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1260 dias

Apocalipsis: El Orden Perfecto del Cielo (53).

junio 30, 2012 by admin 2 Comments

Oí una potente voz que provenía del trono y decía: «¡Aquí, entre los seres *humanos, está la morada de Dios! Él acampará en medio de ellos, y ellos serán su pueblo; Dios mismo estará con ellos y será su Dios. Él les enjugará toda lágrima de los ojos. Ya no habrá muerte, ni llanto, ni lamento ni dolor, porque las primeras cosas han dejado de existir.» Ap 21:3,4

En estos versículos podemos vislumbrar, aunque sea con nuestras limitaciones, lo que será en el cielo la maravillosa experiencia de nuestra íntima comunión con Dios.

“Él acampará en medio de ellos…” se refiere al tabernáculo donde la presencia de Dios estuvo siempre en medio de ellos.

Por otra parte nos hace recordar a la peregrinación de Israel por el desierto, donde Dios moraba en medio de su pueblo en el tabernáculo. A su alrededor estaban las tiendas de las doce tribus de Israel que sumaban toda una nación.

De la misma manera, el Verbo de Dios, al hacerse hombre, acampó (en gr. eskénosen, puso su tienda de campaña) entre nosotros (Jn 1:14). Ahora, sin embargo, en la mansión celestial habrá un solo tabernáculo donde el padre celestial vivirá con los suyos en una perfecta comunión.

Es maravillosa la frase “y ellos serán su pueblo.”, pues aquí se trata de la renovación del pacto de Dios con este pueblo que tanto ama y que tantas veces se ha alejado de El. Ahora, sin embargo, esta renovación es definitiva y gloriosa. El pacto ha llegado a la perfección y todas las promesas se han cumplido. ¡El pueblo de Dios ha llegado a su casa!

Ni lágrimas, ni muerte.

El vr 4, nos da a entender una verdad muy alentadora, que no habrá mas lágrimas que enjugar, pues en el orden perfecto del cielo, todo aquello que causa el dolor y tormento del alma – que es el pecado – habrá desaparecido por completo.

En este contexto celestial no existirá ya la muerte, no habrá que lamentarse, ni existirá trabajo que resulte penoso para el hombre redimido. El orden de vida actual, donde toda clase de calamidad impera y destruye lo mejor de la naturaleza humana, habrá desaparecido. A su vez la gloria de la comunión con Dios volverá con creces a manifestarse en una felicidad indescriptible por la relación personal con Dios recuperada.

El mismo Señor Jesucristo declara en la eternidad:

El que estaba sentado en el trono dijo: «¡Yo hago nuevas todas las cosas!» Y añadió: «Escribe, porque estas palabras son verdaderas y dignas de confianza.» (Vr. 5).

Si le tiene que ordenar nuevamente a Juan que escriba, es sin duda, porque el apóstol debía estar absorto contemplando la persona de Cristo y la gloria que le rodeaba. ¿Y quién podría moverse cuando El habla? El mismo continua diciendo:

También me dijo: «Ya todo está hecho. Yo soy el Alfa y la Omega, el Principio y el Fin. Al que tenga sed le daré a beber gratuitamente de la fuente del agua de la vida. (Vr. 6).

De una manera muy determinante, el Señor da a conocer cualidades de su carácter, para que quede claro Quién es el que ha hablado, como por ejemplo:

“Yo soy el Alfa y la Omega…” expresión que también hemos visto en 1:8. Se refiere a la primera y la ultima letra del alfabeto griego, lengua en la que está escribiendo Juan. Dando a entender que El es el comienzo de todo.

“… el Principio y el Fin.” De manera que la frase es equivalente con la anterior y la completa. Dejando establecido inequívocamente, que el que comenzó la historia humana, y controló su desarrollo en los tiempos, es el mismo que la culmina. Tanto mas cuando el sentido profético de la historia tiene que ver con la salvación eterna del hombre. Donde Cristo es su causa y el centro mismo donde todo se completa.

La invitación a beber del agua de la vida es siempre vigente. El alma humana sin Dios es un desierto seco y vacío. La invitación a beber del agua viva es al que verdaderamente tiene sed, a toda persona que íntimamente se insatisfecha. A través de toda la biblia se repite esta invitación vez tras vez. ¿Y quién no la necesita? Vea Is 55:1; Jn 4:10, 13, 14; 7:37-39. ¡Jesús es el agua viva que el alma necesita para conocer la verdadera felicidad!

Al que venciere

En los versículos 7 y 8 vemos un contraste muy llamativo entre sí, porque nos muestra los destinos opuestos de los malvados y de los que aman a Dios.

Primero, vemos que encierra una gran motivación pues promete bendición para “para los que venzan”. Y es llamativo porque esta expresión ocurre en el libro unas ocho veces. Esto tiene especial sentido, pues, en un libro que narra la lucha diaria por mantenerse firme en la fe, cobra especial relevancia (ver 1Jn 5:4). Juan mismo se encuentra desterrado por el emperador en la isla de Patmos mientras escribe. Entretanto la iglesia lucha cada día entre la vida y la muerte para mantenerse fiel en un imperio diabólico e idolátrico.

Así, por dura y dramática que sea la aflicción que cause esta persecución sufrida por la fe, el creyente mira la promesa concreta para “el que venciere”. Dice que “heredará estas cosas”, refiriéndose a todas las cosas que se han dicho acerca de la fe eterna. Y que encontramos a través de las páginas de la Biblia, como señales en el camino que nos impulsan a seguir el santo llamamiento. El alcance de lo que el vencedor recibirá se da a entender por la frase siguiente:

“… y yo seré su Dios y él será mi hijo” ¡Que maravillosa promesa y que inmenso privilegio! En otras partes de las escrituras encontramos también esta idea por demás alentadora (Ex 4:22; Dt. 14:1; 2 Sam. 7:14; Ro 8:17).

 

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Apocalipsis: La Gloria del Cielo (52).

junio 4, 2012 by admin 5 Comments

Capítulo 21

Cielos nuevos y tierra nueva

“Después vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra habían dejado de existir, lo mismo que el mar”. (Ap 21:1).

La revelación que Juan escribe en su libro, no tiene su punto final con el espanto y el terror de los que fueron rechazados por su incredulidad.

La conclusión del relato en todo caso, será una descripción maravillosa de la bendita felicidad de los creyentes que con valor han persistido hasta llegar al cielo.

Ya no se trata del orden social establecido en el mundo del hombre pecador. Todo lo contrario. Se trata del hogar eterno en su plenitud y en su gloria. De lo que el mismo Señor Jesucristo prometió a sus seguidores:

En el hogar de mi Padre hay muchas viviendas; si no fuera así, ya se lo habría dicho a ustedes. Voy a prepararles un lugar. (S. Juan 14:2).

