Vida
EL PUNTO CÉNTRICO DE LA CONVERSIÓN
La Psicología nos dice que hay un punto central alrededor del cual se organiza nuestra vida. Puede que se aferre a uno de los impulsos instintivos como el ego, el sexo o la comunidad. Si el punto céntrico es el ego toda la vida será egoísta y estará preocupada sólo de sí misma. O puede ser que prime el impulso sexual y entonces toda la vida manifestará su interés en lo sexual. O puede que prime el instinto de la comunidad y entonces viviremos bajo la preocupación de lo que dicen y hacen los demás, – el temor al que dirán dominará nuestra vida porque está ella sometida a los demás. Puede que haya, por cierto, una combinación de estos tres, pero llegará el momento en que uno de los tres manifieste su dominio.
La psicología moderna nos enseña que para curar a un enfermo que lleva un conflicto interior o sufre de algún complejo es necesario que el paciente transfiera el sentimiento de si mismo a alguna persona extraña, casi siempre al psicoanalista que le está tratando. A esto se le llama Transferencia. El paciente queda así en libertad en cuanto a sí mismo y es posible solucionar su problema mediante el poder expulsivo de un nuevo afecto.
Precisamente esto es lo que ocurre en la conversión. Por conversión se entiende el abandono de este pecado, de aquél hábito, de estas relaciones, de esas actitudes, pero esto es todo en el lado negativo. Lo que realmente acontece es que se transfiere a Cristo el interés predominante. Se convierte el impulso-maestro de la vida y la vida dejará de estar sometida al ego, al sexo, o al mundo para dejarse dominar por Cristo. El pasará a ser el sentimiento dominante en la vida.
Jesús dijo muy quietamente a ciertos hombres hace muchos siglos: “Sígueme”, no “seguir esta serie de doctrinas”, no importa cuán buenas sean; ni tampoco “someteos a este o aquél rito o ceremonia”, no importa cuán beneficiosos sean; ni tampoco dijo: “perteneced a esta o aquélla organización” por benéfica que sea, sino sencillamente: “Sígueme”. La transferencia se efectuó y una nueva y desconocida palabra brotó de sus labios: “Salvador”. Porque El les libraba de sus complejos, de su inquietud, de su desesperación, de sus pecados y aún de sí mismos. La conversión era un hecho, porque el impulso dominante había sido convertido.
E. Stanley Jones
“¡Oh Cristo! eres Tú nuestro impulso dominante y poseyendo eso nos posees a nosotros mismos. No nos atrevemos a dejarnos dominar por otro alguno que el amor Divino. Acepta nuestro amor y por lo tanto, acéptanos a nosotros mismos. Amén.”
Sugerencia prácticas para el crecimiento (2).
2- Crece mediante el tomar sobre ti una tarea superior a tus fuerzas. Eso te obligará a depender de la gracia de Dios. No te limites a cosas que puedes hacer, pues de esa manera no progresarás. Has algo que no está a tu alcance y verás que creces y lo alcanzas. Toda mi vida he estado haciendo cosas que no podía hacer. Las he iniciado bajo su mandato y de El he recibido las fuerzas para hacerlo. San Pablo creció según iban agigantándose las tareas que asumía. Para él, la entrada al mundo gentil significó la ampliación y el desarrollo de su propia naturaleza, inclusive su mente. “No pidas tareas conforme a tus potencias, sino que potencias conforme lo exijan tus tareas.” Y que sean estas tareas pesadas y exigentes. Cuando Dios llamó a la doncella de Nazaret ella ni vaciló ni se sintió orgullosa, sino que dijo humildemente: “He aquí la sierva del Señor, – yo estoy pronta para todo.” Y lo estaba. ¡Y cuán maravillosamente creció conforme fue grande la tarea la tarea que sobre ella pesó!
E. Stanley Jones
Sugerencia prácticas para el crecimiento (1).
Hemos visto que, bajo las órdenes de una Mente Viva, hemos sidos puestos bajo una Ley que es una Vida desenvolvente. Es preciso, entonces, que vayamos creciendo para poder permanecer cristianos.
