La revelación de la justicia de Dios por la Fe
3. Porque ¿qué dice la Escritura? Creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia. 4. Pero al que obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda; 5. mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia. (San Pablo en Romanos Cap. 4).
¡Cuantas veces la lectura de la palabra de Dios trae alivio a nuestra alma! Debemos orar por más revelación. La fe, es mucho mas que una actitud que decidimos tomar ante el maravilloso mensaje. Como seres humanos tenemos momentos de duda. Hay días aciagos con tintes de ingratitud. Otros en los que nos encontramos con fracasos personales en los que pensábamos que jamas volveríamos a caer. Y no hablo de pecados tan extraordinarios como para ser el titular de una página en la sección policial del periódico del día.
Mas bien a esa condición humana interior que constantemente nos acusa y que se llama conciencia. La lucha diaria entre el lobo blanco y el lobo negro- como dijo alguien. La constante lucha entre la impotencia de nuestras debilidades, y el tener la fe necesaria para aceptar el perdón que normalmente necesitamos y que está al alcance de nuestra mano. Claro que se trata de fe o incredulidad.
Es entonces cuando la figura de Abraham es un modelo tan importante a tener en cuenta y estudiar con atención. San Pablo escribe a los Romanos conocedor de esa lucha interna tan profunda en la naturaleza humana. La realidad del pecado heredado a través de nuestros primeros padres Adán y Eva.
Pablo mismo narra de una manera magistral ese conflicto interior en los capítulos 6 al 8 de Romanos donde este último es el grito de victoria del cristiano que ha encontrado por fin la respuesta a semejante crisis en Cristo y su perfecta obra redentora.
Aún así, sin la revelación del Espíritu Santo, el solo hecho de leer las escrituras no nos da una respuesta satisfactoria. Por ello siempre al leer debemos elevar una súplica humilde: “Espíritu Santo amado revélame la palabra del Padre. Necesito que me hables. Necesito que me alimentes.”
A veces vivimos un cristianismo frio y distante. Muerto seria mejor la palabra a utilizar. Solo porque no llegamos a ver la gran verdad revelada. Es tan simple que llega a ofender al intelecto del pecador. “Si no os hacéis como niños dijo Jesús…” Cuantos miles de personas continúan cada día en este mundo tratando de hacer algo para conseguir su perdón. Quizás la intención es buena. Pero el camino es equivocado. Si no es la conciencia que nos condena, será el mismo diablo arrojando pensamientos falsos en nuestra mente. Corremos de aquí para alla. Programas. Eventos. ¡cuantas cosas nos ocupan! Y no logramos la paz. Abraham no hizo eso. El decidió creer antes que hacer. Cuando miró a su alrededor todo eran imposibilidades. Así que tomo una firme decisión de centrar su mirada en Dios. Tomen nota:
1- Tomo la decisión de creer. “Creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia.”
2- Entendió que con “sus obras” no mejoraría su situación simplemente porque: “…al que obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda.”
3- Miró a Dios como un Dios de misericordia y le creyó: “…mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío.”
4- El resultado fue que al tomar esta firme determinación de creer, su fe se convirtió en su justicia. Por eso dice: “…su fe le es contada por justicia.”
Así que amigo lector sea cual sea tu situación, una es la premisa: creer. Una vez que lo decidimos nuestra fe nos es acreditada como justicia. ¡Que maravilloso don de Dios! No importa el día, ni la hora, ni el lugar o la circunstancia. Vuelve tu corazón al Señor. Ten fe en El. Entonces El mismo te declarará justo. Y si Dios te declara justo ¿quien se atreverá a cuestionarle? Alimenta tu fe cada día con su palabra y la oración. Es todo lo que necesitas para caminar en su justicia. Dios te bendiga!
Jose R. Reina