Un pasaje muy reconfortante y que nunca nos cansaremos de leer. Cuando se trata de una de las mas hermosas promesas para la fe cristiana. ¡La gloria del cielo! Es en estas maravillosas páginas que se inspiró San Agustín para escribir una de sus obras célebres: “La ciudad de Dios”.

Se trata, por otra parte, de no olvidarnos de donde somos, y frecuentemente, levantar nuestros ojos hacia el cielo. San Pablo también nos ayuda enseñando acerca de este concepto de una fe con proyección eterna, de esta manera:

“Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios.Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.

Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria”. (Col. 3:1-4).

La convicción de una eternidad que nos espera, nos hace personas con visión. Amamos el cielo, porque allí se encuentra nuestra verdadera morada. Con su realidad en el corazón marchamos lleno de esperanza por este mundo. Como peregrinos. Con la certeza que ninguna prueba o dificultad será suficiente para detenernos. Tal como lo describe Juan Bunyan en su libro “El progreso del peregrino” -que les recomiendo leer para vivir una experiencia verdaderamente apasionante en la fe – cristiano, el personajes principal pasa por muchas tribulaciones. Pero sabiendo el que en su corazón el cielo es su hogar, cada acontecimiento es solo permitido para llevarlo a las puertas de la gloria.

 

El mundo tal como lo conocemos nosotros había dejado de existir.

Así comienza declarando Juan en esta sección de su relato,tal como lo describe el verso 1. En otras palabras el planeta tierra ha desaparecido. Tal es lo que Juan está viendo. Por cierto, en este punto hay muchas apreciaciones diferentes. Sin embargo parece estar muy claro que la transición es definitiva. Mas aún si tenemos en cuenta lo que nos enseña también Pedro en su epístola:

Pero El Día del Señor vendrá Como un ladrón.En aquel día los cielos desaparecerán con un estruendo espantoso, los elementos serán destruidos por el fuego, y la tierra, con todo lo que hay en ella, será quemada.

Notas al pie: 2 Pedro 3:10 sueros: quemada. Var. Quedara Al Descubierto.

Es notable, que al parecer, esta descripción implicará grandes cambios físicos en el universo. Además, la idea es de una destrucción violenta y total. Hay en las frases una fuerza muy ilustrativa “los cielos pasarán con grande estruendo” (VRV), lo que puede referirse a una gran explosión, tanto por agentes internos de la humanidad misma, o externos procedentes del mismo espacio donde gravita la tierra.

Dice también “los elementos ardiendo serán deshechos” (VRV), lo cual como podemos ver involucra que la tierra “y las obras que en ella hay serán quemadas.” Así que no sabemos, si los cielos nuevos y la tierra nueva se refiere a esta tierra, la cual será renovada. O, en mejor de los casos, se trata de otra totalmente distinta. Aunque personalmente, pienso que esto es lo mas acertado de afirmar. Pues, creo sin lugar a dudas que Dios hace verdaderamente las cosas nuevas. La biblia afirma que el origen de todas las cosas es espiritual. Y así, el espíritu del hombre redimido, vuelve a su casa, a su hogar celestial. Donde lo espera una dimensión acabada de perfección.

A este pensamiento, le sigue otro punto sumamente interesante. Que si luego de la segunda venida de Cristo tendremos cuerpos espirituales, incorruptibles y glorificados, esto solo tiene sentido, ante el hecho de que no estamos ya confinados a un planeta, ni a casa material ninguna.

Antes, podremos recorrer libremente las esferas ilimitadas del espacio creado y de la eternidad,siguiendo los pasos de nuestro amado Señor. Meditemos en esto. Como El, luego de la resurrección, subió al padre y regreso con un cuerpo glorificado pero muy especial en sus capacidades.

El relato del evangelio nos dice que pasó a través de las paredes, y se presento en medio de la habitación donde estaban encerrados los discípulos por temor a los judíos. Ellos se aterrorizaron pensando que era un fantasma. Para tranquilizarlos Jesús les pide algo de comer. Y delante de sus ojos se come un pescado y un panal de miel.

¿Qué clase de cuerpo es uno que sube a la eternidad, hasta el trono del Padre, y luego baja en medio del hombre mortal y participa de sus alimentos? Esto que representa un gran problemas para un científico, no es mas que una señal de gozo para el cristiano!

Solo su cuerpo resucitado y glorificado podía hacerlo. Este era el primer precedente. Un cuerpo humano transformado y glorificado por el poder de Dios. Y lo maravilloso es que la escritura afirma que el Señor Jesucristo fue el primogénito entre “muchos hermanos”. Luego le seguimos nosotros!

Si por fe podemos afirmar que “Pues, como el es, así somos nosotros en este mundo”, (1 Jn 4:17). ¡Cuanto mas en la eternidad! El cielo nuevo y la tierra nueva es una clara descripción del cielo de Dios donde habitaremos los creyentes sin limitaciones físicas ni humanas. Y transformados a su imagen.

Por otra parte, los nuevos cielos y la nueva tierra ya habían sido profetizados por Isaías (Is. 65:17; 66:22), pero la conexión no es con la eternidad, sino con el milenio. La consecuencia ha sido que esto ha producido confusión en muchos autores, ya que no lograron percatarse del doble plano que encierran dichas profecías.

Es decir, aplicaban en la misma profecía, sucesos separados históricamente entre sí por muchos siglos. Así que no debemos confundir el milenio, que es un tiempo de gobierno de Dios en la tierra, con el establecimiento eterno de los cielos nuevos y la tierra nueva, que simplemente son manifestados ante los ojos de Juan como una realidad ya existente, como hemos visto.

La nueva Jerusalén

Vi además la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que bajaba del cielo, procedente de Dios, preparada como una novia hermosamente vestida para su prometido. (Ap 21:2).

Sorprende la descripción de la escena. La nueva Jerusalén es llamada aquí la ciudad santa, pues representa la morada de Dios. La visión de Juan deja bien claro que está describiendo algo que viene desde fuera de la tierra y que existía desde antes en el cielo (vea Juan 14:2; Heb 12:22-24).

Aquí, quiero transcribir un párrafo que me parece muy interesante acerca de la frase “bajando del cielo” en este verso que hace el reconocido comentarista Matthew Henry:

“La misma expresión se halla en 3:12, y esta repetición es notable, pues favorece la idea sostenida por muchos autores de que la nueva Jerusalén existía ya antes de ahora en el cielo (comp. con Jn 14:2) y se hallará, durante el Milenio, en torno a la tierra, como un satélite girando en su órbita, siendo retirada de la escena durante la destrucción de la primera tierra y el primer cielo, para descender después a la nueva tierra y posarse allí para siempre”.

