1) Definición de herida ó trauma.
Etimológicamente, la palabra griega “trauma”, significa “herida”, y es interesante tener presente que ésta deriva del término “perforar”. De alguna manera, cuando hablamos de trauma, hacemos referencia a un hecho que deja sus marcas, su sello, algo que fractura nuestro interior.
Ahora bien, frente a todo hecho traumático que nos afecta, se pone en juego una serie de conductas que tendrán como consecuencia potencializar aún más el conflicto. Es decir, la persona, frente al trauma, intenta – aunque fracase, en definitiva – encontrar una salida. En el campo de la psicología, a esto se lo llama “Mecanismo de Defensa”.
2) Conductas o Mecanismos de Defensa.
a) La represión.
La esencia de esta conducta – o mecanismo de defensa – consiste en mantener lo más alejadas posible de nuestra conciencia aquellas situaciones traumáticas que nos causan angustia.
Frente a una circunstancia dolorosa del pasado, frente a un hecho desagradable que provoca angustia, la persona lo reprime enviando ese recuerdo al inconsciente. El resultado visible de la represión es el olvido; ante el miedo de recordar y vivenciar nuevamente ese dolor, la persona intenta olvidar.
¿Ahora, porqué este mecanismo de defensa lleva a agravar la situación?
Primero, no ayuda a solucionar el trauma. Uno de nuestros grandes problemas es negar que tenemos un problema, y lo que tenemos que tener presente es que para que Dios pueda actuar en nuestra vida debemos reconocer que algo nos pasa, para luego, entregárselo a El.
Segundo, en el caso específico de la represión, lo que se reprime es la idea, el concepto, pero la angustia o el efecto que rodea el trauma quedan en la conciencia. En otras palabras podemos reprimir la idea, pero la angustia sigue latente en nosotros.
Compartimos un ejemplo del Dr. Stamateas, él relata: “Nos tocó hace un tiempo atrás minsitrar a una joven de 22 años, la cual tenía una profunda depresión. No había en sus años recientes, ninguna circunstancia que pudiera haber provocado la misma. Por lo tanto, comenzamos a pedirle que nos relatase acerca de su infancia (más precisamente, de aquellas circunstancias dolorosas que recordaba de su niñez).
Después de relatarnos que en su infancia había sido feliz, de pronto comenzó a llorar y dijo: “… me parece que abusaron de mí cuando era chica”.
En efecto, su tío – quien cuidaba de ella cuando su madre salía a trabajar – la había violado desde los 6 a los 8 años. Jamás se lo contó a su mamá, pues sabía que, si lo hacía, su madre no tendría donde dejarla y eso empeoraría las cosas.
¿Qué hizo? Reprimió todo lo relacionado con el suceso de la violación, pero, con el paso del tiempo, toda la angustia que provocó este hecho derivó en una depresión.”
b) Aislamiento.
Este segundo mecanismo de defensa lo encontramos cuando la persona logra separar la idea o suceso traumático de la angustia. De esta manera, la persona puede narrar el suceso sin contenido emocional o sin carga afectiva.
Por ejemplo, cuando se le pregunta a una persona por su infancia, e inmediatamente nos responde: “Sí, recuerdo muy bien cuando mi papá me pegaba con el cinturón”.
c) Desplazamiento.
Ocurre cuando la persona pone su angustia o su conflicto en otra persona u objeto menos angustiante que la verdadera causa. Por ejemplo, la Fobia a un objeto o animal.
Por ejemplo, la crítica, la descalificación, la culpa en el otro.
(Próxima entrega: “Ministrando sanidad interior…” (Pte 11)).