Discípulos.
La Humildad En El Servicio (18)
LA HUMILDAD EN EL SERVICIO
1 Co.10:31 “Hacedlo todo para la gloria de Dios.”
Siempre la Persona de Cristo nuestro Señor es el ejemplo a seguir, para nosotros como sus discípulos. Sin embargo muchas veces, descubrimos con dolor que nuestra motivación no es precisamente la de nuestro maestro.
Tres pensamientos que manifiestan la humildad del Dios todopoderoso al tomar forma humana:
1) La gran maravilla de la encarnación es que se desarrolla en la vida sencilla de un niño.
2) La gran maravilla de la transfiguración es que se humilla para descender al valle del endemoniado.
3) La gloria de la resurrección es que desciende para compartir con sus discípulos un desayuno en la playa.
Esto no es un anticlímax sino una gran revelación de Dios.
La tendencia es la de buscar lo maravilloso en nuestra experiencia. Confundimos el sentido de lo heroico con ser héroes.
Héroe es un protagonista o personaje importante.
Heroico es relativo a los héroes , lo que narra o cuenta hechos grandes y memorables.
Una cosa es pasar triunfalmente por una crisis, y otra muy distinta, es pasar todos los días glorificando a Dios cuando:
– no hay ningún testigo
– ninguna posición ilustre
– ninguno que nos preste la menor atención.
Si realmente eres devoto del Señor Jesús has llegado a la sublime altura donde nadie piensa en prestarte atención. Lo único que se nota es que el poder de Dios habita dentro tuyo todo el tiempo.
Necesitamos al Espíritu de Dios en nosotros para hacernos tan absoluta y humanamente suyos que pasemos del todo desapercibidos. Necesitamos del Espíritu Santo para hacer el trabajo más humilde y vil para la gloria de Dios.
La prueba de la vida de un santo no es el éxito humano sino la fidelidad en la vida tal como ella es realmente. Hacemos del éxito en la obra cristiana LA META y nos equivocamos.
Principio: La META ES MANIFESTAR LA GLORIA DE DIOS EN LA VIDA HUMANA, vivir la vida escondida con Cristo en Dios en las condiciones humanas.
Nuestras relaciones humanas son las condiciones verdaderas en las cuales la vida ideal de Dios debe ser exhibida.
Una vida cristiana victoriosa se logra paso a paso por el camino correcto. Fl cristiano redimido que transita por la senda de la obediencia , el compromiso, y la responsabilidad será la persona que Jesús usará para colaborar con El en la salvación del mundo.
Nadie puede edificar su propia empresa sobre el fundamento de Jesucristo. Sal. 127:1. La Iglesia de poder y victoria se compone personas transformadas, no solo de cristianos trabajadores. Recordemos la Iglesia de Efeso y la demanda de Dios Padre.
“Pero tengo contra ti que has dejado tu primer amor.” Ap.2:4.
Así concluimos entonces que NO debemos poner el énfasis en la obras sino en EL SEÑOR DE LA OBRA.
Obediencia, compromiso y responsabilidad, no son en este siglo palabras que generen mucho entusiasmo especialmente entre los jóvenes. Sin embargo, nada puede hacer el Señor de la mies, si encuentra grandes dones y gente capacitada solamente. Estas tres palabras deben ser parte del carácter cristiano que ama a Dios. Amar a Dios es servirle. No en parte sino totalmente.
Así, solo los que han muerto con Cristo (Vea Gálatas 2:20) pueden vivir para servirle. Ellos ya no desean nada terrenal, sus ojos están puestos en las riquezas eternas. ¡Y hacia ellas avanzan con los ojos puestos en el maestro!
HOMILÉTICA:Bosquejando el sermón (15).
CAPITULO 8
ELEMENTOS DEL SERMÓN
D) ANALIZANDO EL TEXTO ELEGIDO. (Conclusión).