Luego se destaca la frase “hermosamente vestida (o acicalada) para su prometido”, (Ap 19:7,8; Ef 5:27). Preparación esta que solo se puede alcanzar a través de la gracia (Ef 5:26,27), que justifica y santifica a la iglesia, para presentarla santa y sin mancha a su prometido.

De una u otra manera el cielo se manifestará en toda su gloria. Y cada uno de los que hemos creído seremos parte de su irrupción en el horizonte próximo de la historia humana. Historia que tiene un solo centro y un único clímax: Jesucristo! ¡Alabado sea su Nombre!

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Apocalipsis: El juicio final ante el gran Trono Blanco (51)

marzo 9, 2012 by admin 5 Comments

Juicio de los muertos

11 Luego vi un gran trono blanco y a alguien que estaba sentado en él. De su presencia huyeron la tierra y el cielo, sin dejar rastro alguno.12 Vi también a los muertos, grandes y pequeños, de pie delante del trono. Se abrieron unos libros, y luego otro, que es el libro de la vida. Los muertos fueron juzgados según lo que habían hecho, conforme a lo que estaba escrito en los libros.13 El mar devolvió sus muertos; la muerte y el infierno[a]devolvieron los suyos; y cada uno fue juzgado según lo que había hecho.14 La muerte y el infierno fueron arrojados al lago de fuego. Este lago de fuego es la muerte segunda.15 Aquel cuyo nombre no estaba escrito en el libro de la vida era arrojado al lago de fuego.  (NVI).

Notas al pie:
  1. Apocalipsis 20:13 infierno. Lit. *Hades; también en v. 14.

 

El juicio final, vv. 11-15

“Este pasaje contiene uno de los mensajes más personales de la Biblia. Debemos leerlo a menudo: nos ayudará a estar preparados para responder cuando se pase lista.” Henry Halley

Cómo ya hemos visto este juicio tendrá lugar después de los mil años del Reinado Milenario de Cristo sobre la tierra, que será seguido por el evento de la segunda resurrección.

El v11, comienza con la aparición ante los ojos de Juan de un gran trono blanco ocupado por la majestuosa figura del Dios eterno. Tan gloriosa es esa presencia, que dice que el cielo y la tierra huyeron delante de El. Algunos creen que el fuego es la causa de la huida teniendo como referencia 2 P 3:10-12.

Un aspecto muy destacable, es que el juicio es completo y definitivo. Al punto que personas de toda época y región de la tierra estarán allí. Ante la realidad de que todos los motivos del corazón humano y sus hechos estarán allí reflejados en los libros.

De este día tan terrible, es el que nos habla Pablo, cuando dice: “El día en que Dios juzgará los secretos de toda persona”. (Ro. 2:16).

Por otra parte, podemos notar que solo habrá dos clases de personas. Los salvos y los perdidos. Pues nos dice que en “los libros” estarán escritas todas las obras de la gente. A su vez, se nos hace notar que otro libro fue abierto, es decir, “el libro de la vida”… haciendo una clara diferenciación, entre este, y “los libros” en base a cuyo contenido serán juzgados los muertos.

¿Por qué esta diferencia? Puede estar preguntando el lector. Pues, precisamente, porque el Libro de la Vida es donde están registrados todos los redimidos. Los que formaron parte de la primera resurrección (arrebatamiento) y también los que creyeron en el milenio (1 Tes 4:15,16; Ap 20:6). Lo que nos tiene que quedar claro: El juicio del gran trono blanco solo está relacionado con las personas cuyos nombres no están registrados en el libro de la vida.

Así, aunque la figura de este relato es terrible. Sin embargo, nos ayuda a tomar conciencia de estar siempre preparados. De conocernos mejor a nosotros mismo a través de la Palabra de Dios. Para el verdadero cristiano, estas imágenes no causan miedo o confusión ninguna. Al contrario, traen gozo y reverencia profunda a nuestro Dios y Padre que nos ama tanto, que ha provisto una salvación tan grande por medio de nuestro Señor Jesucristo. Bien podemos proclamar con certeza: “Dichosos y santos los que tienen parte en la primera resurrección. La segunda muerte no tiene poder sobre ellos” (Ap 20:6). ¡Gloria a Dios por una esperanza tan completa!

 

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Apocalipsis: El Destino Final de Satanás (50)

febrero 22, 2012 by admin 3 Comments

Apocalipisis 20:7-10

El diablo es lanzado al lago de fuego y azufre

Ya hemos visto en los capítulos precedentes (17-19) como todo el sistema diabólico mundial, representado por Babilonia y la bestia y el falso profeta como los agentes de Satanás eran completamente destruidos.

Al cumplimiento de los mil años, nos dice que será suelto deliberadamente – lo cual comprueba de una manera precisa que todo hecho en la historia humana, aún las fuerzas espirituales de maldad que lo generan – están bajo el control soberano de Dios.

En este momento de la historia, ha llegado otra vez el momento esperado por el diablo. De manera que aunque no se nos brindan mas detalles, vemos que la reacción del enemigo es violenta y furiosa. Como no podía ser de otra manera. Es como un intento desesperado, ya que el objetivo es recuperar el dominio sobre la tierra.

El v 8 comienza describiendo la actividad con la que comienza este plan diabólico. Es decir, con el engaño. Siempre será esa el arma que Satanás usa contra el ser humano. Magog es un nombre que define en general a muchas naciones, especialmente descendientes de Jafet (Gn 10:2) y el príncipe es Gog. Ezequiel también relata algo similar en los capítulos 38 y 39, los que nos ayuda a entender a lo que se refiere Juan. Es decir, los enemigos de Dios de todas las naciones que descenderán contra la ciudad santa.

Algunos lectores y estudiosos se preguntan al llegar a este punto: ¿Cómo pudo Satanás reunir a un número tan grande seguidores, si estuvo encadenado durante mil años y la humanidad vivió en un reino de justicia? Es necesario entender entonces, que como desde el principio Dios dio al hombre libre albedrío, de la misma manera será en el milenio.

Y también de que aunque será un reinado de justicia, sin embargo la naturaleza del hombre seguirá siendo pecadora.También nos hace reflexionar como cuando hay bonanza y prosperidad el hombre se olvida de Dios y le da la espalda. Como en nuestros días, y aún en las iglesias, que les molesta que se les enseñe un mensaje bíblico que habla del mal, del pecado y del diablo. Prefieren hacer oídos sordos y continuar mirando al diablo como un personaje de cómic rojo, con cuernos y tridente, mas bien inofensivo… que es lo que el precisamente quiere. ¡Y que decir si les hablamos de arrepentimiento!

