe tenemos que aceptar. SU ENCARNACIÓN y EL NACIMIENTO DE UNA VIRGEN.

 

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La importancia de la palabra profética en Apocalipisis (56).

octubre 5, 2012 by admin 3 Comments

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Apocalipisis 22

Versos 6-21

Al ir concluyendo esta gran revelación que el apóstol a recibido, desarrolla ahora, como una recopilación de lo que ya se dijo en el libro, y de donde podemos recordar verdades muy importantes. Tanto como para que no olvidemos, la urgencia de su cumplimiento y la necesidad de estar preparados para este acontecimiento inminente.

Así que, los versículos restantes son mayormente una exhortación sobre lo que ha precedido. Se han terminado las visiones apocalípticas. Ahora le corresponde a Juan el relatar los últimos dichos de varios personajes del libro. Eso sí, como lo hace de una manera algo inconexa, no es fácil identificar a los que hablan. Lo primero que encontramos y que nos llama la atención, son cuatro similitudes entre el prólogo y el epílogo lo que resalta su importancia para los lectores.

-Estas palabras son verdaderas y dignas de confianza (1:3 con 22:6, 9-10, 18-19).
-Fue escrita por un verdadero profeta inspirado por Dios,
(1:1, 9-10 con 22:8-10).
-Debe ser leída y compartida en las iglesias, (1:3, 11 con 22:18).
-Es para traer aliento al corazón de los creyentes, (1:3 con 22:7, 12, 14).

Luego resalta Juan algunas verdades :
“… el Dios que inspira a los profetas” (v. 6), para enfatizar el origen divino de la inspiración de este libro. El mensajero también ha sido enviado por El. Y esto es importante debido a la urgencia que tiene el mensaje. La profecía está a la puerta. Puede ser hoy mismo!

«¡Miren que vengo pronto! Dichoso el que cumple las palabras del mensaje profético de este libro.» (22:7).

“pronto” – Sugiere que puede ser en cualquier momento y con acontecimientos sumamente acelerados una vez que sucede el principio de su manifestación.

“vengo” – Un horario fijo que indicara el preciso momento de la venida de Cristo, eliminaría la debida actitud hacia una expectación urgente; esta continua espera, ha sido la característica de los consagrados santos durante los siglos.

“Dichoso” – En la introducción del libro, parece que es Juan quien dice las palabras de 1:3, “Dichoso el que lee”, pero aquí, es el mismo Señor que dice “Dichoso el que cumple…” El libro apela mas bien al individuo que al grupo. La bienaventuranza es también una exhortación que apela a la voluntad, reclamando obediencia.

“El mensaje profético” – El contenido del libro es una proclamación divina y a la vez es una premisa de hechos futuros que serán realizados cuando termine la dispensación de la Iglesia.

 

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Lo Que Grandes Hombres dijeron de Cristo (14).

septiembre 30, 2012 by admin 4 Comments

Tal ha sido el efecto impactante que la persona de Cristo ha tenido sobre la humanidad que creo nos será útil citar, aunque mas no sea solo algunos testimonios históricos de grandes personalidades.

LO QUE NAPOLEÓN DIJO DE CRISTO:

(Esto es generalmente reconocido como palabras genuinas de Napoleón; algunos dudan de su autenticidad).

“Conozco a los hombres, y te digo que Jesús no es hombre. Nos manda creer, y no da más razón que sus temibles palabras: “Yo soy Dios”. Los filósofos tratan de resolver los misterios del universo son sus disertaciones vacías. Necios: son como el niño que llora por tener la luna para juguete. Cristo jamás titubea. Habla con autoridad. Su religión es un misterio pero subsiste por su fuerza propia. El persigue y exige de manera absoluta, el amor de los hombres, la cosa más difícil de conseguir en todo el mundo. Alejandro, César y Haníbal conquistaron el mundo, pero no tuvieron amigos. Yo mismo soy quizás, la única persona de mi época que ame a Alejandro, César y Haníbal. Alejandro, César y Carlomagno y yo hemos fundado imperios pero ¿sobre qué? Sobre la fuerza. Jesucristo fundósu imperio sobre el amor y en estos momentos hay millones que darían sus vidas por El. Yo mismo he inspirado a multitudes de tal manera que habrían muerto por mí; pero para ello era necesario mi presencia. Ahora que estoy en Santa Elena, ¿dónde están mis amigos? Estoy olvidado, pronto a volver a la tierra, y a ser comida de gusanos. ¡Quéabismo el que hay entre la miseria y el reino eterno de Cristo, aquel que es proclamado, amado y adorado, y cuyo reino se estáextendiendo por toda la tierra!