Una vez que sabemos el “texto” que utilizaremos, trabajaremos sobre él analizándolo parte por parte. Por ejemplo: 2a.Timoteo 2:1-7, será nuestro texto de trabajo, (podemos leerlo en la versión que utilizamos diariamente y luego en otras versiones, que nos amplíen la interpretación de su contenido).
Análisis textual
Con un lápiz subrayamos todas las “palabras claves”. Y también las frases según creamos conveniente.
Es importante ser creativos, y estar abiertos a que el Espíritu Santo te revele conexiones entre las palabras de los distintos versos que te ayudarán a comprender mejor la enseñanza de todo el pasaje escogido.
Otra manera todavía mejor, en una hoja en blanco vamos escribiendo el pasaje, pero resaltando de diferentes maneras palabras y frases claves. Como verás abajo lo que me ha llamado la atención lo he resaltado en mayúsculas y en negrita. En el papel se puede ir uniendo con una línea o flecha las frases de diferentes versos que están relacionadas. Veámos entonces:
TU, pues, hijo mío (TIMOTEO)
Esfuérzate
en la gracia que es en Cristo Jesús
lo que has oído de mí…
Encarga a hombres fieles idóneos Para enseñar
Sufre penalidades
como buen SOLDADO de Jesucristo.
Se enreda en los negocios de la vida
Ninguno que milita a fin de
agradar a Aquél que lo tomó por soldado.
El que lucha como ATLETA no es coronado
si no lucha legítimamente
El LABRADOR para participar de los frutos
debe trabajar primero
Considera lo que digo y el Señor te dé entendimiento
en todo.
Ahora, busque en el diccionario el significado de todas las palabras que no entiende haciendo una lista aparte.
Luego del análisis textual, en otra hoja, responde las siguientes preguntas:
a) ¿Qué dice este pasaje? ¿Cuál es su enseñanza principal?
b) ¿cómo lo dice?……………………………………… aspecto literario.
c) ¿Para quién y cuándo lo dice?……………………aspecto histórico.
d) ¿Por qué lo dice?…………………………………..aspecto moral y espiritual.
e) ¿Para qué lo dice?…………………………………..aplicación personal.
Debemos responder estas “preguntas” observando el análisis textual y explayarnos lo mejor posible sobre cada idea que se nos ocurra para responder a cada pregunta.
Luego, continuamos con otras dos preguntas:
1- ¿Qué lecciones importantes aprendo en este pasaje?
Enumérelas con ayuda del punto “a”.
2- ¿Cómo puedo aplicarlas a mi propia vida?
Ayúdese con el punto “c”.
Aquí podemos intentar poner el título al “sermón”. Se nos pueden ocurrir más de uno luego decidimos cuál. Por ejemplo podría ser:
a) Consejos de Pablo para todo cristiano.
b) Tres figuras del obrero cristiano.
c) Como conseguir la victoria en el servicio.
d) Prueba, según lo que has estudiado, escoger uno propio.
BOSQUEJANDO EL SERMON
(No olvidemos que la introducción debe contener algo llamativo).
TITULO: (A escoger…) TEXTO: 2Timoteo 2:1-7.
I) INTRODUCCION:
– ¿Les agradaría escuchar esta noche, un bonito sermón acerca de cómo fracasar en la vida cristiana?… Seguramente que no.
-A continuación veremos tres consejos que nos aseguran el éxito en cualquier empresa. Así es, estos consejos pueden convertirte de perdedor ¡en un poderoso ganador!
II ) DESARROLLO
A) Tres consejos en tres palabras.
a) El amor filial de Pablo a Timoteo.
b) Timoteo, un líder tímido.
a- Esfuérzate
b- Escucha
c- Encarga
B) Tres figuras del verdadero discípulo.
a) La figura del soldado.
1) Discípulo = disciplina = soldado.
2) El buen soldado sufre penalidades.
3) No se “enreda” en los negocios de la vida.
4) Sólo busca agradar a Dios.
b) La figura del atleta.
1) El sacrificio y la preparación de un atleta romano.