1- Crece mediante tus errores, aún mediante tus pecados. Muchos se amilanan con una caída y no vuelven a levantarse. Pero la pérdida de un encuentro no quiere decir que este perdida la batalla. Muchísimos han ganado la batalla precisamente gracias a que perdieron una escaramuza, porque fueron mas avisados, más humildes, mas denodados. “Cuando un hombre bueno cae, cae de rodillas“. ¡Bien está! Levántate enseguida y dí: “Bueno, ese fue un porrazo, pero he aprendido la lección. Pediré refuerzos y reforzaré ese punto débil.” Puedes así hacerte fuerte en tu punto más débil. San Pablo y Juan Wesley fueron fariseos convertidos y se hicieron fuertes en lo que era su debilidad, pues se hicieron humildes y dependieron solo de la gracia divina. Si caes, no te detengas, sino que sigue adelante.
E. Stanley Jones
La Importancia de la Oración (6).
8. La octava razón por la que debe haber oración constante, perseverante, desvelada y triunfante es que la oración, en todas las cuitas, ansiedades y necesidades de la vida, es el medio que Dios ha señalado para que obtengamos libertad en toda ansiedad y la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento.
“Por nada estéis afanosos, – dice Pablo – sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.
Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús” (Filipenses 4:6, 7).
A muchos esto les parece el cuadro de una vida que es hermosa, pero que está mas allá del alcance de los mortales; pues no es así. El versículo nos dice cómo cada hijo de Dios la puede alcanzar. “Por nada estéis afanosos.” Lo demás del versículo nos dice cómo y es muy sencillo: ” sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.” ¿Cómo pudiera ser mas claro y sencillo? Guárdate en comunión constante con Dios, y cuando se te presente alguna dificultad y provocación, grande o pequeña, háblale acerca de ella, no olvidándote de dar gracias por lo que ya ha hecho. ¿Qué será el resultado? “La paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.”
Eso es glorioso y a la vez sencillo. Gracias a Dios, muchos están experimentándolo. ¿No conoces a alguien que esté siempre tranquilo? Quizás es impetuoso por naturaleza, y las dificultades, conflictos, contratiempos y aflicciones le azotan, pero la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento guarda su corazón y su pensamiento en Cristo Jesús.
Todos conocemos a tales personas. ¿Cómo lo hacen?
Por la oración, nada más. Los que retienen la paz profunda de Dios, la paz insondable que sobrepasa todo entendimiento, siempre son hombres y mujeres de mucha oración.
Algunos de nosotros permitimos que las muchas ocupaciones de la vida estorben la oración, y ¡que desperdicio de tiempo y energía y fuerza nerviosa hay en esto! Una noche de oración nos salvaría de muchas noches de insomnio. El tiempo empleado en la oración, no se desperdicia, mas bien es tiempo invertido a muy buen rédito.
Escogido del libro: “Cómo Orar” por R. A. Torrey
La Importancia de la Oración (2).
3. La tercera razón por qué es necesaria esta oración constante, persistente, desvelada y triunfante, es que aquellos hombres que Dios puso como modelo de lo que el cristiano debe ser – los apóstoles – consideraban la oración como la ocupación más importante de su vida.
Cuando las responsabilidades crecientes de la iglesia primitiva pesaban sobre ellos, “los doce convocaron la multitud de los discípulos, y dijeron: No es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios, para servir a las mesas. Buscad, pues, hermanos, siete varones de vosotros de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, los cuales pongamos en esta obra. Y nosotros persistiremos en la oración, y en el ministerio de la palabra” (Hechos 6:2-4). Parece evidente de los escritos de Pablo, que dedicaba mucho de su tiempo y fuerza y pensamiento a la oración por las iglesias así como por los individuos. Estúdiense Romanos 1:9; Efesios 1:5, 16; Colosenses 1:9; 1 Tesalonicenses 3:10; 2 Timoteo 1:3.
Todos los hombres poderosos en el servicio del Señor en todos los tiempos, han sido hombres de oración. A pesar de los muchos rasgos distintivos que los han diferenciado, en este respecto todos han sido semejantes.
4. Pero hay una razón mas poderosa a favor de esta oración constante, persistente, desvelada y victoriosa: La oración ocupó un lugar muy prominente y era de suma importancia en la vida de nuestro Señor sobre la tierra.
Por ejemplo, leamos Marcos 1:35: “Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba.” El día anterior había sido muy pesado, pero Jesús acortó las horas del sueño para poder darse a la oración que era mas necesaria que el sueño.