¿Es ésto la muerte? Te digo que la muerte de Cristo es la muerte de un dios. Te digo que Jesucristo es Dios.”

LO QUE DIJO RENÁN DE CRISTO:

“Sean cuales sean las sorpresas del futuro, aún no se ha levantado ni se levantarájamás, otro como Jesús de Nazaret.”

LO QUE DIJO JOSEFO DE CRISTO:

(Era un historiador judío, 37-100 DC – nacido y educado en Jerusalen. Fue General del ejército romano; fue capturado y después de la caída de Jerusalen fue llevado a Roma. Muchos eruditos creen auténtica esta declaración suya acerca de Jesús, pero otros creen que sea una interpolación). Es como sigue:

“Vivió por este tiempo Jesús, un hombre sabio, si en verdad se lo puede llamar hombre, pues fue hacedor de obras admirables. Era el Cristo. Pilato, a instancia de los principales de entre nosotros, le condenó a la cruz. Apareció vivo entre sus seguidores al tercer día. Los cristianos, así llamados por el nombre de El, no se han extinguido hasta este día. “

Tomada del Compendio Manual de la Biblia por H. Halley. Pág.485).

La vida de Cristo ha iluminado e inspirado a los grandes bienhechores de la humanidad. ¿Qué sería de este mundo sin la vida del hombre Cristo Jesús?

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Jesucristo, Su personalidad (13)

agosto 20, 2012 by admin 4 Comments

Como vimos en la entrega anterior, por toda esta grandeza contenida en un persona, nos resulta difícil comprender el misterio de la humanidad de Cristo.

Sin embargo, el saber que Jesucristo se sujetó en todo a la naturaleza humana, es para nosotros consolador. Sabemos que él puede comprendernos en cualquier etapa de nuestra vida porque él también la vivió.

Estuvo sujeto a las leyes del crecimiento (Lc. 2:52), de la obediencia (Lc. 2:51), de la limitación (Mr. 6:5-13:32), y también de la tentación (Mt. 4:1 y ss; Mr. 1:13; Lc. 4:2 y ss) aunque por supuesto sin pecado.

Como cualquier niño debió aprender a hablar, a andar, a leer y a escribir; preguntaba para saber y se asombraba de lo que no sospechaba, ya que como hombre no lo sabía todo (Lc. 9:18; Jn. 4:52; 11:34; Mt. 8:10; Lc. 7:9).

También despierta nuestra imaginación el deseo de imaginarnos cómo habrá sido el aspecto físico de Jesús.

Henry H. Halley (Pág. 475) nos dice que…

“El Nuevo Testamento no ofrece ninguna indicación del parecer físico de Jesús. La descripción legendaria más antigua data del siglo IV. Es una carta apócrifa que se atribuye a Publio Léntulo, amigo de Pilatos, y escrito al senado romano. No es auténtica. Y dice en parte como sigue:

“En este tiempo apareció un hombre dotados de grandes poderes. Se llama Jesús. Sus discípulos le llaman el hijo de Dios. Es de estatura noble y bien proporcionada, y de rostro lleno de bondad y al mismo tiempo de firmeza, de manera que quienes le contemplan le aman y le temen a la vez. Tiene el cabello de color vino, lacio y sin lustre, pero de las orejas para abajo crespo y lustroso. Su frente es llana y sin arrugas; todo su rostro sin defecto y adornado de cierta serena hermosura. Su aspecto es ingenuo y bondadoso. La nariz y la boca no tienen defecto alguno; la barba muy poblada y del mismo color del cabello; los ojos azules y muy brillantes.

Cuando censura o reprende es temible y cuando exhorta o enseña, su hablar es manso y amable.