Así reflexionamos, por el posible motivo que Dios tuvo al soltar al diablo. Debían ver otra vez, que el mal es una realidad, y que necesitaban a Cristo como Salvador de sus vidas. Pero luego de esa ultima oportunidad la humanidad nunca volverá atrás para mal. Solo vivirá en la plenitud de Cristo y de su Gloria!!Por último, en este relato tenemos el destino final de Satanás. El lago de fuego y azufre el cual pasa a compartir con la bestia y el falso profeta que ya le habían precedido.

En este punto muchos siguen preguntándose: “¿pero acaso el diablo no habita de por siempre en el infierno?” Pues nada mas alejado de la verdad. La escritura nos deja bien informados de que Satanás es “el príncipe de la potestad del aire”, y “el dios de este mundo” (2 Co 4:4). Así todo su ejercito puede deambular por los aires y la tierra hasta que sean expulsados del cielo (Ap 12:7-9). Ya hemos visto que toda su actividad termina con el regreso de Cristo a la tierra, donde es atado y encadenado en el abismo, y luego liberado por un breve período de tiempo, al final del cual es arrojado al lago de fuego y azufre donde – nos relata el v 10 – junto con todas las almas perdidas vivirá para siempre en tormento de “día y de noche por los siglos de los siglos”.

Otra vez, cerramos la página del relato para entrar a otra, no menos impactante y conmovedora cuando de la eternidad se trata. Tiene que ver con el destino eterno de las almas de los hombres. Lo veremos en la próxima entrega. ¡Bendiciones!

 

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Apocalipsis: Eventos Del Milenio (49)

febrero 8, 2012 by admin 3 Comments

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Apocalipsis

Capítulo 20

Versos 4-6

Eventos del Milenio

4 Entonces vi tronos donde se sentaron los que recibieron autoridad para juzgar. Vi también las almas de los que habían sido decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios. No habían adorado a la bestia ni a su imagen, ni se habían dejado poner su marca en la frente ni en la mano. Volvieron a vivir y reinaron con *Cristo mil años.5 Ésta es la primera resurrección; los demás muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron los mil años.6 *Dichosos y santos los que tienen parte en la primera resurrección. La segunda muerte no tiene poder sobre ellos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años.

La breve descripción de estos versos, comenzando con el v. 4, se refiere de una manera bastante breve a procurar describir los acontecimientos mas importantes de este nuevo orden milenario. Juan comienza aquí contemplando unos tronos y también a quienes se sientan en ellos (Lc 22:29-30; Mt 19:28). El Señor debemos recordar adelantó a los apóstoles que habrían de juzgar a las doce tribu de Israel.

Pero lo llamativo en este v. 4 es la acotación a “… las almas…” ya que se refiere a los mártires que habían sido decapitados -según la costumbre de las ejecuciones romanas- por negarse a adorar a la Bestia, ni reconocer su falsa autoridad, guardando el testimonio de Jesucristo con sus propias vidas. ¡Cuanto amor por el Salvador! ¡Que entrega! ¡Que compromiso! ¡Que consagración! Como sacude este testimonio, el lecho de una iglesia contemporánea que duerme el sueño de la complacencia. “Despiértanos Señor… porque a la puerta está el cumplimiento de la profecía!”

“Volvieron a vivir”… añade Juan, sí… volvieron a vivir, porque Dios no es Dios de muertos, sino de vivos pues para él todos viven! (Lc. 20:38). Nada nos puede separar de su amor… ni siquiera la muerte… que para el cristiano es nacer a la verdadera vida… como la cigarra cuando abandona su hábitat para elevar sus alas al vuelo de la verdadera libertad.

Así ellos, habiendo vencido la muerte “reinaron con Cristo mil años”. Ahora podrían gozar de las bendiciones de haber ofrendado sus vidas a su Señor.

¿Qué incluía ese nuevo estado de resurrección? Administrar el reino universal en la tierra como reyes, para concluir luego en un estado perfecto proyectado hacia la misma eternidad, como veremos luego en el capítulo siguiente.

Ahora bien, al llegar al v. 5, no debemos confundirnos, y entender, que los del v. 4 ya estaban resucitados. ¿Qué queremos decir?

Pues, que nos ayudará recordar, que esta primera resurrección – teniendo en cuenta todo el contexto del Nuevo Testamento – es una de etapas sucesivas y gloriosas.

Así, tenemos a Cristo que seguramente vendrá acompañado por los mencionados en el pasaje de Mt 27: 52,53.

Luego también, los que hayan participado en el arrebatamiento de la iglesia, según 1 Ts 4:15-17, el cual es muy importante consultar.

También le seguirán, los santos no pertenecientes a la iglesia y que se mencionan específicamente en el pasaje que estamos tratando en el verso 4. Podemos preguntarnos ¿Porqué? Pues, porque así como ellos, fueron humillados públicamente por su testimonio, así, son apartados por el Señor para presentar una victoria notable y relacionada con el establecimiento del reino de Cristo en la tierra.

Y los creyentes que hayan muerto durante el milenio, si entendemos que aun allí existirá la muerte (v. Is 65:20). Aunque aquí hay opiniones encontradas.

Finalmente, viene la segunda resurrección que está relacionada al juicio final de los impíos delante del Gran Trono Blanco. Donde comparecerán solo los incrédulos.

De esta manera el verso 6, enumera frases de bendición para los cristianos, como que son llamados “felices” o “dichosos”, dando a entender así, que se encuentran en un estado de perfecta felicidad, la que solo puede encontrarse en la misma presencia de Dios.

Es notable también la alusión que reza: “Sobre estos la segunda muerte no tiene autoridad”, recordemos que en el verso 14, leemos que “el lago de fuego es la muerte segunda”. Aclarando, así, que los que han muerto en el Señor, no sufren daño alguno de esta muerte segunda, pues “para los que están en Cristo Jesús no hay ya ahora ninguna condenación” (Ro. 8:1). ¡Sus ropas están lavadas con la sangre del Cordero!

Cobra mayor significado todavía, la verdad de que “… serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con El durante mil años”. A quién, si no a estos, se refiere ya desde el capítulo uno Juan, cuando dice en el 1:6, de que Cristo “… nos ha hecho un reino, sacerdotes para su Dios y Padre”. ¡Que maravilloso futuro para los lavados por la sangre del Cordero! Administrar los tesoros sagrados de nuestro Padre… privilegio exclusivo solo de sus sacerdotes y reyes. ¡Aleluya!