2) El discípulo como el atleta lucha por una corona incorruptible.
3) Lucha con armas legítimas.
c) La figura del labrador.
1) Para participar de los frutos debe trabajar primero.
2) La importancia de ser diligente en nuestro trabajo.
– secular
– en el reino de Dios
III) CONCLUSIÓN
A la luz de estas figuras: ¿tengo la disciplina del soldado? ¿Estoy consagrado para el Señor? ¿O estoy enredado en negocios que me contaminan?
¿Estoy dispuesto a pagar el precio del sacrificio con la vista puesta en la corona de vida? ¿Cómo soy en mi trabajo: diligente o negligente?
Aquí es importante notar que según el Espíritu Santo nos guíe, haremos el cierre, ya sea con una oración de arrepentimiento, con un desafío personal, o con un llamado a renovar la entrega para un mejor servicio etc.
LO IMPORTANTE ES QUE PREDIQUEMOS SIEMPRE CON UN PROPÓSITO.
Que al terminar, exijamos de los oyentes (con firmeza nacida de un amor sincero por sus almas) una respuesta al mensaje. Y si estamos en oración el Espíritu Santo nos guiará con fuertes impresiones para ministrar a las necesidades de la gente. Seamos sensibles a su voz interior.
Este bosquejo es sólo una guía. El predicador aprende a hacerlo con su propio estilo a medida que va avanzando en su servicio y adquiriendo conocimiento y experiencia.
Que Dios te bendiga, y recuerda, si vas predicar, siempre debes estar creando sermones; corrigiéndolos, trabajando sobre ellos. Y sobre todo, interesándote
personalmente en el tema. Esto, unido a un profundo amor por las personas. Nuestro Señor sirvió hasta estar dispuesto a dar su vida por nosotros. ¿Esperará menos de nuestro ministerio?
Y no olvides:
¡PREDICA CON EL CORAZÓN!
Pastor José Roberto Reina
www.estudiosbiblicoscristianos.net
Instituto Bíblico “PALABRA DE FE”
Relacionado: http://libroscristianosgratis.net/pulpito-cristiano/
HOMILETICA: Ganando la atención del público (14).
CAPÍTULO OCHO
ELEMENTOS DEL SERMON (Continuación…)
C) GANANDO LA ATENCION DEL PÚBLICO.
Muchas veces nos habremos hecho esta pregunta ¿cómo conseguir la atención de nuestros oyentes y retenerla? Es sumamente importante ganar la atención de los oyentes, de otra manera no podremos causarles ninguna impresión.
Por regla general el público tiende a distraerse y de esta manero no pueden recibir la verdad.
Debemos procurar aprender a inspirar su ánimo de manera que se mantengan despiertos. No debemos conformarnos con hablar 30 minutos sin parar y dar por concluida nuestra tarea.
Hay muchos que se conforman con ver un auditorio lleno de cabezas sin importarles si están dormidos o despiertos.
Nuestra oración y nuestro mejor esfuerzo al predicar debe ser el llegar al corazón de la gente con nuestro mensaje. Nunca debemos conformarnos sólo con dar dircursos. No, si antes no hemos logrado conmover los corazones hasta llevarlos a Dios .
Es muy importante para el predicador le atención de todos sus oyentes desde los mayores hasta los más jóvenes.
A veces nos quejamos de que los niños molestan en el culto – si no hay un programa para ellos – ¿no debemos esforzamos para que nuestra predicación atraiga aún a los niños?
Esto es muy importante. A veces es importante mirar fijamente a las personascuando hablamos; nadie a quien se lo observa directamente se mantendrá indiferente mucho tiempo.
A veces lo que no contribuye a la atención son las malas costumbres de los oyentes. Por ejemplo, el hábito nada disimulado de voltear la cabeza para ver quien está entrando.
También algunos que llegan tarde y hacen tanto ruido con sus zapatos y el chirrido de sillas al moverse, que hasta el último asistente se entera de su llegada. Todo ésto ha de corregir el predicador, enseñando nuevos comportamientos. Que claro está tienen que ver con la educación y las buenas costumbres.