Nadie le ha visto reír pero a menudo llora. Su estatura es alta; sus manos largas y hermosas. Habla con mesura y gravedad, y es poco dado a la locuacidad; en belleza sobrepasa a los mas de los hombres.””

Al leer los evangelios es fácil imaginarnos su persona. Como carpintero su fuerza física debe haber sido considerable y al hablar a grandes multitudes nos imaginamos su voz potente. Por el contenido de su enseñanza, lo pensamos con un perfecto dominio de sí mismo, no impulsivo en sus actos y de porte reposado, lleno de amor y hasta con cierta majestuosidad en sus movimientos. Sobre todo nos imaginamos el amor que irradiaba su rostro y la paz que transmitía en su conducta en actos tales como cuando ponía sus manos sobre los niños y los bendecía. Cuando sus discípulos estaban alterados y apurados, El era paciente para con todos y tenía tiempo para detenerse y dar misericordia.

Que Dios nos guarde de la prisa por “hacer cosas” para que no olvidemos que “el amor y la misericordia” por las personas es más importante.

Alguna leyenda dice que se lo veía llorando a menudo, pero que nunca reía. El Nuevo Testamento confirma que si lloraba, como ya mencionamos, pero en cuanto a que nunca se reía guarda silencio. Pero si deja entrever en su enseñanza una gran capacidad para el humor, lo que nos hace ver que Jesús era un hombre alegre y simpático.

Muchos creen basándose en Is. 53:2: “No hay parecer en él, ni hermosura; le veremos mas sin atractivo para que le deseemos” que en Jesús no había belleza física y que era más bien cargado de hombros y feo. Pero el contexto dice claramente que se trata del rostro de Jesús, desfigurado por los tormentos de su pasión (v. 3-5).

Si leemos con atención, su hermosura es profetizada en Sal. 45:2: “Eres el mas hermoso de los hijos de los hombres.” ¿De quién se puede decir ésto? Además, se le aplican con razón la alabanza de la esposa en Cantares 5:10 y ss: “Mi amado es blanco y sonrosado (es una grave equivocación traducir “rubio” como hacen muchas versiones) señalado entre diez mil… todo El es codiciable.”

Francisco Lacueva nos dice en relación a ésto:

“Por la atracción que ejercía sobre sus discípulos y sobre las multitudes que le seguían, no cabe duda de que había tal brillo en su mirada, un tono tan dulce y firme en su voz y una majestad tan grande en su rostro, en su andar y en todos sus gestos, que bien podemos suponer su perfecta belleza, teniendo también en cuenta que su cuerpo había sido formado por el Espíritu Santo del vientre de una virtuosa hebrea, raza que siempre ha dado bellísimas mujeres. No olvidemos el encanto que la virtud añade al atractivo físico.”

 

 

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Jesucristo, Verdadero Hombre (12)

julio 24, 2012 by admin 6 Comments

I. C. JESUCRISTO VERDADERO HOMBRE

Hasta aquí vemos como el apóstol Juan en su evangelio nos ha pintado un cuadro maravilloso de la eternidad, en la que la divinidad de Jesucristo es puesta de manifiesto, ya sea en su eternidad pasada “con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese” por boca del mismo Jesús, o también como el Logos encarnado, Dios hecho hombre.

 

Sin embargo, ni Juan ni los otros evangelistas como tampoco Pablo en sus escritos, dejan de pintarnos el cuadro de Jesucristo como verdadero hombre. Este es un hecho claramente enseñado en el Nuevo Testamento.

Los relatos de Mateo y Lucas en sus primeros capítulos nos verifican el hecho histórico de su nacimiento y presentando como su madre a la virgen María.

Y si no hay dudas que nació, menos puede haber que es un hombre.

Y como hombre era completo, poseyendo las tres partes esenciales de todo ser humano, es decir, cuerpo (Lc 24:39), alma (Mt 26:38) y espíritu (Jn 13:21).

Nació y vivió entre hombres en las mismas condiciones humanas que cualquier otro de su pueblo, sujetándose a todas las limitaciones humanas.

