¡Cuán hermosos son sobre los montes
los pies del que trae alegres nuevas,
del que anuncia la paz,
del que trae nuevas del bien,
del que publica salvación.
Isaías 52:7.
El Espíritu del Señor está sobre mí,
por cuanto me ha ungido
para dar buenas nuevas a los pobres.
Lucas 4:18.
Dios ama a los hombres y quiere salvarlos. Jesucristo, el Hijo de Dios, personificó esta buena noticia cuando él mismo vino a anunciarla a todos.
¡Qué maravilloso tiempo cuando Jesús estuvo aquí en la tierra! Cada vez que tenía ante sí una miseria, su misericordia lo movía a acercarse y su poder actuaba, perdonaba, liberaba y consolaba. Se gozaba aliviando el cuerpo, el alma y la mente de aquellos con quienes se encontraba. Y puede hacerlo aún hoy, llevando siempre la buena noticia de Dios a quienes se vuelven a él para hallar socorro.
Las expresiones de gracia de Jesús que anuncian la buena noticia son innumerables. A quienes desprecian el amor de Dios, él los invita con vehemencia a que se arrepientan para evitar la perdición eterna.
En el camino de Cristo a la cruz, y en su supremo sacrificio, es evidente que Dios lo escogió para anunciar esta buena noticia. Jesucristo es perfecto, pues la gracia, la verdad, la dulzura y el poder, entre otras cualidades, lo caracterizan. Este conjunto de perfecciones conduce a los que tienen ojos para ver y oídos para oír a reconocer que Jesús es el Hijo de Dios. Hoy la Biblia, iluminada por el Espíritu Santo, muestra la maravillosa persona de Jesús a todos los que le buscan.
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