Los motivos de la falta de atención pueden ser muy variados pero a continua- ción enumeramos algunos consejos atinentes al predicador, y a la presentación de su mensaje, con el fin de evitar que el auditorio pierda el hilo del sermón.
1- Asegurarnos de que lo que estamos diciendo es digno de oírse y vale la pena dedicar tiempo a escuchar.
Ustedes saben, todos los seres humanos por instinto nos agrada escuchar algo interesante, y en contrapartida desinteresarnos de palabras vacías de contenido. Dice un predicador: “Dadles algo notable, algo que valiera la pena de que un hombre se levantara a medianoche para oírlo y que anduviera 100 kilómetros con ese objetivo.”
2- Asegurarnos también gue nuestro pensamientos estén bien ordenados.
Un montón de buenas ideas entremezcladas sin orden y propósito no harán más que frustrarnos a nosotros y empachar los oídos de la gente.
3- No olvidemos hablar con sencillez.
Esto ya lo hemos comentado. Según el nivel de los oyentes debemos aprender a subir o bajar el lenguaje y el estilo del sermón. Debe ser bendecido el anciano, el joven y el niño.
4- Para ganar la atención de los oyentes debemos predicar de un modo agradable.
Y ésto tiene que ver con la variedad de su estilo de que echará mano el predicador.
5- Y algo sumamente importante: no hagamos tan larga la introducción del sermón que sea mas extensa que el mensaje mismo.
La introducción debe ser breve, y tener algo de interés especial que despertará la expectativa de los asistentes por oír el sermón. Puede ser a través de preguntas, o temas relacionados con hechos recientes de orden público, etc.
Esto es así, porque la introducción es el gancho que captará el interés, despertando la curiosidad del oyente, para así con expectativa no querrá perder nada del desarrollo del sermón. Así que debe contener alguna idea creativa y que despierte o desafié al oyente.
Es sumamente importante cuidarnos de repetir la misma idea muchas veces. Debemos procurar decir algo nuevo en cada frase. Como alguien dijo: “No podemos estar martillando siempre en el mismo clavo” cuando tenemos una Biblia con inmensurables tesoros en sus páginas.
Por otra parte, la mejor manera de ganar la atención de la congregación es cuidarnos de mensajes demasiados largos.
Bien se dice que lo bueno y breve, doblemente bueno.
Un sermón de 30 minutos es más que suficiente si tenemos claro el propósito que queremos lograr; a lo máximo 40 minutos en ocasiones. Es mejor dejar a la gente con apetito que con un empacho de palabras que no quieran oír.
Otra cosa muy distinta es cuando sentimos que la unción del Espíritu nos está dirigiendo porque aunque hablemos dos horas, la gente estará sumamente atenta.
Debemos saber discernir – las técnicas humanas no pueden ayudar a un predicador vacío.
Pero cuando el agua de vida fluye por el hombre, el pueblo recibe con deleite – es más, no quisieran que termine nunca la fiesta en su corazón.
La mejor manera de abreviar nuestro sermón, es estudiarlo mejor y profundamente.
Spurgeon dice: “Predicamos siempre más tiempo cuando tenemos menos que decir. Un predicador que tiene su sermón bien preparado, rara vez pasará de los 40 minutos; si tiene menos que decir, continuará por otros 10 minutos; y cuando no tiene nada preparado, necesitará por lo menos una hora.”
No olvidemos tampoco que sólo por medio del Espíritu Santo se puede conseguir la atención del público. Además, para interesar a otros, debemos primero estarlo nosotros. Si es así, usaremos nuestras mejores facultades para presentar el mensaje.
No es extraño muchas veces, que la gente no atienda, si el predicador no se muestra interesado por su propio tema. ¿Cómo inspirar a otros cuando tu mismo no estás entusiasmado?
