El que no se halló inscrito en el libro de la vida
fue lanzado al lago de fuego…
No entrará en ella (en el cielo) ninguna cosa inmunda,
o que hace abominación y mentira,
sino solamente los que están inscritos
en el libro de la vida del Cordero.
Apocalipsis 20:15; 21:27.
El gran trono blanco (2)
(Léase Apocalipsis 20:11-15) La Biblia es muy clara: ante el tribunal de Dios todo hombre será juzgado según lo que haya hecho en su vida. ¿Hay alguna forma de escapar a la condenación? Sí, recibir hoy a Jesucristo como Salvador; de este modo su nombre estará inscrito en el Libro de la vida. Por el contrario, cuando se celebre el juicio final, será demasiado tarde. El Libro de la vida será abierto, y se constatará que los que son juzgados no se hallan inscritos en él.
La justicia de Dios se rodea de todas las garantías, pues la condenación será pronunciada sobre dos testimonios inapelables:
–Por una parte, la presencia de obras malas, es decir, todas las acciones de los hombres registradas en los libros.
–Por otra parte, la ausencia del nombre del culpable en el Libro de la vida.
Para estar un día en el cielo es imprescindible estar inscrito en el Libro de la vida. Si no… ¡Cuán terrible es pensar en ser juzgado según sus obras! Incluso nuestras mejores acciones tienen alguna mancha a los ojos de Dios, quien lee en nuestros corazones. A nuestros actos muchas veces les agregamos sentimientos poco nobles, por ejemplo el deseo de aparentar, el orgullo.
Por lo tanto, no dudemos en ir a Dios para obtener su perdón. Él dio a Jesús, “su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna… El que en él cree, no es condenado” (Juan 3:16- 18).
Fuente: Amén-Amén