¿Por qué creer en Dios?
Así dice el Señor: …
Yo deshice como una nube tus rebeliones,
y como niebla tus pecados; vuélvete a mí,
porque yo te redimí.
Isaías 44:6, 22.
La gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo.
A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo,
que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.
Juan 1:17-18.
Hoy en día muchos piensan que la ciencia ha demostrado que Dios no existe. Olvidan, o no saben, que es tan imposible demostrar que Dios existe como que Dios no existe. Este asunto está fuera del campo limitado de la ciencia, la cual está lejos de poder responder todas las preguntas. Por ejemplo, no puede explicar por qué «hay algo en lugar de nada». Y si hay algo en lugar de nada, ¿por qué no habría alguien en lugar de nadie? Es muy razonable creer en Dios. Afirmar que no existe no es más que un prejuicio.
La fe en Dios es buena, da un sentido a la vida; da al hombre toda su dignidad. Ella explica nuestro entorno y nos permite escapar a sus límites; así las relaciones humanas conocen su verdadero nivel. También es cierto que la fe en Dios puede exponernos a ser incomprendidos, rechazados e incluso, en algunas regiones del mundo, encarcelados.
Sin embargo, tal vez el mayor impedimento para acercarnos a Dios, para creer en él, es que percibimos que toda nuestra vida será llevada a su luz con estas cosas malas que escondemos cuidadosamente a los demás y a veces también a nosotros mismos. Si este es su caso, no tenga miedo. Si Dios saca a la luz nuestras faltas es para liberarnos de ellas. Vaya por la fe a la cruz donde Jesús sufrió por usted y por mí.
Sólo la fe nos hace descubrir quién es el Dios de paz, de amor y de luz. Jesús nos lo dio a conocer.
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