Romaine decía que era conveniente conocer el arte de predicar, pero que era una cosa infinitamente mejor, SABER PREDICAR CON EL CORAZON.
Homilética: La voz del predicador – su importancia – (13).
CAPÍTULO OCHO
ELEMENTOS DEL SERMON (Continuación…)
B) SOBRE LA IMPORTANCIA DE LA VOZ.
Lo primero que debemos tener en cuenta es no pensar demasiado en ella cuando hablamos. Podemos tener la más hermosa y dulce voz, pero no
nos servirá de nada si no tenemos nada útil que decir.
“Un hombre dotado de la más excelente voz, y a quien le falten conocimientos y un corazón ardiente, será “una voz clamando en el desierto” o como dice Plutarco: “voz y nada más”. Semejante hombre bien podría lucirse en el coro pero en el púlpito será inútil.”
Esto no quita que pensemos correctamente en nuestra voz. Del modo que aprendamos a dominarla, también dependerá la excelencia de nuestro servicio.
Por ejemplo, es muy importante aprender a dar el tono adecuado al sermón, según el tópico que estemos tratando. APRENDER A MODULAR LA VOZ Y hacer cambios de volúmen, según lo requiera el sentido de la frase, dará vida a la charla y mantendrá la atención de los oyentes.
Especialmente podremos evitar una predicación monótona y aburrida – cuyo efecto puede ser mortífero para la congregación – si somos diligentes en mejorar nuestra vocalización. Queda por demás irreverente un predicador que no sabe pronunciar adecuadamente las palabras de su propio idioma.
Es nuestra obligación servir en la predicación del evangelio con lo mejor de nuestra voz. Tal como lo hiciera el profeta Ezequiel de quien el Señor dijo: ” Tú eres a ellos como cantor de amores, gracioso de voz y que canta bien.” (33:32). Así aunque el pueblo de Israel continuó con un corazón endurecido, Ezequiel se sintió inspirado para anunciar la Palabra de Dios empleando el mejor estilo de su voz y de sus modales.
Debemos también aprender a corregir toda forma de hablar mal aprendida, como también palabras que suenan desagradables a los oídos. Juan Wesley dijo: “Tened cuidado de no retener nada torpe ni afectado, ni en vuestros gestos ni en vuestro lenguaje, ni en vuestra pronunciación.”
Hay algunos que suelen lanzar gritos discordantes tan agudos que se parecen al ruido de goznes aherrumbrados, o a un gato que le han pisado la cola.
Otros usan tonos tan graves en su voz, que parecen más bien lúgubres mensajes venidos del más allá. Se pueden imaginar el efecto que estos tonos sepulcrales pueden causar en las personas enfermas o temerosas que han llegado a la iglesia buscando consuelo.
En resumen entonces, CUIDEMOS NUESTRA PRONUNCIACION, APRENDAMOS A VOCALIZAR BIEN, SEPAMOS CUANDO LEVANTAR O BAJAR EL VOLUMEN DE LA VOZ. No hablemos demasiado detenidamente pero tampoco tan aceleradamente como la carrera de un caballo desbocado. Ambas cosas echan a perder el sermón. El predicador debe armonizar sus pensamientos y su imaginación en relación con su lengua.
Es muy triste escuchar desde el púlpito, exposiciones que no son más que un tropel de palabras sin orden ni propósito.
HOMILETICA: ¿De qué voy a predicar?…(12)
CAPÍTULO OCHO
ELEMENTOS DEL SERMON
A) ENCONTRANDONOS CON EL TEMA.
Seguramente éste es el mayor problema: “¿De qué predicaré este domingo?” Pero recordemos lo dicho anteriormente. “El mejor estudio comienza con la oración.” Martin Lutero afirmó: “Haber orado bien es haber estudiado bien.” Esto debemos repetirlo con frecuencia y no olvidarlo. Dios contestará nuestra oración y nos dará el pasaje. Otras veces nos dirá que no al pasaje que nos había entusiasmado.
