“¿La salvación se pierde cuando uno peca ? Ayudarme a entender este tema.”
No creo que no haya cristiano, sincero en su corazón, que no se haya hecho esta pregunta. Ahora bien, debido a que son respuestas y no estudios completos (lo que llevaría mucho mas tiempo y espacio) trataremos de ser concretos. A la vez que daremos datos bíblicos para que cualquiera pueda profundizar el tema mediante su propio estudio en la biblia.
En este caso responderemos a la pregunta reflexionando sobre dos aspectos ligados a la misma. Esto es: 1- ¿La salvación se pierde? 2- ¿que debe hacer el cristiano cuando peca?
1- ¿La salvación se pierde?
Cuando nos acercamos a las páginas de la biblia con objetividad, encontramos con sorpresa que hay suficientes cantidad de textos bíblicos ya sea para afirmar que la salvación se pierde, como también que no se pierde. ¿es esto un problema? Sólo si tomamos textos aislados. Olvidando así que la biblia debe estudiarse como un todo. Ya que toda la biblia es palabra de Dios.
Lo primero que tenemos que ver entonces es, lo que Dios afirma acerca de la salvación. Lo veremos en este orden:
a) Dios no quiere que nadie se pierda. 2 Pedro 3:9 Es muy importante que usted lea los textos que iremos mencionando.
b) Dios no envió a Jesús para condenar sino para salvar a la humanidad. S. Juan 3:17
c) Así, el regalo de Dios para los que se arrepienten y creen es la vida eterna. Lucas 5:32; S.Juan 3:3; Romanos 6:23.
La biblia es muy clara en esto. El deseo del corazón de Dios es que cada ser humano sea salvo. Y esa es la oportunidad que se nos brinda a través de Jesucristo. Dios siempre quiere lo mejor para nosotros. S. Juan 316; Lúcas 19:10; Romanos 5:8.
En segundo lugar, la biblia afirma que hemos nacido de nuevo. Dios lo dice, así que nunca dude. Aún así puede meditar en los siguientes textos. I Pedro 1:3-5; Juan 10:27-29; Romanos :38,39 y Efesios 1:13.
En tercer lugar, aunque usted es salvo, la biblia nos alerta de que ¡no debemos descuidar nuestra salvación! ¿Qué quiere decir esto? El Nuevo testamento afirma reiteradamente que aunque ya hemos recibido la salvación esta todavía no se ha consumado. Lea I Tes. 5:8-10 note que Pablo por un lado le dice a los creyentes de Tesalónica que se vistan “con la esperanza de salvación cómo yelmo.” Y luego añade que Dios nos ha puesto “…para alcanzar salvación.” Así vemos que la salvación es nuestra en el presente pero debe consumarse en el futuro. Parece contradictorio pero no lo es. De la misma manera, por ejemplo, cuando una persona ha recibido una herencia y está legalmente todo establecido, pero hasta que no se cumplan las condiciones que pueden ser, hechos concretos, fechas etc. no podrá disfrutar plenamente de la misma. Sin embargo mientras espera es el dueño de la herencia. Así con el cristiano y su herencia o salvación.
Relacionado con esta advertencia el escritor de hebreos nos exhorta, casi con desesperación santa, a no descuidar nuestra salvación. Lea Hebreos 2:1 atentamente. El v.1 nos advierte del peligro de “deslizarnos” , el v.2 la consecuencia para los que desobedecen deliberadamente y el v.3 dice: “¿cómo escaparemos nosotros si descuidamos una salvación tan grande…?”
Así vamos concluyendo, que aunque somos salvos, cada día debemos vivir en una actitud de arrepentimiento. Con el deseo de vivir en santidad. Es importante entender, que es imposible que un cristiano no peque. Aun pablo expresaba su conflicto con el pecado en su propia naturaleza humana cuando decía “no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago” y pone fin a su lucha interior exclamando “gracias doy a Dios por Jesucristo señor nuestro.” Lea Rom. 7: 15-25. El ser cristiano no me libra todavía de mi naturaleza pecadora. Lo que debe quedar claro es que el pecado siempre en la vida del cristiano debe ser una excepción nunca una forma de vida. La salvación no se pierde cuando pecas a menos que lo hagas deliberadamente y decidas vivir voluntariamente lejos de Dios. En ese caso vale la advertencia “¿cómo escaparemos si descuidamos…?”…el descuidado es el que no le importa la salvación, mientras que el verdadero cristiano siente la necesidad de buscar a Dios en arrepentimiento, día a día, y de agradarle.
2- ¿Qué debe hacer el cristiano cuando peca?
Es normal que luego que hemos pecado nos sintamos deprimidos y con un hondo sentimiento de culpa. En realidad esto es bueno. El Espiritu Santo nos muestra su tristeza para que reflexionemos y nos volvamos a Dios en arrepentimiento.
Lo primero que debemos hacer es volver a Dios y pedirle perdón. Debemos hacerlo cuanto antes. Alguien dijo que lo importante no es las veces que te caes sino lo rápido que te levantas. Dios es nuestro padre. No nuestro juez. Es un padre misericordioso. El es paciente y todo amor.
Lo segundo, creerle a su palabra. “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.” I Juan 1:9 Una vez que le cuenta a Dios su falta y le pide ayuda para superar ese hábito o debilidad, quédese tranquilo, recuerde que él es fiel y justo. No usted. El. Y él a ha decidido amarle y perdonarle siempre. Ah! Y no se preocupe si ha veces tiene que ir muchas veces en un dia…su amor es eterno. Isaías 1:18
En tercer lugar, eche fuera de su mente el espíritu de condenación Dios perdona y olvida. Haga usted lo mismo. El padre celestial te dice: “Yo, yo soy el que borró tus rebeliones por amor de mí mismo,y no me acordaré de tus pecados.” Isaías 43:25; Romanos 8:1 ¡Alégrese en el perdón liberador del padre por medio de Jesucristo! Y recuerde la salvación consiste en una decisión voluntaria de amar a Dios por sobre todas las cosas cada día.
“Amados míos, así como mientras estuve con ustedes, solían obedecer fielmente mis instrucciones, ahora que estoy lejos deben procurar mucho más hacer las cosas como corresponde a los salvos, obedeciendo a Dios con gran reverencia, apartándose de cuanto pueda desagradarle.” Fil. 2:12 (LA BIBLIA AL DÍA INTERNACIONAL).
Anote estos textos y memorice alguno de ellos para cuando sienta dudas del perdón o se sienta en condenación. Ef. 1:6,7; Salmo 85:2; 2 Cor. 5:17; Salmo 103:12; 1 Juan 1:9 y 2:1; Heb. 8:12; Isaías 1:18; 43:25; 55:7; Col. 2:13 y 3:13; Mar. 11:25; Jer. 33:8; Sal. 32:1,2