 

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Apocalipsis: El Milenio (48).

enero 24, 2012 by admin Leave a Comment

 

 

 

 

 

 

Apocalipsis

Capítulo 20

Otra vez, un ángel, es el protagonista, cuando Juan inicia el relato de otra faceta de  su revelación. Son por lo menos, catorce veces, que contempla un ángel (Ap 10:1;  1:18; 9:1 para citar algunos ejemplos). Las imágenes sobrenaturales se suceden  unas a otras a medida que el Espíritu lo hace recorrer sus caminos reveladores.

Los mil años

1 Vi además a un ángel que bajaba del cielo con la llave del *abismo y una gran cadena en la mano. 2 Sujetó al dragón, a aquella serpiente antigua que es el diablo y Satanás, y lo encadenó por mil años. 3 Lo arrojó al abismo, lo encerró y tapó la salida para que no engañara más a las *naciones, hasta que se cumplieran los mil años. Después habrá de ser soltado por algún tiempo. (Ap 20:1-3 NVI).

El ángel, tiene la guarda de “la llave del abismo”, que es el lugar de los demonios y espíritus inmundos según la Biblia nos enseña (Por ej. Ap 9:1, 2, 11; Lc 8:31; Ro 10:7). En relación con esta responsabilidad, el ángel, tiene la tarea de prender al diablo, atarlo y tenerlo atado por mil años. Ello involucra arrojarlo al abismo, usar la llave para encerrarlo, sellar la prisión y por último soltarlo al finalizar esos mil años.

Así vemos, que por designio divino, previamente planificado, el diablo es totalmente anulado por un lapso de tiempo específico. Lo que resalta de una manera evidente, la soberanía de Dios, en relación a la “autoridad” que el diablo tiene como “príncipe de las tinieblas” sobre la humanidad caída.

Nunca debemos olvidar, que el control de todas las situaciones le pertenece al Señor, aún cuando no entendamos dichos acontecimientos en el orden natural.

En el verso 2, se describe al diablo con cuatro palabras muy claras acerca de quien es… “dragón, aquella serpiente antigua… el diablo… Satanás…”. Vale por su importancia citar aquí un comentario de Matthew Henry que nos clarifica la situación presente y también futura del diablo, respondiendo a una pregunta, así lo expone el:

“Pero dirá alguien: ¿Es que el diablo no está, y ha estado siempre, en el infierno? ¡Pues no! La Palabra de Dios nos asegura que eso no es así: Hasta Apocalipsis 12:8 (comp. con Ef. 6:11,12), vemos que el diablo y la mayor parte de sus ángeles (excepto los de Jud. v. 6) están ubicados en el cielo atmosférico. Desde allí, será arrojado a la tierra en lo mas álgido de la Gran Tribulación (v. Ap. 12:9). Ahora, en el tiempo señalado en el versículo 3, del presente capítulo, es arrojado de la tierra al Abismo (que no es todavía el infierno). Finalmente, en el versículo 10, lo vemos arrojado al lago de azufre ardiente, es decir, al infierno.” Como habrán apreciado es un comentario muy revelador.

Así concluye este relato del verso 3. Describiendo la entrada de la raza humana redimida a un período de paz sin límites en la tierra, que se entiende como el reino milenial y universal en la tierra. Y esto solo será posible debido al plan divino que ha cancelado al diablo y sus mentiras con las que engañaba a los habitantes de la tierra.

Mas allá de los diferentes puntos de vista interpretativos de estos acontecimientos,  debemos tener en cuenta, que su realidad, como un hecho concreto en medio del  devenir histórico, es que se repite tan solo entre los versos 2 al 7, ¡seis veces! … lo  suficiente como para tomar el significado literal, como una realidad, basada en la Palabra de  Dios (2 Ti 3:16). Evento del que tendremos el privilegio de participar todos los que  esperamos la manifestación gloriosa de nuestro Señor Jesucristo acompañado de su  iglesia.

Por ello el estudio, la meditación, o simplemente la lectura de este maravilloso libro, es tan significativa para el cristiano, pues a medida que avanza página tras página en el desarrollo de esta revelación, nuestro corazón se inflama de amor y pasión, esperando ese día glorioso.

Apocalipsis, es el libro que hace arder el corazón del guerrero cristiano, mientras avanza a la ciudad celestial. La misma presencia de Dios lo atrae. El anhelo ardiente de ver su gloria.

Aquí, la visión de lo eterno, renueva las fuerzas debilitadas. El resplandor de Su gloria, da nueva vida al cansado.

Es demasiado grande y maravilloso, para describir con palabras… ¡lo que el Padre a preparado para los que le aman!

 

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Apocalipsis: La Batalla de Armagedón (47).

enero 11, 2012 by admin 1 Comment

 

Apocalipsis Capítulo 19

La condenación final de la bestia y del falso profeta, vv. 17-21

Es, sin duda, majestuosa la figura del ángel, que nos dice que “parado sobre el sol”, gritaba la invitación a todas las aves del cielo, a la gran cena de Dios. Cosa que de alguna manera presenta un gran contraste con las “bodas de la Cena del Cordero” en el verso 9. Pues también queda claro en el texto que es una “cena” para las aves de rapiña (vea también Ez 39:17-20).

Podemos detenernos a considerar el lugar geográfico donde se libra la batalla, y teniendo en cuenta el lugar paralelo anterior en 16:14,16. Donde se nos presenta como Armagedón, es decir la meseta de Meguido, también denominada en otros pasajes como “llanura de Jezreel o de Esdraelón”. Para citar solo algunos eventos importantes, que allí acontecieron, podemos recordar la lucha de Barac contra los cananeos (Jue. 4:5), cuando hasta las estrellas pelearon desde sus órbitas; allí también derrotó Gedeón a los Madianitas (Jue. 7). Allí murió Josías a manos del faraón Necao (2 R. 23:29), entre otros hechos.

“Los reyes de la tierra con sus ejércitos”, son los que hasta este momento tienen todo el poder político y económico. Pero el papel protagónico sobre ellos lo tiene la bestia, es decir, el Anticristo, que es la misma del 13:1-10 y los reyes serán los diez reyes de la gran confederación europea -y a cambio del poder que han recibido- además de otros aliados, ayudarán a la bestia en la batalla final. El verso 20, que nos relata la captura del Anticristo, nos muestra detalles de la actividad que el falso profeta había desarrollado a su favor. Falsos milagros, con los que había engañado sobre la tierra a los que tenían la marca de la bestia.

Debemos notar que en este relato, el Anticristo y su falso profeta son arrojados vivos al infierno (v. 20). Esto aunque no debemos olvidar, que el infierno fue creado para el diablo y sus ángeles (Mt 25:41) Cuando el diablo sea arrojado en el infierno (20:10), el Anticristo y su falso profeta, habrán pasado allí más de mil años.