De todas maneras una vez escogido el pasaje descansemos en la verdad de que la misma Palabra de Dios “es mas penetrante que una espada de dos filos” y ella misma hará la obra en los corazones.
Una vez claro el punto de partida haremos los siguiente:
1) Debemos poner todo nuestro empeño a través de los medios que poseemos para concentrarnos en nuestro tema.
2) Al escoger nuestros temas debemos hacerlo pensando EN LA NECESIDAD de nuestros oyentes. No por su condición social o económica. Si hacemos diferencia de personas pecamos contra Dios quien ama a todos por igual.
Así que deben ser temas que todos puedan entender. Lo simple no quita lo profundo.
Temas que puedan consolarlos de sus muchas tristezas. Palabras que les animen a confiar en un Dios amoroso. Así que repetimos: debemos pensar en lo que nuestros oyentes realmente necesitan para su edificación espiritual; allí estará nuestro tema.
3- También es útil considerar que pecados se encuentran afectando a la iglesia. Deberemos exhortar con una fuerte autoridad; pero siempre con amor.
4) Nuestra predicación debe contener “todo el mensaje de Dios.”
La iglesia debe recibir une dieta completa. Cada predicación debe estar rela- cionada en algún modo a la anterior.
Sin embargo, no es bueno insistir siempre en la misma doctriná descuidando la variedad del todo, cada parte de la doctrina del Señor es provechosa y cuando una parte falta debilita a los creyentes.
Así que debemos dar a cada parte de la Biblia su propio lugar en nuestro corazón y en nuestra inteligencia. Nuestros sermones deberán nutrirse de toda la verdad inspirada, las doctrinas, los mandamientos, la historia, los símbolos, salmos, proverbios, las promesas, los juicios y las exhortaciones.
Muchas veces aún habiendo perseverado hasta el último momento en oración la inspiración parece no llegar. No debemos olvidarnos entonces, que nuestro servicio “no es con ejército ni con espada, sino con el Espíritu de Jehová. Si confiamos en El no nos desampará, no puede hacerlo porque El es fiel.
5) El predicador debe estar siempre ocupado elaborando sermones, anotando ideas y guardando el material adecuado. Nadie que que desea predicar puede darse el lujo de esperar a último momento para preparar el alimento para su grey.
Atendamos otra vez algunos consejos del “príncipe de los predicadores”:
“…Como precaución, permitidme que haga la observación de que debemos estar siempre preparándonos para encontrar textos y para hacernos sermones. Debemos conservar siempre la actividad santa de nuestro entendimiento. ¡Ay del ministro que se atreva a malgastar una hora!…
La hoja de vuestro ministerio pronto caerá, a no ser que, como el hombre bendito de que se habla en el primer Salmo, meditéis en la ley de Dios de día y de noche.
Vuestras preparaciones para el púlpito son de la mayor importancia, y si las descuidáis no honraréis ni a vosotros mismos ni a vuestra vocación.
Las abejas están haciendo miel desde la mañana hasta la noche y a semejanza de ellas nosotros debemos ocupamos siempre en juntar víveres espirituales para nuestra congregación …
Vosotros los que os alistáis para predicar, debéis encontraros siempre ocupados en la preparación de los mensajes …
Conservad abiertos los ojos y los oídos y veréis y oiréis ángeles. El mundo está lleno de sermones: atrapadlos al vuelo.“
Como vemos entonces, es muy importante mantenernos en una actitud atenta; pues, todo lo que nos rodea puede contener el tema que necesitamos y ante el cual, Dios llamará la atención de nuestra alma.
Homilética: El predicador y su oración privada (11).
(Continuación…)
“Cuando voy a orar – confesó un eminente cristiano – encuentro que mi corazón está indispuesto para ir a Dios y cuando está con El continúa indispuesto a quedarse con El. Es justo en este momento cuando la auto disciplina debe ser ejercitada. Cuando te sientes indispuesto a “orar” NO CEDAS A ELLO sino procura e intenta orar, aunque pienses que no puedes orar.”