Abramos en Lucas 6:12 y leamos: “En aquellos días él fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios.” De cuando en cuando, nuestro Salvador se vio precisado a pasar toda una noche en oración.
Las palabras “orar” y “oración” se emplean cuando menos veinticinco veces con relación a la breve historia de nuestro Señor en los cuatro Evangelios, y otros pasajes en los cuales no se emplean estas palabras, indican que oraba. Sin duda, Jesús pasaba mucho tiempo y empleaba mucha de su fuerza en la oración y una persona que no lo emplea sabiamente no puede llamarse propiamente discípulo de Jesucristo.
5. Hay otra razón a favor de la oración constante, desvelada y triunfante, que parece aún mas poderosa, que es: que la oración es la parte principal del ministerio actual de nuestro Señor resucitado.
El ministerio de Cristo no terminó con su muerte. Su obra expiatoria fue consumada entonces, pero cuando resucitó y ascendió a la diestra del Padre, dio principio a otra obra por nosotros igualmente importante en su lugar como la de la expiación. No puede divorciarse de su obra expiatoria; descansa sobre aquella como su fundamento; pero es necesaria para nuestra perfecta salvación.
En Hebreos 7:25, encontramos lo que es esta obra actual, por medio de la que perfecciona nuestra salvación: “Por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.” Este versículo nos dice que Jesús puede salvarnos eternamente, o completamente, hasta la perfección absoluta, porque no solamente murió, sino también porque está “viviendo siempre”. El versículo nos revela también por qué vive ahora “para interceder por nosotros”, para orar. La cosa principal que hace actualmente es orar. Por sus oraciones nos está salvando.
La misma enseñanza se halla en aquel pasaje notable y triunfante de Pablo en la carta a los Romanos: “¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros” (8:34).
Si hemos de tener compañerismo con Jesús en su obra actual debemos orar mucho; debemos darnos a la oración constante, perseverante, desvelada y victoriosa. Nada me ha impresionado mas de la importancia de orar en todo tiempo, de estar ocupado constantemente en oración, como esta enseñanza: que aquella es la ocupación principal de nuestro Señor resucitado en la actualidad. Deseo tener comunión con él y he suplicado al Padre, que haga de mí un intercesor, un hombre que sepa orar y que dedique mucho tiempo a la oración.
Este ministerio de intercesión es glorioso y poderoso, y todos podemos tener parte en él. El hombre o la mujer que no puede estar en los cultos públicos por causas de enfermedad, puede tener parte en él; la madre ocupada; la mujer que tiene que ganarse la vida trabajando de lavandera puede tener parte en él, puede mezclar sus oraciones por los santos, por su pastor, por los inconversos y por los misioneros en el extranjero, con el jabón y el agua, mientras que se inclina sobre sobre su trabajo y no por esto hacerlo con menos esmero; el comerciante puede tener parte en él, orando mientras que pasa de un quehacer a otro. Pero, por supuesto, si deseamos mantener este espíritu de oración constante, debemos emplear tiempo – y suficiente tiempo – para encerrarnos a solas con Dios en el lugar apartado con el fin de no hacer otra cosa que orar.
Del libro “Como Orar” por R. A. Torrey.
(Continuará).
¿Por qué creer en Dios?
¿Por qué creer en Dios?
Así dice el Señor: …
Yo deshice como una nube tus rebeliones,
y como niebla tus pecados; vuélvete a mí,
porque yo te redimí.
Isaías 44:6, 22.
La gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo.
A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo,
que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.
Juan 1:17-18.
Hoy en día muchos piensan que la ciencia ha demostrado que Dios no existe. Olvidan, o no saben, que es tan imposible demostrar que Dios existe como que Dios no existe. Este asunto está fuera del campo limitado de la ciencia, la cual está lejos de poder responder todas las preguntas. Por ejemplo, no puede explicar por qué «hay algo en lugar de nada». Y si hay algo en lugar de nada, ¿por qué no habría alguien en lugar de nadie? Es muy razonable creer en Dios. Afirmar que no existe no es más que un prejuicio.
La fe en Dios es buena, da un sentido a la vida; da al hombre toda su dignidad. Ella explica nuestro entorno y nos permite escapar a sus límites; así las relaciones humanas conocen su verdadero nivel. También es cierto que la fe en Dios puede exponernos a ser incomprendidos, rechazados e incluso, en algunas regiones del mundo, encarcelados.