Por otra parte, del resto de los enemigos solo se nos informa que “fueron matados por la espada de Cristo y que todas las aves se hartaron de sus carnes” (v. 21). Es normal que nos preguntemos ¿a dónde fueron ellos?. Pues, descendieron en su muerte al sepulcro, para acudir unos mil años después, al juicio final ante el Gran Trono Blanco (20:11 y ss), antes de ser igualmente arrojados al infierno (20:15; 21:818).

Tenemos que notar aquí, que la victoria se lleva a cabo, no por las fuerzas celestiales del ejército de Jesucristo, sino por la todopoderosa Palabra de Dios simbolizada por la “espada aguda” (vv. 15,21-VRV) que sale de su boca. Esta palabra es como espada de dos filos, ya que puede ser palabra de gracia y misericordia para unos y palabra de juicio contra otros.

Esta misma palabra deja bien claro por el mensaje del evangelio, que el gran amor de Dios por la humanidad, se hace carne en Jesucristo “para que todo aquél que en El crea no se pierda sino que tenga vida eterna”. El plan de Dios es que cada ser humano se apropie de su gracia y sea bendecido en esta tierra y en la eternidad

Pero también Dios, es en su carácter justo, santo y soberano. En El hay un equilibrio perfecto en su personalidad. Por eso confiamos en un Dios de amor que quiere lo mejor para su creación. Pero la palabra de Dios nos enseña que El no puede contradecir su propia palabra. Sería una locura despreciar su misericordia porque entonces solo queda pasar por un juicio sin misericordia.

No podemos solo tomar los pasajes bíblicos que nos hablan de su amor, e ignorar los que nos hablan de su justo juicio. Como dice un estudioso: “La presente época revela la gracia de Dios y el juicio suspendido. La época venidera aunque continuará siendo revelación de la gracia de Dios, ofrecerá evidencia contundente de que Dios trae a juicio toda obra malvada, y que los que desprecian Su gracia han de experimentar Su ira.”

 

 

 

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Apocalipsis: La Segunda Venida de Cristo (46)

diciembre 29, 2011 by admin 8 Comments

Apocalipsis Capítulo 19

La Segunda venida de Cristo (vs 11-16)

En este momento crucial del relato Juan ve los cielos abiertos, y a Cristo, que regresa a la tierra en la figura de un jinete montado en su caballo blanco. Esta descripción de “ví el cielo abierto” nos hace relacionarla directamente con Ezequiel 1.1, donde también el profeta afirma:

“En el día quinto del mes cuarto del año treinta, mientras me encontraba entre los deportados a orillas del río Quebar, los cielos se abrieron y recibí visiones de Dios.”

Verdaderamente el Espíritu Santo lleva a sus siervos a una dimensión espiritual gloriosa. Las limitaciones terrenas de tiempo y espacio parecen no existir. La actividad espiritual llega a ser de tal magnitud que nos deja sin palabras. Especialmente, porque si lees el Apocalipsis en oración, tu imaginación además de tu entendimiento también recibirá revelación. Y es ante ella, que quedamos sin palabras. Porque ¿cómo explicar con palabras humanas la manifestación de lo sobrenatural?

Este es el gran acontecimiento con el que comienza este libro, y al cual se le llama “la revelación”. Porque este es el momento en que Jesucristo se manifiesta, o revela al mundo en toda su gloria. Recordemos las palabras de Juan en el capítulo uno:

“¡Miren que viene en las nubes!

Y todos lo verán con sus propios ojos,

incluso quienes lo traspasaron;

y por él harán lamentación

todos los pueblos de la tierra. ¡Así será! Amén.

«Yo soy el Alfa y la Omega —dice el Señor Dios—, el que es y que era y

que ha de venir, el Todopoderoso.» (Ap 1:7,8).

Pero quiero que veamos también que en esta manifestación lo hace con toda la gloria y la magnificencia de Dios. Su figura es hermosa, y a la vez temible. Sólo sus seguidores pueden estar delante de el en adoración y disfrutando de su presencia. Los que no quisieron reconocerle… ese día lamentarán. Así lo describe el apóstol:

“Me volví para ver de quién era la voz que me hablaba y, al volverme, vi siete candelabros de oro.13 En medio de los candelabros estaba alguien «semejante al Hijo del hombre»,[a] vestido con una túnica que le llegaba hasta los pies y ceñido con una banda de oro a la altura del pecho.14 Su cabellera lucía blanca como la lana, como la nieve; y sus ojos resplandecían como llama de fuego.15 Sus pies parecían bronce al rojo vivo en un horno, y su voz era tan fuerte como el estruendo de una catarata.16 En su mano derecha tenía siete estrellas, y de su boca salía una aguda espada de dos filos. Su rostro era como el sol cuando brilla en todo su esplendor.

17 Al verlo, caí a sus pies como muerto; pero él, poniendo su mano derecha sobre mí, me dijo: «No tengas miedo. Yo soy el Primero y el Último,18 y el que vive. Estuve muerto, pero ahora vivo por los siglos de los siglos, y tengo las llaves de la muerte y del infierno. Ap 1:12-18.

¿No es hermoso como la biblia se amplía y explica a sí misma? Así sucede, cuando como en este caso, unimos los relatos relacionados aunque estén separado en el desarrollo.

Ante esta primera visión Juan queda tan afectado que cae como muerto a sus pies. ¿Quién podría estar en pie ante semejante gloria? Imaginemos entonces ante este relato del capítulo 19 que estamos tratando, cuando esa gloria de la presencia del Señor se manifieste en proyección a todo el mundo. Sin duda, toda rodilla se doblará!

Hay que notar también que esta es la segunda oportunidad en que se abre la puerta del cielo, como en 4:1 donde tenemos también un relato del arrebatamiento de la iglesia. Ahora en cambio, se abren para que Cristo y su iglesia regresen triunfantes a la tierra. Claro que para comenzar un proceso de conquista que terminará en un reinado de mil años.

Es normal entonces que nos preguntemos, pero ¿quiénes forman parte de esta iglesia conquistadora? Pues todos los santos redimidos del cielo, con los santos del Antiguo Testamento, los santos de la era de la iglesia y los santos de la tribulación. Todos ellos regresan pues deben participar en esa grande y determinante batalla denominada el armagedón.

El Nombre que describe al Señor aquí es Fiel y Verdadero. Los creyentes los saben porque es el mismo Juan quien nos lo ha enseñado (1 Jn 1:9). Gracias a ese carácter perfecto del señor tenemos garantizado el perdón de nuestros pecados. El se mueve en fidelidad y verdad.