Se nos asegura que el creció y se desarrolló tanto en estatura como en sabiduría (Lc 2:52). Además vemos rasgos muy precisos de su humanidad en los relatos evangélicos, por ejemplo, se nos dice que tuvo hambre y sed (Mt 4:2; Jn 19:28), se cansó y tuvo que descansar (Jn 4:6; Mt 8:24).

Emocionalmente experimentó todos los rasgos sentimentales de la raza humana. Para citar algunos solamente: Jesús se enojó, amó y se entristeció (Mr 11:15-17; 10:21; Jn 12:27 y 11:35). Su sensibilidad es puesta de manifiesto cuando llega a la casa de su amigo Lázaro y se encuentra con que la muerte lo había arrebatado. Juan dice: “Y Jesús lloró.” El sintió como cualquier otro la pena de perder un ser querido. Y tal vez mucho más que eso, porque al ser El sin pecado, observaba con dolor el efecto del pecado en cada hombre. Su corazón se desangraba por una humanidad doliente y conquistada por la muerte.

También como hombre dio su vida “por amor”. Se sujetó a padecimiento y muerte, la muerte de cruz. Fue sepultado (como cualquier hombre) y resucitó por el poder de Dios la tercer día, pero no resucitó como un espíritu o un fantasma como algunos falsamente lo enseñan. Resucitó como un hombre, con un cuerpo humano glorificado. “El primogénito de entre los muertos” le llama Pablo. El primer hombre que sale airoso de la muerte. El la conquista. El es el primero. El está sentado hoy a la derecha del Padre con un cuerpo glorioso. Su cuerpo tiene forma de hombre.

El fue el primer hombre que llegó al cielo de esa manera. Así también tú y yo le seguiremos. No iremos desnudos, iremos con un cuerpo – “lo mortal se vestirá de inmortalidad” dice Pablo “y cuando ésto corruptible se haya vestido de incorrupción y ésto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria!” – 1 Co. 15:53b,54.

¿Saben cuál es la rabia que lleva el diablo desde la cruz hasta hoy? Que Dios pudiendo destruirlo con una sola palabra, lo humilló. ¿Cómo? Un hombre lo derrotó. El mismo hombre que el hizo caer en el Edén. Cristo descendiente de Eva e hijo de la virgen María lo derrotó muriendo en la cruz y resucitando al tercer día.

¿Para qué? Para que cada ser humano pueda hacer suya esta victoria.

Tu y yo somos victoriosos. Hoy el diablo ve en cada hombre y en cada mujer cristiana, la victoria de Cristo. No puede soportarlo. Si tuviera cuerpo haría crujir de odio sus dientes y arrojaría piedras contra cada cristiano, como lo hizo con Esteban, el primer mártir de la iglesia.

Pero ¿qué vio Esteban? ¿Un hombre derrotado? Todo lo contrario, el dijo: “veo los cielos abiertos y al Hijo del Hombre que está a la diestra de Dios…” (Hch. 7:56). Allí en la gloria del cielo, está Cristo en victoria, y hacia allí caminamos nosotros.

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Jesucristo, “Dios hecho hombre” (11).

junio 26, 2012 by admin 9 Comments

De Juan 1:1-3, se desprende que:

a) JESUCRISTO ES VERDADERO DIOS.

El Verbo se hizo hombre. La misma palabra por medio de la cual Dios creó todas las cosas tomó forma humana. El texto griego original, coloca primero el predicado “Dios”, sin artículo, denotando no una persona sino la misma naturaleza divina – como si Juan hubiera presentido que existirían personajes como los “Testigos de Jehová” y otros. Así la traducción correcta sería: “ Y Dios era el Verbo.”

Cuando intentan traducir “era un dios” lo hacen de manera incorrecta, basándose en Hechos 28:6, donde la traducción sí es correcta, pero no es la misma de Juan 1:1.

En el primer caso, los que opinaban que Pablo era un dios, eran idólatras que admitían muchos dioses, no así quien afirma que el Verbo era Dios. Juan era un judío enteramente monoteísta para quien la sola idea de admitir muchos dioses era una blasfemia.

b) En Romanos 9:5, se expresa:

“de quienes son los patriarcas, y de los cuales, según la carne, vino Cristo, el cual ES DIOS SOBRE TODAS LAS COSAS, bendito por los siglos. Amén”.