Sin embargo, tal vez el mayor impedimento para acercarnos a Dios, para creer en él, es que percibimos que toda nuestra vida será llevada a su luz con estas cosas malas que escondemos cuidadosamente a los demás y a veces también a nosotros mismos. Si este es su caso, no tenga miedo. Si Dios saca a la luz nuestras faltas es para liberarnos de ellas. Vaya por la fe a la cruz donde Jesús sufrió por usted y por mí.
Sólo la fe nos hace descubrir quién es el Dios de paz, de amor y de luz. Jesús nos lo dio a conocer.
LA FLOR DEL CAMPO
Toda carne es hierba, y toda su gloria como flor del campo.
La hierba se seca, y la flor se marchita,
porque el viento del Señor sopló en ella…
mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre.
Isaías 40:6-8.
«¡Oh, abuelito, mira, todas las flores están dañadas!». Al igual que mi nieta me di cuenta de que el prado, al borde del camino, estaba lleno de hierbas secas y de flores marchitas. Después del trabajo matinal de la segadora y debido a un día muy soleado, el aspecto del campo había cambiado totalmente.
En la Biblia, la imagen de la hierba que se seca o de la flor que se marchita evoca el carácter efímero de nuestra existencia: “En la mañana florece y crece; a la tarde es cortada, y se seca” (Salmo 90:6). Independientemente de que estemos en la mañana o en el atardecer de nuestra vida, ésta puede acabarse muy rápido. Cuando llega la muerte, el cuerpo vuelve al polvo, y el espíritu a Dios (Eclesiastés 12:7).
Para el creyente, su espíritu estará en la felicidad de la presencia de Jesús (Filipenses 1:23), mientras su cuerpo espera la resurrección de vida (Romanos 8:11).
Cuando una persona no creyente muere, su espíritu espera el juicio (Hebreos 9:27), porque rechazó, cuando todavía estaba vivo en la tierra, la oferta de la gracia de Dios. Tendrá que sufrir, después de la resurrección de su cuerpo, la condenación eterna (Apocalipsis 20:12-15).
La flor marchita también evoca el contraste entre la gloria del hombre, que dura tan poco, y la palabra del Señor, que “permanece para siempre” (1ª Pedro 1:25). Esta palabra es la “simiente incorruptible” que da la vida eterna a todos los que creen en Jesucristo.
Fuente: Amen-Amen.Net
Lo Que La Biblia Afirma En Relacion a La Eternidad IV
54 Cuando esto suceda, se cumplirá lo que dice la Biblia:
“¡La muerte ha sido destruida!
55 ¿Dónde está su victoria?
¿Dónde está su poder para herirnos?”
1 Corintios 15:54-55 (Biblia en Lenguaje Sencillo)
25 A esto Jesús respondió:
“Yo soy el que da la vida y el que hace que los muertos vuelvan a vivir. Quien pone su confianza en mí, aunque muera, vivirá.
26 Los que todavía viven y confían en mí, nunca morirán para siempre. ¿Puedes creer esto?”
Juan 11:25-26 (Biblia en Lenguaje Sencillo)
27 No se preocupen tanto por la comida que se acaba, sino por la comida que dura y que da vida eterna. Esa es la comida que yo, el Hijo del hombre, les daré, porque Dios mi Padre les ha mostrado que yo tengo autoridad.
Juan 6:27 (Biblia en Lenguaje Sencillo)
Lo Que La Biblia Afirma En Relacion a La Eternidad III
“¡La muerte ha sido destruida!
55 ¿Dónde está su victoria?
¿Dónde está su poder para herirnos?”
1 Corintios 15:54-55 (Biblia en Lenguaje Sencillo)
25 A esto Jesús respondió:
–Yo soy el que da la vida y el que hace que los muertos vuelvan a vivir. Quien pone su confianza en mí, aunque muera, vivirá.
26 Los que todavía viven y confían en mí, nunca morirán para siempre. ¿Puedes creer esto?
Juan 11:25-26 (Biblia en Lenguaje Sencillo)
27 No se preocupen tanto por la comida que se acaba, sino por la comida que dura y que da vida eterna. Esa es la comida que yo, el Hijo del hombre, les daré, porque Dios mi Padre les ha mostrado que yo tengo autoridad.
Juan 6:27 (Biblia en Lenguaje Sencillo)