La otra característica es su justicia. Nunca debemos dudar que El siempre hará lo que es mejor. Aunque a veces nosotros no comprendamos sus caminos. Sus ojos –v 12– resplandecen como llama de fuego. Nada escapa a su Omnisciencia, El todo lo sabe. Las diademas que ciñen su cabeza representan su autoridad, son muchas porque El es El todopoderoso, y simbolizan la soberanía total y universal. No son perecederas como las del dragón y su agente el anticristo.

“Lleva escrito un nombre que nadie conoce sino sólo él.” Relacionado con los nombres con que se presenta el jinete aquí transcribimos el comentario de H. A. Ironside: “…el sentido de cada uno de los tres nombres es como sigue: a)El nombre que sólo Él conoce indica la gloria eterna del Hijo, al que solamente el Padre conoce; b) el Verbo de Dios alude a su Encarnación (Jn. 1:1, 14, 18); c) el Rey de Reyes y Señor de Señores alude a su segunda venida.”

Por otra parte, se nos dice que el jinete lleva un manto salpicado de sangre (como los generales romanos). Algunos creen que representa a otras batallas victoriosas. Sin embargo se me ocurre que puede representar la mayor de las batallas ganada por Cristo en la cruz del calvario. Su sangre derramada. Que venció al diablo, a la muerte y al pecado. En este caso será precisamente esa autoridad la que será aplicada en la batalla de armagedón contra sus enemigos.

En el verso 14, podemos apreciar el gran ejército que le sigue, que obviamente por la vestimenta “vestidos de lino blanco puro” se refiere a los redimidos. Lo cual no imposibilita que también lo acompañan ángeles, ya que siempre son ellos los que en el mundo espiritual ganan las batallas que se materializan en la dimensión humana.

Ahora en el verso 15, vemos las armas de este majestuoso general que dirige sus tropas victoriosas. La primera es:

a) Su palabra, simbolizada aquí por la espada que sale de su boca. “De su boca sale una espada afilada, con la que herirá a las *naciones.” Dice Bruce: “La espada simboliza el poder irresistible de su palabra de Juicio y de gracia.”

b) «Las gobernará con puño de hierro.» ( Comp. con 2:27; 12:5; Salmo 2:9; Is 11:4). Poniendo de relieve su autoridad indiscutible.

c) “Él mismo exprime uvas en el lagar del furor del castigo que viene de Dios Todopoderoso.” Solo podemos añadir aquí que ya es tarde para pedir misericordia luego de haber rechazado tantas y numerosas oportunidades de redención.

Concluye aquí con el v 16, “En su manto y sobre el muslo lleva escrito este nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES.” Como decíamos al empezar este pasaje, imposible de siquiera poder captar toda la gloria de la persona de Cristo que aquí se presenta. Toda ella es llena de gloria e iluminada por la santidad del carácter de su presencia. El nombre en su muslo manifiesta su poderío y autoridad. Como lo describe M. Henry “… la rebelión contra Dios y contra su ungido (Sal. 2: 1-4) va a ser totalmente destruida. ¡Cómo se aprecia ahora la intimación del mismo Salmo 2:10-12, a fin de llegar a tiempo a la bendición que obtienen los que creen en Él.” ¡Gloria al REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES!

Notas al pie:

  1. Apocalipsis 19:15 gobernará — hierro. Lit. pastoreará con cetro de hierro; Sal 2:9.

 

 

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Apocalipsis: Las Bodas del Cordero (45)

diciembre 14, 2011 by admin 2 Comments



 

Apocalipsis capítulo 19

Las bodas del Cordero

6 “Después oí voces como el rumor de una inmensa multitud, como el estruendo de una catarata y como el retumbar de potentes truenos, que exclamaban:
«¡Aleluya!
Ya ha comenzado a reinar el Señor,
nuestro Dios Todopoderoso.
7 ¡Alegrémonos y regocijémonos
y démosle gloria!
Ya ha llegado el día de las bodas del Cordero.
Su novia se ha preparado,
8 y se le ha concedido vestirse
de lino fino, limpio y resplandeciente.»

(El lino fino representa las acciones justas de los *santos.)

9 El ángel me dijo: «Escribe: “¡*Dichosos los que han sido convidados a la cena de las bodas del Cordero!” » Y añadió: «Estas son las palabras verdaderas de Dios.»
10 Me postré a sus pies para adorarlo. Pero él me dijo: «¡No, cuidado! Soy un siervo como tú y como tus hermanos que se mantienen fieles al testimonio de Jesús. ¡Adora sólo a Dios! El testimonio de Jesús es el espíritu que inspira la profecía.»

Siguiendo la continuidad con el pasaje anterior, ahora vemos que esta gran multitud hace un anuncio. Las bodas del Cordero. Y con un desarrollo que va creciendo paulatinamente en importancia. Pues en este caso, es un clímax, que nos lleva al cumplimiento de la Palabra de Dios para todos los que esperamos viviendo en fe cada día.

Todo el multitudinario coro celestial canta:

“¡Alegrémonos y regocijémonos
y démosle gloria!
Ya ha llegado el día de las bodas del Cordero.
Su novia se ha preparado…” (v. 7).

Al comienzo de este estudio vimos brevemente algunas escuelas de interpretación. Entre ellas la futurista. Ellos creen que la iglesia fue llevada al cielo al comienzo de los siete años de la tribulación (4:1). Esto nos da a entender claramente que el compromiso nupcial de Cristo con su esposa, la iglesia, se hizo ya en el cielo. Esto es también afirmado en 1 Ts 4:17, donde nos dice que la iglesia salió al encuentro del Señor “en el aire”. Aquí se la describe como “preparada” término éste que en el griego significaba “que se preparó a si misma”, es decir, ya perfectamente “ataviada”.

¿Qué significa esto entonces? Que ahora, ya pasada la gran tribulación, y que los reinos del mundo han regresado a manos del Señor y de su Cristo, todo está listo para celebrar el gran banquete en la tierra. He aquí esa diferencia que ha veces confunde el bosquejo de los acontecimientos. Me refiero a que primero Cristo viene “por sus santos” (antes de la gran tribulación) y luego “viene con sus santos” (posterior a la gran tribulación).

En otras palabras, primero la iglesia se fue al cielo -mientras duró la gran tribulación – y luego regresará para reinar con Cristo por mil años.

Aquí debemos detenernos, pues es interpretado por la mayoría de los estudiosos, que al ser arrebatados nosotros la Iglesia – previo a la boda – entraremos en el reino celestial al tribunal de Cristo (que es una tribuna para recibir galardones y coronas). Así lo describe San Pablo:

“Porque es necesario que todos comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba lo que le corresponda, según lo bueno o malo que haya hecho mientras vivió en el cuerpo.” (2 Co 5:10). Vea también 1 Corintios 3:14,15.

