9. La novena razón para la oración constante, persistente, desvelada y triunfante es que la oración es el método que Dios ha ordenado para que obtengamos el Espíritu Santo.
Sobre este punto, la Biblia es muy clara. Dice Jesús: “Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?” ( Lc. 11:13). Hay hombre – y son hombres buenos – que nos están diciendo: “No oréis por el Espíritu Santo”, pero que van a hacer con esta afirmación franca de Jesucristo: “Cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?”.
Hace algunos años cuando se anunció una conferencia sobre el bautismo del Espíritu Santo, vino un hermano y con mucho sentimiento me dijo:
-No se olvide de decirles que no oren por el Espíritu Santo.
-Seguramente no les diré eso, porque Jesús dice: “¿Cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?”.
– Oh, sí, – respondió -, pero eso fue antes de Pentecostés.
-¿Qué te parece Hechos 4:31; eso fue antes o después de Pentecostés?
– Después, por supuesto.
-Léelo.
-“Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios.”
-¿Qué te parece Hechos 8:15; fue antes o después de Pentecostés?
-Después.
-Léelo, por favor.
-“Los cuales, habiendo venido, oraron por ellos para que recibiesen el Espíritu Santo.”
No contestó. ¿Qué podría responder? Es tan claro como la luz del día en la Palabra de Dios que antes y después de Pentecostés, el primer bautismo con el Espíritu Santo, así como los subsiguientes, fueron todos recibidos en contestación a la oración definida. La experiencia también enseña esto.
Sin duda, muchos han recibido el Espíritu Santo en el momento de entregarse a Dios, antes que hubiera tiempo para orar, pero ¡cuántos hay que saben que su primer bautismo con el Espíritu Santo vino cuando estaban hincados o postrados ante Dios, solos o en compañía de otros, y que repetidas veces han recibido la plenitud del Espíritu en el lugar de la oración!
Esto lo sé tan seguramente como sé que mi sed ha sido saciada al tomar agua. Temprano una mañana en el cuarto de oración en la iglesia de la Avenida Chicago, donde varios centenares de personas habían estado orando durante algunas horas, vino el Espíritu Santo tan manifiestamente y el lugar estaba tan lleno de su presencia, que nadie pudo hablar ni orar, y solo sollozos de regocijo se oían. Salieron hombres de ese cuarto para ir a diferentes partes del país y pronto llegaron noticias del derramamiento del Espíritu Santo en respuesta a la oración. Otros salieron para ir a diferentes partes de la ciudad, gozando de las bendiciones de Dios sobre su obra. Esta es solo una experiencia personal de muchas que pudieran citarse.
Si empleáramos más tiempo en la oración, habría más poder del Espíritu manifiesto en nuestros trabajos. Muchos que en un tiempo poseían indudablemente el poder del Espíritu Santo en su obra, están llenando el aire de gritos vacíos e hiriéndolo con gesticulaciones sin significado, porque han permitido que la oración fuera estorbada. Debemos pasar mucho tiempo hincados delante de Dios, si hemos de continuar en el poder del Espíritu Santo.
Escogido del Libro: “Cómo Orar” por R. A. Torrey