I – D. EL CARÁCTER DE JESUCRISTO.
Carácter, según el diccionario, es la “manera de ser que distingue a una persona o cosa de otras. Conjunto de rasgos que indican la naturaleza de las personas o de las cosas”; y también: “conjunto de cualidades psíquicas, heredadas y adquiridas, que condicionan la manera de reaccionar de cada individuo humano”.
También se aplica como la “cualidad de la persona que se mantiene firme en su línea de conducta” siendo sinónimo de palabra tales como energía, entereza, firmeza.
Tarea imposible sería, desde todo punto de vista tratar de describir el carácter más completo del Hombre que una vez existió en esta tierra. Sería sólo un intente de nuestro pobre entendimiento el intento de trazar algunos rasgos, como su ternura, su libertad, su fortaleza, su santidad y amor admirables, etc.
1) JESUCRISTO: SU PERSONALIDAD
Hablamos de personalidad en el sentido de alguien que tiene “mucha personalidad”. En esta acepción lo tema el Prof. Griffith Thomas cuando dice que “la personalidad es la cosa más alta en la vida, y también la más interesante, atractiva y fascinante.”
Juan nos describe algunos de esos rasgos cuando dice en 1:14 “y vimos su gloria… lleno de gracia y de verdad.”
No podemos siquiera terminar de imaginarnos le que debe haber sido el rostro de Jesús, porque mientras caminaba por este mundo la gracia de Dios resplandecía en todo su ser, palabra y obra. Y , mas aun si pensamos que El encarnaba la verdad de tal forma y hasta tal grado que muchos según los relatos evangélicos caían a sus pies. Cristo era la realidad total.
2) JESUCRISTO: SU EQUILIBRIO PSÍQUICO, MORAL Y FÍSICO
De los hombres comunes se dice: “no existe algún genio sin alguna rareza. Todos ellos aunque sobresalientes en alguna ciencia, tuvieron sus yerros o sus debilidades.
Todo lo contrario sucede con los relatos de quienes escriben la vida de Jesús. Ellos nos van pintando en un relato sobrio pero genuino, como “un cuadro de perfección.” Sus mismos contemporáneos daban testimonio de El: “todo lo hizo bien” – “jamás hombre alguno ha hablado como este hombre” – “mas éste nada impropio hizo” etc.
Como nos describe el teólogo español Francisco Lacueva: “La co-existencia de contrarios difíciles de compaginar dentro de un ser humano nos da también la medida del carácter sobrehumano de Jesucristo, En efecto, es muy difícil que se dé la gracia sin debilidad; la verdad sin severidad; la fuerza sin violencia; la autoridad sin imposición; la proporción sin sin exageración meticulosa; la grandeza sin altivez; la integridad moral sin falso puritanismo; la fortaleza sin opresión; la alegría sin ligerezas; la sociabilidad sin disipación; la espiritualidad sin ascetismo; la responsabilidad sin preocupación excesiva; la libertad, sin libertinaje; la tristeza sin depresión; el fervor sin fanatismo. Vivir a un mismo tiempo, en una misma persona, fortaleza y prudencia, ternura y coraje, amor y pureza etc. es sólo dado a los grandes paradigmas de rectitud, moral, y de equilibrio psicofísico. Unir todos los contrarios virtuosos en perfecta conjugación es propio exclusivamente del Dios-hombre. El fallo, por mínimo que sea, aflora en cualquier instante. Como dice Santiago (3:2) “todos ofendemos (ptáiomen/tropezamos) muchas veces” (Mejor, en muchas cosas).
Deja una respuesta