Otros textos que reafirman la divinidad de Jesús: Fil. 2:6 ss; Tito 2:13; 1 Jn 5:20. Todo el capítulo 1 de Hebreos nos habla sobre la superioridad del Hijo. Juan 20:28. Como vemos, en mas de una ocasión Jesucristo es llamado Dios.

Otra prueba fehaciente son los versículos que ponen a Cristo al igual que Dios el Padre: Jn 5:18; Fil. 2:6 y los que declaran que Jesucristo recibe la adoración y el honor que solo Dios merece, por ejemplo: Juan 5:23; Hch. 7:59; Heb. 1:6; Ap. 5:12-14.

La misma enseñanza de Jesús con sus pretensiones divinas molestaba a los judíos. El manifestaba tener una relación intima y eterna con el Padre. Noten por ejemplo:

“Mi Padre ha trabajado hasta ahora, yo también trabajo.” Juan 5:17

“Yo y el Padre somos uno solo”. Juan 10:30

“Yo estoy en el Padre, y el Padre está en mí”. Juan 14:11

De ahí la indignación y la acusación de los judíos cuando decían “… se ha hecho Hijo de Dios”. (Jn 19:7).

Así que parafraseando distintos versículos concluimos que:

Conocerlo a él era conocer a Dios;

verlo a él era ver a Dios;

creer en él era creer en dios;

recibirle a él era recibir a Dios;honrarlo a él era honrar a Dios.

Nos detendremos entonces, en unas de las controversias más fuertes de Jesús con los judíos relatados en el capítulo ocho de Juan.

“En verdad les digo, que el que hace caso a lo que yo digo, nunca morirá”… esta declaración era inaceptable para sus oponentes.

“Abraham y todos los profetas murieron – le contestaron – ¿acaso tú eres más que nuestro padre Abraham?… ¿Quién crees que eres tú?”

“Abraham, el antepasado de ustedes se alegró porque iba a ver mi día,” replicó Jesús.

Los judíos se quedaron más perplejos aún – “Todavía no tienes ni 50 años, ¿y dices que viste a Abraham?” le dijeron.

Entonces Jesús les contestó con una de las pretensiones mas punzantes que jamás hiciera antes: “En verdad les digo, que desde antes que Abraham existiera, existo yo.”

Entonces tomaron piedras para arrojarle. La ley de Moisés ordenaba matar a pedradas al blasfemo, y a primera vista, uno se pregunta ¿qué fue lo que ellos interpretaron como una blasfemia en las palabras de Jesús? Por cierto que estaba de por medio su pretensión de haber vivido antes que Abraham. Esto lo dijo varias veces. El había “bajado” del cielo, “enviado” por el Padre. Pero esa pretensión era tolerablemente inocente. Debemos observar con más cuidado. Notemos que el Señor no dijo: “antes que Abraham existiera, existía yo” sino “EXÍSTO yo” (literalmente: “yo soy”). Era por la tanto, la pretensión de haber existido eternamente antes que Abraham. Pero ni aún ésto es todo. En ese “yo soy” hay algo más que una pretensión de eternidad: hay una pretensión de deidad.

YO SOY, es el nombre divino con que Jehová se reveló a Moisés desde la zarza ardiente: “Yo soy el que soy… dirás a los hijos de Israel: Yo soy me envió a vosotros” (Ex. 3:14).

Este es el título que Jesús toma para sí con toda tranquilidad. Fue por eso que los judíos tomaron piedras para vengar tal blasfemia.

Otro hecho significativo, es que posteriormente, después de su resurrección, el incrédulo Tomás se encontraba con los otros discípulos en el aposento alto. Allí Jesús le invita a meter su dedo en las llagas y su mano en el costado. Sobrecogido de temor y tal vez de espanto Tomás exclamó: “Señor mío y Dios mío” (Juan 20:28). Jesús reprendió a Tomás por su incredulidad, pero no por su adoración.

A lo largo de su ministerio Jesús tenía plena conciencia de su divinidad, la enseñó y la afirmó con sus hechos.

Es suficiente mirar su vida, para caer a sus pies en adoración como lo hiciera el mismo Tomás.

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