Como cualquier otro arte, la oración necesita dedicarle tiempo. Por el tiempo que le dedicamos se expresa el concepto que de su importancia hemos comprendido.
Escuchen la respuesta de Martín Lutero a una pregunta acerca de sus planes para el trabajo del próximo día: “Trabajar, trabajar, trabajar, desde la mañana hasta la noche. Tengo tanto trabajo que pasaré las tres primeras horas en oración.”
No hay otra manera para aprender a orar que orando. No hay curso o método alguno que pueda hacerte un hombre de oración. Sólo tú puedes decidirlo en tu corazón. Dios no te obligará a doblar las rodillas.
Hoy puedes decidir comenzar a probar el camino de la oración. Cualquier problema o duda que se te presente se resolverá ante un hecho indiscutible: la oración es contestada y uno puede gozar de la comunión con Dios.
Qué mejor para inspirar nuestra vida que detenernos en la misma persona de nuestro Señor. Su ejemplo nos ilustra que El vivía pendiente de la oración, al punto que fue la oración la que lo animó a hacer y soportar la costosa voluntad de su Padre.
D. M. McIntyre escribió: “En Lucas 5:16 tenemos una declaración general que arroja una vívida luz sobre la práctica diaria del Señor – “Mas El se apartaba a lugares desiertos y oraba.” En esta ocasión el evangelista nos habla no de una sola vez sino de muchas veces. Era un hábito en nuestro Señor buscar un lugar retirado para orar.” Jesús pasó noches enteras en la oración, (Lc.6:12).
La Biblia nos narra que se levantaba antes del amanecer para tener comunión con el Padre. Sus más profundas crisis estaban precedidas por períodos especiales de oración. (Lc.5:16).
Todas las declaraciones de los evangelistas dejan establecido que era un hábito regular par El, el apartarse a lugares desiertos a orar. Esta misma idea de la necesidad de pasar tiempo en retiros de oración se las enseñó a sus discípulos y debieran hacernos detener a nosotros hoy. (Mr.6:46; Lc.9:28).
Dice un escritor: “Toda oración verdadera agota la vitalidad del hombre. La verdadera intercesión es un sacrificio, un sacrificio de sangre.” Jesús realizó todas sus obras dando muestras de una energía sorprendente.
Pero en cuanto a sus oraciones la escritura dice: “… ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas.” (He.5:7).
Pablo mismo nos enseña el secreto para vivir una vida de oración cuando afirma: “… el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos.” (Ro.8:26b,28).
Nunca te rindas al malestar, a la inercia o a no encontrarte cómodo en la presencia de Dios. ¡Lucha! Pero no con tus armas. Dile al Espíritu que vive en ti: “¡ayúdame en mi debilidad! ¡Intercede por mí!” Y qué maravilloso será ver que el mismo Espíritu Santo se unirá con nosotros y derramará sus súplicas dentro de las nuestras.
En este asunto de la oración hay un sólo maestro: el Espíritu Santo. Su ayuda en la oración es su oficio mas frecuente en el cual lo mencionan las Escrituras.
San Pablo recalca que la oración verdaderamente efectiva es la que se hace “en el Espíritu”. Esta oración produce milagros. Hace temblar al infierno y produce gozo en el cielo.
El hombre al que Dios le ha confiado una responsabilidad en su reino debe saber que el Espíritu Santo se complace en ayudarlo en su debilidad física y moral en cuanto a la oración.
El que ora se encuentra con muchos obstáculos, por ejemplo muchas veces no podremos orar a causa de un gran sentimiento de culpa en nuestro corazón debido a nuestra maldad, entonces sólo el Espíritu Santo podrá aplicar con eficacia el poder de la sangre de Cristo y libertarnos.
También muchas veces nos impedirá orar la limitación de nuestra mente – nos sentiremos como entorpecidos en su presencia. Allí solo el Espíritu Santo que conoce la mente y el corazón de Dios le revelará al hombre cómo orar adecuadamente. Sólo El podrá darle convicción acerca de la voluntad de Dios.
