Hay quienes se salvarán porque oyen la verdad y responden a ella. PERO HAY OTROS QUE NUNCA SERAN SALVOS A NO SER QUE ALGUIEN INTERCEDA POR ELLOS. Algunos serán sanados por las oraciones y por la imposición de manos y el ungimiento con aceite. Pero algunos nunca serán sanados por ninguno de esos métodos. ALGUIEN TENDRA QUE HACER INTERCESIÓN POR ELLOS. La intercesión domina las obras del diablo – “… para la destrucción de fortalezas.” (2 Cor. 10:4).
En Romanos 8:26, también vemos una verdad en cuanto a la sanidad para nosotros mismos. “Y de igual manera el Espíritu nos ayúda en nuestra debilidad…”. Por otra parte, en Mateo 8:17 leemos: “El mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias.” Sabemos que Jesús compró nuestra sanidad, pero es el Espíritu Santo el que trae aquella sanidad a nuestros cuerpos. El es el agente que hace efectiva su aplicación.
Si estudiamos este pasaje en el griego, aprendemos que hay en realidad tres palabras griegas envueltas en la palabra española traducida como “ayuda”. Una de esas palabras griegas significa “agarrarse de algo juntamente.” Otra palabra griega significa “con”, y la tercera significa “en contra de…”. Así vemos que Rom. 8:26 quiere decir que el Espíritu “se agarra juntamente con nosotros en contra de nuestras debilidades.” Esto implica que si no nos ponemos en contra de nuestras enfermedades, el Espíritu no tiene de donde agarrarse a nuestro favor y en contra de las enfermedades, el Espíritu no tiene entonces, de donde agarrarse en contra con nosotros. El verso 26 agrega: “pues qué hemos de pedir como conviene no lo sabemos.” Esto implica que nosotros NOS AGARRAMOS JUNTAMENTE CON EL ESPÍRITU EN CONTRA DE NUESTRAS DEBILIDADES AL ORAR EN EL ESPÍRITU. Podemos ver entonces que la razón por la cual algunos no reciben sanidad es porque no se ponen en contra de sus enfermedades, con verdadera determinación. “Si El no tiene un intercesor con el cual pueda “agarrarse en contra de …”, El no tiene el medio por el cual traer sanidad.
Otro aspecto interesante que podemos notar es la frase “de igual manera” (vr.26b). Esto quiere decir que el Espíritu ayuda, TAMBIEN. Jesús hizo algo sobre nuestras enfermedades. “El mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias.” (Mr. 8:17), asi que podemos parafrasear correctamente, “el Espíritu también nos ayuda en nuestras enfermedades.”
Ya sea en enfermedad ó en situaciones adversas, la oración mental nunca será tan eficaz como la intercesión espiritual, según nos enseña el apóstol Pablo. A veces cuando oramos por otros la carga puede ser muy grande. Estamos tomando su lugar. UN INTERCESOR ES AQUEL QUE TOMA EL LUGAR DE OTRO. Cuando surgen problemas personales, a la familia, ó a nuestras amistades debieramos arrodillarnos y orar: “Señor, yo no sé cómo orar acerca de esto; no sé orar como debiera. Pero Tu sabes, y Tu palabra dice que el Espíritu Santo es mi Ayudador en la intercesión. Confio y creo que Tu me vas a ayudar ahora.”