Esto es parte de la preparación que ya mencionamos, pues entonces, luego de este juicio el pueblo de Dios estará vestido de gala con lino fino, limpio y resplandeciente porque la sangre de Cristo le habrá santificado y perfeccionado. Con cuanta expectativa anhelamos escuchar a nuestro Señor decirnos: “¡Hiciste bien, siervo bueno y fiel! En lo poco has sido fiel; te pondré a cargo de mucho más. ¡Ven a compartir la felicidad de tu señor!” (Mt 25:21).

Está claro que en esta boda cada creyente es invitado, pues es parte de la novia que representa la iglesia. No importa a que dispensación pertenezca como algunos discuten. Tampoco a que nación. En ese día glorioso solo podrán entrar a la boda los que habiendo sido lavados con la sangre del cordero, y como su novia… “se le ha concedido vestirse de lino fino, limpio y resplandeciente.» (19:8). ¡Que alto privilegio al que somos llamados! Como lo describe el ángel:

“¡*Dichosos los que han sido convidados a la cena de las bodas del Cordero!” Y añadió: «Estas son las palabras verdaderas de Dios.» (19:9).

Ante tales palabras Juan es movido a la adoración. Quizás por todo lo que el ángel representaba. Sin embargo estaba equivocado. Dios no comparte su gloria. Por ello debemos notar que no hay lugar en la fe cristiana y bíblica para la adoración a ángeles. Mucho menos para para la oración a ellos por quienes pretenden desviar la fe de un solo Dios verdadero.


Mientras todo eso sucede en el cielo, paralelamente aquí en la tierra estará la semana 70 o Angustia de Jacob y la gran tribulación. (Daniel 9:24-27, Jeremías 30:5-11, Mateo 24:21). Esto significa que una vez cumplidos los tiempos, la espera para la redención final habrá terminado y Cristo viene desde el cielo con sus santos. Sin duda que en el calendario y en el reloj de Dios, el tiempo se está acercando a su fin. ¡Dichosos los que estamos invitados a la boda del Cordero!

 


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Apocalipsis: Fiesta en el cielo (44)

noviembre 30, 2011 by admin Leave a Comment

Apocalipsis 19

¡Aleluya!

1 Después de esto oí en el cielo un tremendo bullicio, como el de una inmensa multitud que exclamaba:
«¡Aleluya!
La salvación, la gloria y el poder son de nuestro Dios,
2 pues sus juicios son verdaderos y justos:
ha condenado a la famosa prostituta
que con sus adulterios corrompía la tierra;
ha vindicado la sangre de los *siervos de Dios derramada por ella.»
3 Y volvieron a exclamar:
«¡Aleluya!
El humo de ella sube por los siglos de los siglos.»
4 Entonces los veinticuatro *ancianos y los cuatro seres vivientes se postraron y adoraron a Dios, que estaba sentado en el trono, y dijeron:
«¡Amén, Aleluya!»
5 Y del trono salió una voz que decía:
«¡Alaben ustedes a nuestro Dios,
todos sus siervos, grandes y pequeños,
que con reverente temor le sirven!»
6 Después oí voces como el rumor de una inmensa multitud, como el estruendo de una catarata y como el retumbar de potentes truenos, que exclamaban:
«¡Aleluya!
Ya ha comenzado a reinar el Señor,
nuestro Dios Todopoderoso.

Aunque no creo que haya palabras que puedan expresar la grandeza de la gloria de Dios, que Juan estaba viendo, y que revela este capítulo. Sin embargo, Juan ha tratado con todos los elementos disponibles a su alcance, describir la grandeza de esta visión. Es de imaginar la impotencia que habrá experimentado… ¿cómo describir semejantes escenas celestiales?

Por ello, debemos notar que según el verso uno, el relato comienza cambiando del escenario humano a la dimensión eterna. De allí su grandeza. De allí su realidad que supera cualquier intento humano de describirlo.

“Después de esto oí en el cielo…” (v1a), hay como un paréntesis de tiempo entre el relato anterior y éste cuando ya el se encuentra en el mismo cielo. Antes, Juan estaba en medio de la conclusión del juicio de Dios en medio de la Gran Babilonia – que para él representa al imperio romano de su época, perseguidor y verdadero azote de la iglesia de Cristo.

Delante del mismo trono de De Dios, mira y escucha Juan, a una gran multitud que exclama sus constantes aleluyas, expresando a la vez, y de diferentes maneras, el carácter santo y justo de Dios en relación a su fidelidad para con quienes le han seguido, aún a costa de sus propias vidas.

Notemos, que la palabra aleluya, que no se usa en ninguna parte del Nuevo Testamento, en este capítulo aparece cuatro veces en los primeros seis versículos. Esta palabra procede de dos palabras hebreas que significan: “Alaben al Señor” (Sal 135:1).

Continuando con esta idea del verso uno, y ante todo este panorama de fiesta celestial rodeando el trono, nos comenta J. Vernon McGee: “El capítulo 19 marca un cambio dramático en el tono de Apocalipsis. La destrucción de Babilonia, capital del reino de la Bestia, señala el fin de la Gran Tribulación. Lo sombrío da paso al cantar. Hay un pasar de las tinieblas a la luz, de negro a blanco, de terribles días de juicio a espléndidos días de bendición. Este capítulo hace una definida bifurcación en Apocalipsis, y desemboca en el mayor evento para el mundo: la segunda Venida de Cristo. Es el puente entre la Gran Tribulación y el Milenio”.

Podemos notar también, que el relato del verso 4 es semejante a la que ya vimos en 4:4-10, sólo que en lugar de las alabanzas de allí, aquí simplemente tenemos un Amén, seguido del tercer Aleluya del capítulo.

Ahora en el verso 5 se expresa una nueva voz, esta vez “salida del trono”, y ante su invitación la fiesta en los cielos es grande cuando los santos, los veinticuatro ancianos, los cuatro seres vivientes (cap 4), y las demás huestes celestiales reconocen que Babilonia, representativa del sistema político-militar corrompido ha caído y está totalmente eliminada.

Todos estos forman un inmenso coro, cuya magnitud numérica y potencia vocal se pone de manifiesto representándola como una gran cascada y potentes truenos. Las voces elevan su canto con el cuarto y último “aleluya” y sigue con dos expresiones, “ha comenzado a reinar el Señor” y “nuestro Dios, el Todopoderoso”. Será de una gran bendición meditar en estos versos en oración para tu vida. En el espíritu verás como Juan, el futuro de Gloria que espera a su iglesia. Y a todos aquellos que día a día son probados, pero que aún así permanecen fieles, pues han aprendido, que “ha comenzado a reinar el Señor” y “nuestro Dios, el Todopoderoso” tiene la última palabra. ¡Bendiciones!

 

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