La misma flaqueza de nuestro cuerpo se opondrá a que oremos. Ya hemos citado a Pablo en Gal.5:17.
Pero aquí nos referimos más específicamente al cuerpo humano. Mayormente los que viven en climas tropicales se sentirán decaídos y faltos de concentración para orar. Como dice Pablo el Espíritu vivificará nuestro cuerpo mortal para sobreponernos a las adversidades físicas y también a las condíciones climatológicas.
Y por sobre todo el predicador que ora, debe enfrentarse a la sutil y persistente oposición de Satanás que buscará por todos los medios crear duda, sensaciones de derrota, estados de opresión y también profundos pozos de depresión.
Ante un enemigo espiritual tan poderoso, el hombre que ora cuenta con la fiel presencia sobrenatural del Espíritu Santo, el paracleto (ayudador) que Jesús prometió cuando dijo: “No os dejaré huérfanos; el consolador (parakleto) vendrá a vosotros.”
El Espíritu Santo es mucho más que un ángel – es la misma presencia de Dios – es El mismo como persona viviendo en ti, y ¿sabes algo? El diablo le tiene temor al brazo del Espíritu Santo, porque El levantó a Cristo de entre los muertos!.
Aún si estuvieras muerto … el Espíritu Santo te levantará para orar. Nunca dejes de orar. Ora siempre, en las buenas y en las malas circunstancias. Aún cuando te sientas derrotado clama al Espíritu que te ayude allí donde estés. Entonces, el Espíritu se manifestará en tu corazón, te pondrá de pie y convertirá tu debilidad en fortaleza.
Salmo 34:17: “CLAMAN LOS JUSTOS, Y JEHOVA OYE, Y LOS LIBRA DE TODAS SUS ANGUSTIAS.”
No nos olvidemos entonces:
“Nosotros podemos cultivar la técnica de orar y entender su filosofía; podemos tener confianza ilimitada en la veracidad y validez de las promesas concernientes a la oración. Podemos defenderla tenazmente pero si nosotros ignoramos el papel que juega el Espíritu Santo, habremos dejado de usar la llave maestra. La enseñanza progresiva es necesaria para el arte de orar, y el Espíritu Santo es el Maestro de los Maestros.” (Sanders).
Y hay otros muchos aspectos de la oración que no podremos tratar aquí; terminaremos entonces con estas palabras de Spurgeon:
“La gloriosa bendición que la oración privada atrae sobre el ministerio es algo indescriptible e inimitable que mejor se entiende que se explica; es un rocío que viene del Señor, una presencia divina que reconoceréis en el acto cuando os digo que es “una unción del Santísimo.” ¿Y esto qué es? No sé cuanto tiempo tendríamos que devanarnos los sesos antes de expresar por medio de palabras con la conveniente claridad, lo que significa con la frase de “predicar con unción”; CON TODO; el que predica conoce la presencia de ella; y él que oye advierte pronto su ausencia …
Si la unción que usamos no nos viene del Señor de los ejércitos, somos impostores, y puesto que sólo por medio de la oración podemos obtenerla, persistamos sin cesar en súplicas fervientes. Que vuestro vellón permanezca en la era de la oración hasta que sea mojado con el rocío de los cielos.
No vayáis a ministrar en el templo hasta que os hayáis purificado en el lavacro. No penséis en llevar un mensaje de gracia a los demás antes de haber visto al Dios de la gracia vosotros mismos, y de haber recibido la palabra de sus labios.”
Esto nos lleva a nuestro próximo tema: ¿Cómo y en dónde nace el tema que el predicador expondrá? EL SERMON DEBE NACER EN LA PRESENCIADE DIOS. Por eso el predicador debe amar la oración – sólo a los pies de Jesucristo el Espíritu Santo nos habla. Es recién a partir de ese momento que podemos empezar a trabajar en la elaboración del sermón.